En el cuartel de ¡®Olmos y Robles¡¯
Escenarios televisivos pedaleando por la v¨ªa verde del r¨ªo Oja, en La Rioja, de Casalarreina a Ezcaray
En aquellos tiempos (hablamos de hace 60 o 70 a?os) a¨²n no se usaban pesticidas, o no tan a saco como ahora, y hab¨ªa tal cantidad de escarabajos en los patatales del valle del Oja que las ruedas del tren patinaban al despachurrarlos. Los pasajeros, lejos de desesperarse y reclamar la devoluci¨®n de su dinero, como har¨ªan ahora, aprovechaban para bajarse a estirar las piernas y picar uvas en los vi?edos del entorno. Patinazos aparte, el Bobadilla, como se conoc¨ªa al ferrocarril de v¨ªa estrecha Haro-Ezcaray, tampoco es que fuera un tren de alta velocidad. Inaugurado hace justo un siglo, en el verano de 1916, circulaba a una media de 22 kil¨®metros por hora, transportando, adem¨¢s de viajeros sin prisa, madera de la sierra de la Demanda, hierro y cobre de las minas de las vecindades de Ezcaray y productos agr¨ªcolas del valle, donde, como hemos visto, hab¨ªa para dar, tomar y resbalar.
Con todas sus limitaciones, el Bobadilla lleg¨® a tener 85 empleados y a transportar alg¨²n a?o hasta 34.000 toneladas de mercanc¨ªas y 210.000 viajeros, lo cual no est¨¢ nada mal en una regi¨®n, La Rioja, que hoy ronda los 319.000 habitantes. Pero al igual que sucedi¨® con otras v¨ªas estrechas de la Espa?a rural de la ¨¦poca, la creciente competencia del transporte por carretera acab¨® arruinando a la empresa en 1962 y obligando a cerrar la l¨ªnea dos a?os despu¨¦s. Parte de su trazado se perdi¨® para siempre, pero otra parte, la mayor y m¨¢s bella, es hoy una v¨ªa verde llana y rect¨ªsima de 28 kil¨®metros, acondicionada con tierra compacta y asfalto, que permite pedalear sin esfuerzo desde Casalarreina hasta Ezcaray, ya en plena sierra de la Demanda, y visitar de paso Santo Domingo de la Calzada, jal¨®n eminente del Camino de Santiago.
G¨®tico isabelino
Antes de partir, en Casalarreina vale la pena, y tanto, acercarse al monasterio de Nuestra Se?ora de la Piedad (619 38 72 77), de monjas dominicas, aut¨¦ntica perla del g¨®tico isabelino. No tiene p¨¦rdida: con su huerta amurallada de 30.000 metros cuadrados ocupa medio pueblo. Que solo lo habiten una docena de monjas agrava la sensaci¨®n de enormidad. A cada paso que se da por este gran complejo conventual, erigido a principios del siglo XVI, la boca se abre un poco m¨¢s. Majestuosa, la portada plateresca, obra del taller de Felipe Bigarny. La iglesia (con b¨®vedas de crucer¨ªas estrelladas con combados rectos), el coro de las monjas y el claustro (en particular, el piso alto, con pilares tallados con casetones irregulares) son otros rincones que alelan. Ni que decir tiene que tropezarse con una de las monjas en estas vastas y art¨ªsticas soledades es m¨¢s dif¨ªcil que cruzarse de d¨ªa con un lince en la playa de Do?ana.
De Casalarreina se sale pedaleando por la avenida de la Paz y, al llegar al cementerio, se dobla a la derecha por la carretera de Zarrat¨®n para, tras rebasar las ¨²ltimas edificaciones, desviarse de nuevo a la diestra por un camino de tierra que enfila hacia un alto dep¨®sito de agua. Esta ya es la v¨ªa verde. A excepci¨®n de una alameda que se cruza al comienzo, entre Casalarreina y Casta?ares, el camino hasta Santo Domingo de la Calzada son 12 kil¨®metros de llanura labrada y cielo inmenso, con algunos vi?edos donde el ciclista puede hacer (sin excederse) lo que hac¨ªan los pacientes pasajeros del Bobadilla cuando resbalaban las ruedas.
En Santo Domingo, pie a tierra y candado en bici para explorar la catedral, hito jacobeo de los m¨¢s ilustres y estimados. Enfrente del sepulcro del santo (que hizo un mont¨®n de obras en el Camino de Santiago y de prodigios en favor de sus usuarios), est¨¢ el celeb¨¦rrimo gallinero que desde el siglo XV mantiene en su interior un gallo y una gallina vivos (no los mismos de hace 600 a?os, claro), en recuerdo del milagro que dio pie al dicho popular: ¡°Santo Domingo de la Calzada, donde cant¨® la gallina despu¨¦s de asada¡±. Para calentar las piernas antes de reemprender la marcha hay que subir al campanario (132 escalones y no peque?os), que es la torre m¨¢s alta de La Rioja, con 70 metros. Adem¨¢s de una buena vista, hay un reloj de 1780 que sigue marcando las horas religiosamente y que tiene cuerda para ocho d¨ªas, m¨¢s que la mayor¨ªa de los peregrinos y bicicleteros que aqu¨ª confluyen.
Pinos, robles y hayas
Al dejar atr¨¢s Santo Domingo, la sierra de la Demanda va creciendo poco a poco en el horizonte y los cultivos dando paso a las laderas tapizadas de pinos, robles y hayas. Esta parte final es la m¨¢s amena del recorrido, un dulce postre de bosques y monta?as que el ciclista saborea y estira haciendo un par de altos: en la ermita rom¨¢nica de San Asensio de los Cantos y en la antigua estaci¨®n de Ojacastro, desde donde se dominan los bosques de ribera del r¨ªo Oja y los cortados calizos de la pe?a de San Torcuato.
La v¨ªa verde muere en otra antigua estaci¨®n, la de Ezcaray, que ahora es un bar-restaurante con fotos del ferrocarril y terraza en el viejo and¨¦n, a la puerta de un parque. Es posible que al ciclista le suene mucho este lugar. No es un d¨¦j¨¤ vu. Ni un efecto de la cerveza isot¨®nica. Es que este es el cuartel de la Guardia Civil en la serie de Televisi¨®n Espa?ola Olmos y Robles, protagonizada por Pepe Viyuela y Rub¨¦n Cortada, de la que ahora mismo se est¨¢ rodando la segunda temporada.
Dos horas (o poco m¨¢s) se tarda en recorrer la v¨ªa verde, as¨ª que hay tiempo de sobra, antes de regresar por el mismo camino, para dar un garbeo por Ezcaray y visitar el viejo taller de la familia Valga?¨®n, que desde 1930 fabrica mantas de capricho usando los mejores productos naturales (mohair, cashmere, alpaca y lana) y manteniendo las artes tradicionales en el lavado, te?ido y acabado. Visita tambi¨¦n obligada y gustosa al hotel-restaurante Echaurren, remodelado por los arquitectos Mar¨ªa Jos¨¦ de Blas y Rub¨¦n Picado, con dos estrellas Michelin y dos cocinas a elegir: la creativa de Francis Paniego y la tradicional, basada en las recetas de su madre. Con la panza llena de croquetas al estilo de Marisa se tarda m¨¢s en volver, s¨ª, pero no hay a quien le agarre la p¨¢jara.
Gu¨ªa
La ruta
? V¨ªas Verdes. La v¨ªa verde del r¨ªo Oja recorre 28 kil¨®metros entre Casalarreina y Ezcaray. Atraviesa tres puentes.
Informaci¨®n
? Turismo de La Rioja.
? Oficina de turismo de Ezcaray.
? www.casalarreina.es.
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