Cigales, una ruta del vino
Siguiendo el curso del Pisuerga por Valladolid, un monasterio cisterciense, bodegas subterr¨¢neas y Trigueros del Valle, el pueblo que declar¨® a perros y gatos ¡°vecinos no humanos¡±
Es un alegre respiro en tierras adustas. La ruta sigue un corredor natural, corto y manejable, entre la ciudad de Valladolid y la provincia de Palencia. Un camino hist¨®rico vertebrado por tres ejes que se trenzan entre s¨ª como zarcillos: el r¨ªo Pisuerga, se?or del valle y del paisaje; el canal de Castilla, que no lo pierde de vista, y el antiguo Camino Real de Burgos, convertido en autov¨ªa (A-62 y E-80). Pero hay otro factor que cohesiona ese tramo con mayor vigor que la geograf¨ªa o la historia: el vino. O para ser m¨¢s precisos: el clarete. As¨ª se ha llamado de toda la vida a lo que ahora las normas etiquetan como rosado. Un rub¨ª l¨ªquido que lleg¨® a ser favorito en la corte de Felipe II y goza de t¨ªtulo, la denominaci¨®n de origen Cigales. Este vino joven y jocundo es la chispa que galvaniza por igual a ciclistas y senderistas, foodies, amigos de los castillos o amantes del paisaje, del arte y del patrimonio. Y, sobre todo, del buen vino.
10.00 El chocolate de los frailes
Un plato fuerte para empezar: la ciudad de Due?as. Su casco hist¨®rico mantiene el tipo, a pesar de los maltratos. Hace pocos a?os demolieron el palacio de Buend¨ªa, en la Plaza Mayor (siguen all¨ª los despojos); y el contiguo convento herreriano de San Agust¨ªn permanece vac¨ªo. Queda un trozo de muralla y puerta, el hospital de Santiago (1) (se visita) y alguna casona. Pero est¨¢ sobre todo la iglesia de Santa Mar¨ªa (2) y su peque?o museo. Con retablos e im¨¢genes de primera, entre ellos piezas de Silo¨¦ y Gregorio Fern¨¢ndez. Uno se pregunta c¨®mo pudo levantar y amueblar un edificio tan grande una poblaci¨®n tan peque?a. La respuesta es, como siempre, el dinero. La riqueza que aportaba el tr¨¢fico de lana, pero tambi¨¦n de vino. Incluso en el siglo XIX, cuando la filoxera asolaba Francia, se enviaba vino de aqu¨ª a Burdeos. Hay tres barrios de bodegas subterr¨¢neas, con sus chimeneas respiraderos. En el cerro pr¨®ximo a la iglesia est¨¢ la bodega m¨¢s antigua, documentada desde 1778, la de Remigio Salas (3) (se visita). Aunque es muy probable que ya antes produjeran vino los monjes del monasterio de San Isidoro (4), a las afueras. El edificio, de traza herreriana, cobija una decena de monjes (se puede asistir a sus oficios, tras una reja). Son trapenses, pero el c¨¦lebre chocolate con nombre de la orden no lo hacen ellos, sino una f¨¢brica que est¨¢ enfrente, al otro lado de la carretera, con peque?o museo y tienda.
12.00 Respeto por los animales
En la orilla derecha del r¨ªo y la carretera, Trigueros del Valle (5) brinda desde las almenas de su castillo uno de los paisajes m¨¢s convincentes y relajados. La fortaleza est¨¢ bastante deteriorada, pero se puede visitar, y en la parte recuperada se celebran exposiciones y eventos; tambi¨¦n conciertos o teatro en el patio de armas, en verano. En el cerro de enfrente, una ermita medieval ofrece vistas sobre el l¨ªo de tejados y palomares. El pasado febrero, Trigueros del Valle recibi¨® el I Premio Capital Animal por ser el primer municipio espa?ol en declarar, por unanimidad de la corporaci¨®n, ¡°vecinos no humanos¡± a los animales del pueblo. Una caravana de artistas (encabezada por Lluvia Rojo, Nathalie Sese?a, Ouka Lele y Chus Guti¨¦rrez) entregaron el premio a su alcalde, Pedro P¨¦rez Espinosa. A solo cinco kil¨®metros, en Corcos, nos aguarda el monasterio de Santa Mar¨ªa de Palazuelos (6). Un edificio de estilo cisterciense, o sea, tr¨¢nsito de rom¨¢nico a g¨®tico (siglo XIII). Este monasterio fue cabeza de la orden del C¨ªster en Castilla. A pesar de su austeridad, emocionan la magnitud y limpieza de trazas. Con la Desamortizaci¨®n de 1835 el monasterio qued¨® abandonado, como tantos. En 1998 se desplom¨® parte de la b¨®veda; eso sirvi¨® al menos para que se iniciara su recuperaci¨®n. La atrevida soluci¨®n para remendar el techo ca¨ªdo no deja indiferente. Queda mucho por hacer, pero ya una asociaci¨®n entusiasta organiza visitas, cursos, talleres, eventos, incluso conciertos; adem¨¢s de ofertar en una tienda productos de la ruta; no solo vino, tambi¨¦n cer¨¢mica, miel o libros.
14.00 El sue?o del general
En alg¨²n momento, al cruzar de una margen a otra, podemos parar en el canal de Castilla (7), con sus esclusas, puentes de piedra y el esqueleto de viejas f¨¢bricas. Pasamos a la rive gauche para llegar a Valoria la Buena (no hay otra mala). Esquivando tal vez un reba?o de ovejas, daremos sin dificultad con un palacio barroco (8) en la plaza Hortal. Detalles ornamentales denuncian que fue levantado por un indiano enriquecido. Con el tiempo, el palacio incorpor¨® la torre del contiguo castillo, y pas¨® a manos de un general con alma de artista. Sus descendientes han convertido su sue?o en un lujo, con bodegas, una Posada ?Real y un restaurante, El Sue?o del General, justamente premiado por creaciones tan sofisticadas que da cosa com¨¦rselas. En el mismo pueblo hay un peque?o Museo del C¨¢ntaro (9) y un centro ap¨ªcola (10) de la miel de los Montes de Valven¨ª.
16.00 Las bodegas subterr¨¢neas
Volvemos a cruzar de orilla para entrar en el pueblo que da nombre al vino y a la ruta, Cigales (11). Imposible perderse. Las dos torres de la iglesia de Santiago se ven en leguas a la redonda. La llaman ¡°la catedral del vino¡±, pues gracias a ¨¦l pudo costearse; pero tambi¨¦n ayud¨®, y mucho, un obispo de M¨¦xico, hijo del pueblo, que envi¨® plata en abundancia. Mucha plata hizo falta para levantar aquellas naves catedralicias, y unos retablos imponentes, de la escuela de Gregorio Fern¨¢ndez. A un paso queda Mucientes, un pueblo con m¨¢s de 300 bodegas y apenas 700 vecinos. Las bodegas subterr¨¢neas se reparten en tres barrios. Una de ellas ha sido habilitada como aula de interpretaci¨®n (12) (ser¨ªa exagerado llamarla museo; concertar visitas en la oficina de turismo). Al lado, otra bodega ha sido transformada en enorme y laber¨ªntico restaurante t¨ªpico, La Cueva (13).
18.00 ?rgano digital
Camino de Valladolid, pasamos por Fuensalda?a (14), que es casi un barrio de la capital. Sobre todo desde que su castillo fue sede de las Cortes de Castilla y Le¨®n, entre 1983 y 2007. Es de los mejor conservados, por fuera; un ¡°castillo de llanura¡± del siglo XV, propiedad de Juan Vivero, en cuya casa vallisoletana se casaron, medio en secreto, los Reyes Cat¨®licos. El interior fue rehecho para alojar a las Cortes, y ahora que los diputados se han ido acoge visitas guiadas o teatralizadas, exposiciones, conciertos, congresos, bodas¡ Hay conciertos todo el a?o (Un abanico de m¨²sicas, informaci¨®n: 983 09 09 03). En verano se puede asistir a otros conciertos en el castillo de Trigueros o en el monasterio de Palazuelos; a veces en iglesias, como en Due?as, o en Cubillas de Santa Marta (15), que cuenta con un nov¨ªsimo ¨®rgano digital (4.000 tubos¡ virtuales). En ese mismo pueblo, el hotel rural Pago de Tres Casas es buen sitio para poner punto final a la ruta.
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