Murallas anaranjadas
Alcal¨¢ la Real y la fortaleza de la Mota, historia y desayunos memorables en la jiennense comarca de Sierra Sur
En un punto de la carretera N-432, entre Granada y C¨®rdoba, se alza Alcal¨¢ la Real, cabeza de comarca de Sierra Sur. Al este queda la Alhambra, el paseo de los Tristes, la belleza de la plaza Nueva, la Bib-Rambla y el mirador de San Nicol¨¢s en la cumbre del Albaic¨ªn, el Sacromonte y las tapas de Chikito. Al oeste, los patios de San Basilio, la mezquita y el patio de los Naranjos, la plaza del Potro, el siniestro Cristo de los Faroles, la m¨¢gica plazuela del Museo Arqueol¨®gico y la cocina de El Caballo Rojo. Pese a tanta triper¨ªa y s¨ªndrome de Stendhal reconcentrado, pese al deslumbramiento que producen las tierras andaluzas, al llegar a Alcal¨¢ la Real, ciudad de frontera en tiempos de reconquista, el viajero a¨²n no est¨¢ inmunizado y el lugar merece parada. Los cerros, sembrados de olivos, entre los que se atisba la fortaleza de la Mota, nos hablan de un paisaje esculpido a fuerza de trabajo. Porque hay paisajes indome?ables, pero otros son una p¨¢gina de historia y literatura, y cuando se va llegando a Alcal¨¢ la Real, se nos vienen a los labios los andaluces de Ja¨¦n, los aceituneros altivos, el decidme de qui¨¦n son estos olivos.
Los olivares enmarcan una ciudad que, sin duda, fue esplendorosa antes y despu¨¦s de la ca¨ªda del reino nazar¨ª de Granada. A¨²n lo es. La fortaleza de la Mota vigila Alcal¨¢ la Real desde su cerro, pero hay que traspasar sus umbrales para conocer uno de los recintos amurallados m¨¢s importantes de Andaluc¨ªa: murallas y adarves; alcazaba; la iglesia Mayor Abacial, punta de lanza de la ciudad; el nevero; las torres¡ La ciudad oculta y su d¨¦dalo de calles aparecen, poco a poco, entre las estr¨ªas del pavimento y nos permiten imaginar las peculiaridades de una vida de frontera. Hay que visitar las tripas de la fortaleza de la Mota para, despu¨¦s, situarnos enfrente y reducirla a imagen, fotograf¨ªa, algo que cabe entre las manos: subiendo por la calle de la Rosa, hacia el colegio de Cristo Rey, y desvi¨¢ndonos un poquito hacia el llamado barrio de las Cruces y San Marcos, obtendremos excelentes panor¨¢micas. Las cuestas piden fuelle, y las leyendas, que adornan cada rinc¨®n, una fantas¨ªa viva.
Miradores redondeados
Sin embargo, puede que las postales m¨¢s hermosas sean las que se ven desde la carretera de las Mercedes, arter¨ªa principal, sobre la que se sit¨²an ricas casas decimon¨®nicas con miradores redondeados, y tambi¨¦n el museo y palacio Abacial, donde el viajero encuentra el punto de informaci¨®n tur¨ªstica. Pero est¨¢bamos hablando de las postales m¨¢s bellas de Alcal¨¢ la Real y esas son las que se vislumbran a trav¨¦s de las calles perpendiculares a las Mercedes que ascienden hacia el cerro de la Mota: la calle de Veracruz o de Ram¨®n y Cajal nos descubren, a trav¨¦s de sus rendijas de casas blancas y balcones negros, retales de la muralla anaranjada contra un cielo azul. Incontestable y alto. La ciudad est¨¢ entre los 900 y los 1.000 metros de altitud: en invierno es muy fr¨ªa y en verano un poquito m¨¢s fresca. Un poquito. Los participantes en el festival Etnosur, que casi triplica la poblaci¨®n a mediados de julio y se celebra desde hace ya 20 a?os, se ba?an en las fuentes de la plaza de los ?lamos, vergel en la almendra central de Alcal¨¢. Despu¨¦s, en las terrazas de Las Catacumbas o del R¨ªo de Oro beben cerveza fresquita o disfrutan de uno de los mejores desayunos que un ser humano puede llevarse a la boca: una tostada de pan con aceite y tomate cubierta con un arom¨¢tico jam¨®n serrano. Mi amiga Lola dec¨ªa: ¡°El jam¨®n es una flor¡±. Ten¨ªa m¨¢s raz¨®n que una santa. Hay versi¨®n mar¨ªtima del desayuno: tostada cubierta de at¨²n. Tambi¨¦n est¨¢n buenas y son abundantes las del bar Madrid, casi al ladito de la iglesia de la Consolaci¨®n y a unos pasos de la Domus Herculana, yacimiento arqueol¨®gico sobre el que hoy se levanta respetuosamente un moderno y luminoso centro cultural, La Tejuela. Enfrente, en los jardincillos de la calle Real tropezamos con el palacete de la Hilandera. A mediod¨ªa podemos tapear o comer en Zacat¨ªn, Torrepalma o El Rinc¨®n de Pepe. Dicen que aqu¨ª lo t¨ªpico es el pollo a la secretaria, que se estofa en una salsa de h¨ªgado y verduras. Las panader¨ªas, como la Pur¨ªsima, huelen a anises y a magdalenas reci¨¦n hechas.
El escultor Mart¨ªnez Monta?¨¦s, maestro de la escuela sevillana de imaginer¨ªa, naci¨® en Alcal¨¢ la Real. En una de las calles perpendiculares a las Mercedes se reproduce en un azulejo un fragmento del retrato que le pint¨® Vel¨¢zquez. El escultor tambi¨¦n da nombre al teatro y a ¨¦l se dedica una estatua ubicada en la plaza del Ayuntamiento con su curioso reloj, obra del relojero local Fernando de Tapia, que refleja las fases lunares. Las casas de Enfrente albergan el bar Plazhita, con su agradable terraza. Dicen que por aqu¨ª anduvo el arcipreste con su buen amor. Tambi¨¦n es de aqu¨ª la estupenda Amparanoia, pero a¨²n no le han hecho una estatua a la cantante. Al menos, esta viajera no supo encontrarla.
Marta Sanz es autora de la novela Far¨¢ndula, Premio Anagrama 2015.
Gu¨ªa
C¨®mo llegar
Informaci¨®n
- Alcal¨¢ la Real (22.524 habitantes) se sit¨²a en coche a unos 50 kil¨®metros de Granada, a 115 de C¨®rdoba y a unos 70 de Ja¨¦n.
- Ayuntamiento de Alcal¨¢ la Real (www.alcalalareal.es).
- www.jaenparaisointerior.es.
- Turismo de Andaluc¨ªa (www.andalucia.org).
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