El pe?¨®n de Ifach, una atalaya sobre el Mediterr¨¢neo
Una ascensi¨®n a pie de una hora cuyo premio es una maravillosa panor¨¢mica sobre la costa alicantina y el azul centelleante del mar
En el pe?¨®n de Ifach (Calpe), principal icono orogr¨¢fico litoral de la Comunidad Valenciana, paredes de piedra calc¨¢rea se yerguen altivas al borde mismo del mar. Se trata de uno de los territorios m¨¢s cargados de grandeza paisaj¨ªstica de la costa alicantina. La monta?a vertebra un parque natural (www.parquesnaturales.gva.es) de 53,3 hect¨¢reas cuya cumbre se eleva a 332 metros de altitud.
Para la ascensi¨®n son precisas botas de monta?a, adem¨¢s de gorro, agua y presentarse en la base del penyal no m¨¢s tarde de las ocho de la ma?ana, a fin de burlar el sol vertical, y de paso entrar en el cupo. En cuanto 150 personas suben a la vez en temporada alta, el personal del parque cierra los tornos y reparte tiques con turnos cada 15 minutos para 20 personas.
Pasado el Centro de Visitantes comienza el primer tramo, relativamente sencillo, en el que los pinos crecen tumbados, generando figuras caprichosas por la acci¨®n del viento de levante. El mirador de Cabanilles ofrece vistas del estupendo Arenal-Bol calpino: todas las culturas han pasado por sus aguas cl¨¢sicas. Para sortear el irregular suelo del t¨²nel nos topamos con maromas sujetas a las paredes, y a la salida -rehabilitada el a?o pasado- pasaremos de la cara sur del pe?¨®n a la noreste.
Continuar solo se recomienda a quienes disfruten de buena forma f¨ªsica (recomiendan adem¨¢s que uno sea mayor de 16 a?os). Dejamos para la vuelta el desv¨ªo de 400 metros a la explanada-mirador del antiguo puesto de carabineros. Nada hac¨ªa presagiar verse en ella rodeados por el Mediterr¨¢neo, sin rascacielos a la vista.
Gaviotas patiamarillas
La belleza, de una verticalidad casi furiosa, est¨¢ tambi¨¦n en la vegetaci¨®n mediterr¨¢nea (con la excepci¨®n de encinares); en las gaviotas patiamarillas que apenas molestan en esta ¨¦poca del a?o; en las vistas del mar, l¨²cido. De un azul centelleante. Lo complicado de la ascensi¨®n llega al acometer trepadas sobre piedras abrillantadas y pulimentadas de tanto como las han transitado, lo que acarrea resbalones. Para sobrellevarlo se han fijado cadenas a modo de pasamanos.
En poco m¨¢s de una hora hacemos cumbre. Desde el v¨¦rtice geod¨¦sico obtendremos una panor¨¢mica maravillosa con grandes alicientes, desde el Puig Campana a la sierra de Bernia pasando por la punta de Moraira. El misticismo, como no, se desbarata al ver la costa alicatada, horror que en el caso de Calpe lleg¨® con Suitopia, la ¨²ltima mole hotelera.
A quienes les haya gustado la excursi¨®n, tienen una c¨²spide calc¨¢rea a¨²n mayor en el pe?¨®n de Gibraltar, esta vez a 426 metros, si bien accesible en telef¨¦rico.
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