Hotel Palau Verd, un bosque de pinos y palmeras en Denia

Pr¨®ximo a la reserva marina de Les Rotes, este palacete construido por un general de Napole¨®n se antoja a la vista como un capricho alicatado de verde. Durante a?os funcion¨® como un retiro litoral de bosque mediterr¨¢neo conocido por la Casa Verde, hasta que el dianense Pepe Mart¨ª decidi¨® gestionarlo como hotel vacacional ados¨¢ndole una peque?a piscina con cascada de agua, unas instalaciones exteriores con barbacoa, cen¨¢culo y mecedoras dentro del bosquete que hab¨ªa resguardado el lugar de las miradas ajenas. No contento con tales implementos, habilit¨® tambi¨¦n un peque?o spa y establecieron para el hospedaje un programa de veladas musicales, mon¨®logos sat¨ªricos y exposiciones de fotograf¨ªa y pintura.

Aunque el abuelo Mart¨ª lo visita a diario, son sus hijos quienes regentan hoy el negocio, crecido gracias a la incorporaci¨®n a la cadena MRH (Mart¨ª Roig Hotels) de otros alojamientos hist¨®ricos en la zona, como el Costa Blanca, Les Rotes o La Racon¨¤. A diferencia de los dem¨¢s, el Palau Verd est¨¢ etiquetado por su car¨¢cter apacible como hotel adult only (solo adultos).

Los dormitorios se alinean en un anexo de fachada rosada m¨¢s moderno y liviano. Aqu¨ª prima, con paredes desnudas, la sencillez de las formas, y el fondo, dado lo escueto del mobiliario y el dise?o campestre de sus camas, terminadas en unos cabeceros de forja robustos, funcionales. En esencia no parecen viejos, pero s¨ª evidencian cierta obsolescencia conceptual. Especialmente en los cuartos de ba?o, cuyo surtido cosm¨¦tico es pobre y los sanitarios no dan para emociones placenteras. La ducha tarda en calentar y la potencia es muy d¨¦bil. El cub¨ªculo produce claustrofobia, de cuando las paredes se alicataban hasta el techo.

Seguramente la intenci¨®n de los Mart¨ª es que el agasajo se produzca en los espacios verdes del hotel, en el lujuriante pinar con palmeras que delimita la terraza o en el chapoteo espumoso de la piscina exterior. Iniciar la jornada con un desayuno bajo el sol constituye una experiencia luminosa. Una brigada animosa y cort¨¦s sirve en mesa. Se ofrece una variada muestra de boller¨ªa y hasta una tortilla de patatas con jam¨®n. Tambi¨¦n se puede cenar en el hotel, pero los m¨¢s gastr¨®nomos preferir¨¢n andar unos metros y probar la siempre laureada cocina de Quique Dacosta.