El Madrid de Pilar Castro

Madrile?a del barrio de Ventas, Pilar Castro (1970) recorre los lugares de su infancia y adolescencia, los que marcaron su futuro como actriz y los que vivi¨® con mayor intensidad. De los desaparecidos cines de barrio a la Gran V¨ªa, del caldo de Lhardy al patio de butacas del Teatro Espa?ol, en cuyo escenario aventur¨® su futuro sobre las tablas. Sus trabajos en teatro o en pel¨ªculas como Gordos, El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo, Julieta o El tiempo de los monstruos la avalan como una de las m¨¢s solventes y brillantes int¨¦rpretes de su generaci¨®n. Y ahora tiene pendiente de pr¨®ximo estreno la serie Vivir sin permiso, en Telecinco.

01 Lhardy

¡°Nos llevaba mi padre de peque?os. ?l era cocinero y camarero y nos dej¨® una buena herencia culinaria. Le gustaba descubrirnos sitios a los que entonces nadie iba. Para nosotros era un plan muy especial: ir al centro, a Sol, y luego el ritual del caldito, la croqueta y el s¨¢ndwich de Lhardy. Es un lugar maravilloso, con ese restaurante que tiene ya tantos a?os¡±. (Carrera de San Jer¨®nimo, 8)

02 Parque de la Fuente del Berro

¡°Yo viv¨ªa en el barrio de Ventas y el parque de la Fuente del Berro era mi parque de infancia. Iba con mi pandilla. Recuerdo que entonces hab¨ªa vigilantes que no te dejaban pisar el c¨¦sped. Parece incre¨ªble, pero entonces no exist¨ªa la M-30 y pod¨ªamos cruzar a pie desde el parque. Y s¨ª, como ahora, hab¨ªa esos preciosos pavos reales¡±.

03 Conservatorio de ?pera

¡°Tuve la enorme suerte de estudiar ballet en el Conservatorio de ?pera. Empec¨¦ a los ocho a?os. Dabas clases con piano y desde el aula se ve¨ªa todo Madrid. Era espectacular. Hab¨ªa un pasillo enorme que se llenaba de m¨²sicos y que a m¨ª me recordaba a un tren antiguo. Aprend¨ª a tener mucha disciplina, algo que me ha ayudado toda mi vida. Luego me part¨ª un brazo en el colegio y tuve que dejar el conservatorio; era muy exigente y mi codo nunca se recuper¨® del todo. No pas¨¦ las pruebas. A cambi¨®, entr¨¦ un a?o en el ballet infantil del programa de la tele Aplauso. ?Bail¨¢bamos con Enrique y Ana, y una vez sal¨ª en la portada de El Peque?o Pa¨ªs con Giorgio Aresu!¡±.

04 Cines de barrio

¡°Todos los cines de barrio a los que yo iba ya no existen: en La Elipa, el cine Voz, el Canciller, el San Remo. Todos cerca de Ventas. Yo iba con mi abuela y ve¨ªamos dos pel¨ªculas a la vez. Entr¨¢bamos a las cuatro de la tarde y sal¨ªamos a las nueve de la noche. Una de zombis con una de Saura. Lo ve¨ªamos todo. Tengo muy buenos recuerdos de aquellas salas, all¨ª naci¨® mi pasi¨®n por el cine como acto m¨¢gico y rom¨¢ntico. Y claro, algunas veces nos acerc¨¢bamos a la Gran V¨ªa, que para m¨ª era la bomba. Mi padre trabajaba entonces en Pasapoga y recuerdo ir juntos al cine Callao¡±.

05 Teatro Espa?ol

¡°Nos llevaba el colegio. Fue el lugar en el que se me apareci¨® la Virgen. Jos¨¦ Pedro Carri¨®n haciendo de Puck en Sue?o de una noche de verano. O As¨ª que pasen cinco a?os, de Lorca. A¨²n guardo el programa de mano, que era un peri¨®dico. Como a mi padre le fascina cantar, nos llevaba tambi¨¦n mucho a la Zarzuela, pero el Teatro Espa?ol fue el que me abri¨® los ojos sobre mi futuro. Hasta este a?o no hab¨ªa actuado en ¨¦l, pero lo hice por fin, junto a Carmen Machi, en Cronolog¨ªa de las bestias, de Lautaro Perotti¡±.

06 Malasa?a

¡°Ah¨ª dej¨¦ mi juventud. Aunque eran los coletazos de la movida, a¨²n hab¨ªa movida. Nos gustaba ir a La V¨ªa L¨¢ctea. Yo era mod y mi pandilla siempre ten¨ªa follones con los rockers. Me sirvi¨® para tener una minicultura musical. Mi amor plat¨®nico era Paul Weller. Me compraba por 25 pesetas un vestido en el Rastro y me iba a Malasa?a. Asocio el barrio a mis primeras noches sin dormir en casa¡±.

07 El parque de atracciones

¡°Era como ir a Nueva York. El parque de atracciones te abr¨ªa a nuevas experiencias. Me llevaron para celebrar mi primera comuni¨®n y luego iba con mis amigos. Era la mayor aventura a la que pod¨ªas aspirar. Sentir todo aquello era maravilloso, ?aunque salieses vomitando! Pensar que ahora no puedo subirme ni a una noria".