Lisboa, amor al pasado
Ruta por tiendas emblem¨¢ticas de la ciudad que han sobrevivido al turismo masivo en la capital portuguesa. El ayuntamiento las trata ahora de proteger
Las reinas de la casa, con corona o sin ella, nunca m¨¢s encargar¨¢n el ajuar en la tienda Paris em Lisboa, el comercio de textil para el hogar ubicado en la calle m¨¢s popular de Lisboa. Abierta en 1888, ha anunciado varias veces su cierre. Con su marquesina afrancesada, sus r¨®tulos en dorado y negro, la escalera de caracol que lleva al piso superior, Paris em Lisboa compite en historia secular con las cafeter¨ªas de enfrente, A Brasileira (1905) y Benard (1868), y con la librer¨ªa Bertrand (1732), la m¨¢s antigua del mundo bajo la misma propiedad familiar, todas ellas, afortunadamente, con buena salud mientras no les suban el precio de los arrendamientos.
La amenaza sobre Paris em Lisboa se a?ade a la larga lista de tiendas con solera que han cerrado en la capital portuguesa en los ¨²ltimos tiempos al mismo ritmo que crece el turismo. Hace dos a?os estaban catalogadas como hist¨®ricas 300, hoy quedan 180. Cada semana se cierra una, pero empieza a frenarse tan funesta estad¨ªstica. Una exposici¨®n en la capital portuguesa valoriza este patrimonio comercial, imprescindible en la era de la globalizaci¨®n para prestigiar y singularizar una ciudad.
Hay veces en las que no se puede hacer nada, pues los due?os cierran por propia voluntad; en otras ocasiones s¨ª, cuando la culpa es del aumento de alquileres o la compra del inmueble por una cadena hotelera, lo m¨¢s frecuente. En los ¨²ltimos meses, la habilidad del negociador municipal ¡ªm¨¢s que las leyes¡ª impidi¨® el cierre de Tabacaria Martins (1872) y la Casa das Velas Loreto (1789).
El barrio que m¨¢s sufre el turismo, y que tambi¨¦n m¨¢s se beneficia de ¨¦l, es la Baixa; en la hist¨®rica zona arrasada por el terremoto de 1755 se concentra la mayor¨ªa de las llamadas Tiendas con Historia, sello que otorga el Ayuntamiento para apoyar su supervivencia antes de acabar todas vendiendo sombreros mexicanos. En 2012 abr¨ªan en el barrio 12 tiendas de recuerdos; hoy son ya 93 vendiendo camisetas de Ronaldo hechas en China.
La calle de Concei??o resiste a la invasi¨®n con sus mercer¨ªas ¨²nicas, con tanta historia que, por ejemplo, en la mercer¨ªa Adriano Coelho (1912) las losas son las mismas que se emplearon en 1755 para reconstruir la vecina catedral. La propiedad del negocio ha ido pasando de la familia a sus empleados hasta su tercera generaci¨®n, la de Guilherme y Orlando, hoy sus due?os. Tienen m¨¢s de 18.000 referencias y venden a la unidad y al cent¨ªmetro, desde un bot¨®n hasta cientos de madejas de hilo que compra la artista Joana Vasconcelos para confeccionar sus gigantescas obras de ganchillo.
Maestros del oficio
Tampoco hay j¨®venes que sepan el oficio de la forja como la familia Guedes (1922) y su maravillosa tienda en Portas de Santo Ant?o. ¡°La entrada en el euro nos fue fatal, ahora vamos remontando; la gente con gusto vuelven a tener dinero, ha pasado la novedad de los ikeas y quieren tener algo exclusivo en sus casas¡±, explica Jos¨¦ Guedes, tercera generaci¨®n con el negocio. No hay picaportes, tiradores, cerraduras o llaves m¨¢s nobles y especiales que los de Guedes, aunque aqu¨ª el problema es encontrar herederos en el oficio.
La vida da muchas vueltas y, tras d¨¦cadas de barbudos y peludos, qui¨¦n iba a apostar por la revitalizaci¨®n de las peluquer¨ªas masculinas. Cu¨¢nto bien ha hecho Bogart a la sombrerer¨ªa Azevedo (1886), los hipsters a barber¨ªas como la Campos (1886), las c¨¢psulas monodosis a las tiendas de caf¨¦ o los masterchefs a la cuchiller¨ªa.
En Casa Mac¨¢rio (1913) muelen el grano de caf¨¦ en el momento con la mezcla deseada por la clientela de generaci¨®n en generaci¨®n; guardan sus t¨¦s en los mismos frascos de cristal y cajones de madera, con los r¨®tulos originales y en la vieja ortograf¨ªa. A pocos pasos de la V¨ªa Augusta, en la calle de S?o Nicolau est¨¢ Polycarpo (1822), lugar indispensable para encontrar cualquier cosa de cortar, para la cocina o para la higiene. La tienda es un encanto partida en dos por un portal con preciosa azulejer¨ªa del siglo XIX.
Tampoco hay que andar mucho para llegar al Hospital de Bonecas (1830) ¡ªhospital de mu?ecas¡ª, en la plaza de Figueira; como en otros casos, es f¨¢cil pasar de largo. Son apenas dos metros de ancho por muchos de alto, una medida que se repite en otras tiendas hist¨®ricas como Tabacaria M¨®naco (1875), la guanter¨ªa Ulisses (1925), la florister¨ªa Pequeno Jardim (1867) o la tasca de aguardiente Ginjinha Espinheira (1840).
Manuela Cutileiro es cirujana, oftalm¨®loga y traumat¨®loga de su singular hospital de mu?ecas; a la entrada tiene aparcada la ¡°ambulancia¡±, como ella llama a un cesto de mimbre con una gran cruz roja. ¡°Antiguamente ten¨ªamos cuatro pisos y, para no andar subiendo y bajando escaleras, cuando nos llegaba una mu?eca la pon¨ªamos en este cesto y lo sub¨ªamos con unas cuerdas¡±, explica Manuela, cuarta generaci¨®n de la misma familia al frente del negocio.
El hospital est¨¢ lleno de ojos, brazos y piernas. ¡°Las dolencias m¨¢s frecuentes son en el torso, muy sucio y desgastado, y en los ojos¡±, explica Cutileiro. En su piso-museo se amontonan mu?ecas de todas las ¨¦pocas, aunque la directora del hospital se niega a decir cu¨¢l es la pieza m¨¢s valiosa, pues, cual doctora, aplica el principio hipocr¨¢tico: ¡°Aqu¨ª todos los pacientes son iguales, no hay preferencias en el tratamiento¡±.
Cinco personas se dedican a sanar los cuerpos y a vestirlos al gusto de sus due?os. ¡°No nos podemos quejar. Hemos visto pasar tiempos mejores y tambi¨¦n peores¡ Guerras¡, revoluciones, reyes, dictadores. Vamos camino de cumplir 200 a?os de la historia de Lisboa¡±
10 imprescindibles
- Hay varios centenares de tiendas interesantes en Lisboa, aunque, de momento, solo 80 refrendadas por el plan municipal Tiendas con Historia. Por su actividad, su arquitectura o su decoraci¨®n, estas son nuestras 10 preferidas.
- 1. Los guantes, de Ulisses (1925). Antiguo no es sin¨®nimo de viejo. En esta tienda que m¨¢s que fachada tiene perfil realizan artesanalmente guantes preciosos, de piel inmejorable, a medida, personalizados en colores y adornos. Rua do Carmo, 87-A.
- 2. El sombrero, de Azevedo (1886). Es la catedral de los amantes del sombrero, la boina, el gorro o la gorrilla. Su mobiliario de madera y armarios con puertas acristaladas, del suelo hasta el techo, es ¨²nico, as¨ª como la trastienda. Pra?a Dom Pedro IV, 73.
- 3. La barba, en Campos (1886). Por aqu¨ª pasaba el genial E?a de Queiroz y ahora el presidente del pa¨ªs, Marcelo Rebelo de Sousa. Desde 1910 la familia Campos mantiene el negocio con ¨¦xito y gusto. Largo do Chiado, 4.
- 4. Las frutas confitadas, de Manuel Tavares (1860). T¨¦s, caf¨¦s, chocolates, oportos, embutidos, pero sobre todo esas frutas confitadas o secas, como la maravilla de la uva seca en rama. Una tienda m¨¢gica, pues es imposible tener tanto tan bien ordenado y con servicio tan atento. Rua da Betesga, 1-A y B.
- 5. La tostada, del Versailles (1922). Camareros uniformados, mesas con doble mantel, grandes espejos, m¨¢rmoles en suelos y paredes, pero lo mejor son sus vitrinas de dulces y salados, y lo sublime, la tostada de 10 cent¨ªmetros de altura que sale de cocina reci¨¦n planchada. Est¨¢ en la avenida da Rep¨²blica (no ir al suced¨¢neo de Bel¨¦m).Avenida da Rep¨²blica, 15-A.
- 6. El tabaco, de M¨®naco (1875). Entre postales y revistas se esconden azulejos maravillosos de Bordalo Pinheiro, una fuente de agua, un gato cortapuros, armarios de madera de Brasil y frescos de Ant¨®nio Ramalho. Pra?a Dom Pedro IV, 21.
- 7. La joya, de Ferreira Marques (1926). Su fachada es una de las m¨¢s espectacu?lares de la ciudad, con su estilo art nouveau de vidrios de colores y forjados verdes. En el interior, columnas de m¨¢rmol verde italiano le dan al espacio un sabor a?ejo. El biznieto del fundador mantiene el esp¨ªritu del negocio, que incluye joyer¨ªa de dise?o propio. Pra?a Dom Pedro IV, 7.
- 8. La aspirina, de la farmacia Barreto (1876). La fund¨® un italiano y la llam¨® Farm¨¢cia Francesa, quiz¨¢ porque ya era medio portugu¨¦s. Los muebles de madera de cerezo y diversos instrumentos nos trasladan a sus or¨ªgenes. Lo que falta est¨¢ todo en el Museo de la Farmacia. Rua do Loreto, 24.
- 9. El c¨®ctel, del Pavilh?o Chin¨ºs (1986). De ayer mismo, s¨ª, pero un lugar ¨²nico, excesivo, inclasificable, surgido de la mente inagotable de Lu¨ªs Pinto-Coelho. La bebida es la excusa para entrar y mirar con la boca abierta. Rua Dom Pedro V, 89.
- 10. La cerradura, de Achilles. En 1998 un cliente, Ant¨®nio Lucas, se enter¨® de que su tienda favorita iba a cerrar y la compr¨®. Es una tienda, es un museo, es un taller de tiradores, aldabas y adornos de puertas y muebles en cobre y lat¨®n. casa-achilles.com Rua de S?o Mar?al, 194.
21 criterios para ser singular
¡°La edad no lo es todo. Lisboa ha sido pionera en valorar la actividad comercial para proteger la conservaci¨®n del comercio local hist¨®rico¡±. El arquitecto Miguel Marques Santos es parte del equipo dedicado a la selecci¨®n de las primeras 80 Lojas com Hist¨®ria de Lisboa. ¡°Las primeras las designamos unilateralmente nosotros para poner el programa en marcha, la siguiente fase es a propuesta de los comercios, y ya hay m¨¢s de 120 solicitudes¡±.
El plan del Ayuntamiento de Lisboa ha recibido el primer premio de la UE instaurado para destacar las buenas pr¨¢cticas del comercio tradicional. ¡°Fuimos los primeros en valorar la actividad de los establecimientos. Estuvimos mirando qu¨¦ hab¨ªan hecho en Barcelona y en otras ciudades europeas, y en sus planes no se valoraba la actividad¡±. Ahora es Marques Santos quien viaja por Europa ¡ªla pr¨®xima semana, Tallin¡ª a explicar la experiencia portuguesa. ¡°La antig¨¹edad no es la ¨²nica raz¨®n para apoyar un comercio, ni siquiera condici¨®n necesaria. Lisboa tiene cientos de tiendas de m¨¢s de un siglo, pero la mayor¨ªa no valen nada¡±.
El plan puesto en marcha en Lisboa exige una serie de condiciones, pero la edad m¨ªnima para optar es de solo 25 a?os. ¡°Valoramos 21 criterios y el candidato debe obtener al menos 11; en el cap¨ªtulo de la actividad, evaluamos si tienen marca o productos propios; en el patrimonio material, la decoraci¨®n o si hay obras de arte, y en el cap¨ªtulo inmaterial, su historia. Era el caso de dos farmacias enfrentadas en el barrio del Chiado: en una se reun¨ªan y compraban los republicanos; en la otra, los mon¨¢rquicos, pero llegamos tarde. S¨ª llegamos a tiempo con el restaurante Leit?o D¡¯Ouro, donde naci¨® la pintura naturalista portuguesa¡±.
Si el comercio consigue el sello de Loja com Hist¨®ria, no puede cambiar su actividad. ¡°La arquitectura no nos preocupa, porque ya est¨¢ catalogada y preservada como patrimonio por el Ministerio de Cultura; pero la actividad s¨ª. ¡°Tampoco podemos inmiscuirnos en las leyes del mercado; si quieren cerrar, cierran; pero intentamos ayudarles en el caso de que su problema sea la falta de herederos para seguir con el oficio o de readaptaci¨®n del negocio. Les buscamos estudiantes de artes y oficios, y ofrecemos cursos de marketing o inform¨¢tica. Entre todos los gremios comerciales, el que menos dificultades tiene para pasar el oficio de generaci¨®n en generaci¨®n es el joyero¡±.
El programa ha sido muy bien acogido por el comercio, aunque ha habido una excepci¨®n, la tienda de la F¨¢brica de Azulejos Sant¡¯Anna en el Chiado. ¡°Nosotros dimos la distinci¨®n a la f¨¢brica, en el barrio de Ajuda, y ellos quer¨ªan que se diese a la tienda, pero en ese caso el valor est¨¢ en la fabricaci¨®n del producto, no en la tienda en s¨ª¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
