Una posada con muy buena mesa

Teresa Buquer¨ªn, la propietaria de esta posada, dej¨® su trabajo en la Comisi¨®n Europea para refugiarse en la plaza Mayor de la localidad segoviana de Ayll¨®n, cerca de la estaci¨®n invernal de La Pinilla y del parque natural de la Tejera Negra. Tras unos muros hist¨®ricos que hab¨ªan pertenecido a su padre, el empresario F¨¦lix Buquer¨ªn, se dispuso a rescatar el esp¨ªritu hospitalario de la villa remozando la propiedad cerca del Ayuntamiento y de la iglesia medieval de San Miguel. Los arquitectos Cristina Dom¨ªnguez Lucas y Fernando Hern¨¢ndez Gil contribuyeron con sus planos a poner orden en la mansi¨®n. No les han faltado ganas ni talento de rematar la obra con detalles m¨ªnimos, esos que terminan por hacer agradable la estancia de los viajeros.

La m¨¢xima atenci¨®n est¨¢ puesta en la oferta culinaria, quiz¨¢ porque los fines de semana resulten escasos para asegurar la buena ocupaci¨®n del negocio. Es af¨¢n de la anfitriona del Hotel Ayll¨®n mantener su actividad en d¨ªas laborables con un comedor serio para las diversas reuniones de empresas que escogen el resguardo de un lugar inescapable como este a una hora y media escasa de Madrid. Aqu¨ª, l¨®gicamente, el cordero es un valor seguro. Probablemente se sirve uno de los mejores cuartos de lechal que cabe despachar en toda la provincia de Segovia. Y nada mal tampoco las alcachofas, siempre en su punto, al abrigo del antiguo patio acristalado. No faltan unos coquetos detalles florales sobre las mesas.

Las habitaciones, sin ser minimalistas, son someras en concepto y estructura interior. Nada falta, nada sobra. En su cartesianismo aparente, los muebles sedan al hu¨¦sped gracias a su tonalidad clara y pulcra en contraste con el rigor de la casa.

Muchos rincones al descubierto delatan la pulcritud del espacio. Igual que los cuartos de ba?o, donde una gran ducha hace transparente el correr del agua. Pero, ay, que el sensor de movimiento instalado en la ducha tiene programados tan cortos sus ciclos que se apaga en medio del aseo y hay que bailar una conga para volver a activarlo.

La mejor habitaci¨®n de todas, la que lleva el n¨²mero 207, es una suite con vistas privilegiadas a la plaza Mayor. As¨ª que es cosa de desplazar los butacones de dise?o que presiden la alcoba para ver pasar la vida y las cig¨¹e?as por los adoquines de la plaza y los cielos de Ayll¨®n.