Esauira, la bien trazada
La ciudad marroqu¨ª enamora con sus exquisitos ¡®riads¡¯, sus terrazas en el paseo mar¨ªtimo y un animado festival de m¨²sica

Esauira, la ciudad de los vientos alisios. De las brumas pertinaces y las playas infinitas. Esta localidad del sur de Marruecos, volcada al oc¨¦ano m¨¢s desatado, no necesita apenas presentaci¨®n. Su regusto a puerto fenicio, sus murallas y su fuerte mar¨ªtimo de ¨¦poca portuguesa (siglo XVI) se conservan casi intactos. Tambi¨¦n ese trazado impecable intramuros, mandado construir por el sult¨¢n Mohammed Ben Abdallah, quien en 1760 encarg¨® su concepci¨®n al arquitecto franc¨¦s Th¨¦odore Cornut. Por algo en amazigh (bereber), Esauira significa ¡°la bien trazada¡±.
Es la ciudad fetiche del flower power, los baba cool, que dir¨ªan los franceses. Aquellos que a mediados del siglo XX hicieron de sus callejas y la cercana playa de Sidi Kaouki su feudo de libertad y su oda a la vida natural. Hoy, sin embargo, el nuevo paseo mar¨ªtimo con sus chill out, los lujosos riads de la medina, los resorts de cinco estrellas y el aeropuerto han convertido?Esauira en algo m¨¢s que una localidad para surfistas y turismo alternativo. Aunque ya no es aquel villorrio perdido a merced del viento y de la pesca ocasional, no por ello se han corrompido su encanto y su aire bohemio, a¨²n patente en las numerosas galer¨ªas de arte y en el ambiente pintoresco de la kasbah.
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Lo que pocos conocen de la ciudad atl¨¢ntica es su riqueza multicultural, en la que amazighen y ¨¢rabes musulmanes, lo mismo que jud¨ªos, han trabado un tejido de relaciones e influencias mutuas a lo largo de los siglos. No en balde, hasta hace bien poco, a la mir¨ªada de mezquitas y las numerosas iglesias (?qui¨¦n dijo que en Marruecos no hab¨ªa iglesias con culto?) se un¨ªan decenas de sinagogas, algunas en proceso de restauraci¨®n, como es el caso de la sinagoga Slat Lkahal, situada en un hermoso edificio de tres plantas del siglo XIX en plena kasbah, y que se convertir¨¢ en un centro de estudios para las relaciones hebreo-isl¨¢micas en colaboraci¨®n con la Universidad de Berkeley y el CNRS (Centre National des Recherches Scientifiques) franc¨¦s.
Toda una trama fecunda de espiritualidad compartida, arte y arquitectura, que desde hace 14 a?os celebra el Festival de las Andaluc¨ªas Atl¨¢nticas. Promovido por la asociaci¨®n local Essaouira Mogador, a instancias de su fundador, el consejero real marroqu¨ª de origen sefard¨ª Andr¨¦ Azoulay, re¨²ne cada a?o a cientos de jud¨ªos y musulmanes marroqu¨ªes y a viajeros de todas las latitudes, en un ejercicio de convivencia y emociones rec¨ªprocas con sabor andalus¨ª que se vehiculan a trav¨¦s de la m¨²sica, los coloquios y las celebraciones religiosas.
La ¨²ltima edici¨®n, organizada del 26 al 29 de octubre de 2017, congreg¨® lo m¨¢s granado de la m¨²sica andalus¨ª, el flamenco y la m¨²sica jud¨ªa en una amalgama a veces audaz, y sumamente interesante. En el encuentro confluyeron nombres tan relevantes como la orquesta tetuan¨ª Mohamed Larbi Temsamani, el rabino ¡°de la voz de miel¡± Haim Louk, la bailaora Mercedes Ruiz y la estrella palestina Loubna Salama. El prop¨®sito del festival es reivindicar la ciudad de?Esauira como modelo de convivencia jud¨ªo-musulmana, en un mundo cada vez m¨¢s convulso, en especial en Oriente Medio.

Cuando los Reyes Cat¨®licos de Espa?a decretaron la expulsi¨®n de los jud¨ªos en 1492, muchos se refugiaron, como lo hicieran m¨¢s tarde los moriscos, en el vecino Marruecos: los sefard¨ªes. Ya en el siglo XVIII, el sult¨¢n Mohamed Ben Abdallah pobl¨® la reci¨¦n fundada Esauira con una importante comunidad hebrea de comerciantes, con el fin de verla prosperar. Los jud¨ªos sefard¨ªes de Esauira entretejieron lazos de amistad y de comercio con la poblaci¨®n musulmana, pero tambi¨¦n intercambios art¨ªsticos e incluso espirituales. As¨ª, la m¨ªstica musulmana, el sufismo, que en Esauira se prodigaba en numerosas zawuiyas (escuelas), influenci¨® de manera decisiva en lo que se ha dado en llamar el sufismo hebreo, confluyendo en las m¨²ltiples escuelas de la Kabbalah que, con su obra de base, el Zohar o Libro del esplendor (surgido en la Espa?a cristiana del siglo XIII), promov¨ªa los mismos o parecidos valores que el sufismo musulm¨¢n. Estos inclu¨ªan la sobriedad, el desapego, el aislamiento y una lectura externa e interna de los textos sagrados. Esto es a¨²n perceptible en ciertas sesiones de baqachot hebreo, unido en capilaridad a la samaa isl¨¢mica, y que entremezcla invocaciones en ¨¢rabe y en hebreo en cautivador crescendo.
Buen ejemplo del intercambio lo tenemos tambi¨¦n en la vida de algunos personajes locales, como el c¨¦lebre cantante Abderrahim Souiri. Su historia es paradigm¨¢tica con respecto al esp¨ªritu integrador de la ciudad. Naci¨® en una familia musulmana del barrio jud¨ªo, la Melah, y su maravillosa llamada a la oraci¨®n como almuec¨ªn le vali¨® la admiraci¨®n de los vecinos. Los miembros de la orquesta jud¨ªo andalus¨ª se despertaban para escucharlo anonadados, y le invitaron a formar parte de su conjunto, cosa que por supuesto acept¨®. Hoy es uno de los cantantes estrella de Marruecos, y su renombre es internacional.
Y as¨ª, entre festival y festival (no olvidemos el anual de los gnawas), y a la espera de ese turismo, base de su econom¨ªa, los viandantes sorben la vida en los caf¨¦s de la plaza grande inmersos en el tibio sol invernal, el olor atl¨¢ntico y la piedra de arenisca que dibujan el perfil de la ciudad.
El atractivo de Esauira no se agota en la playa, el puerto y la medina; se extiende a sus alrededores: entre los arenales de la costa, los bosques de tuya ¡ªun tanto maltrechos por el exceso de tala¡ª, y las grandes extensiones de arg¨¢n, de cuyos afamados frutos viven numerosas cooperativas de mujeres.
Gu¨ªa de hoteles
- Madada Mogador, frente al oc¨¦ano, en la medina.
- Auberge de Angaro, bonita casa rural en las afueras.
- Sofitel Golf, espectacular resort en plena naturaleza.
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