Once playas espa?olas ¨²nicas por sus formas y colores
De la arena rojiza de El Verodal, en la isla canaria de El Hierro, a la media luna de Gorliz, en la costa de Bizkaia
1 Una concha por playa
Gorliz, Gorliz/Plentzia (Bizkaia)
La forma de concha es, quiz¨¢, la disposici¨®n playera m¨¢s refinada. En el caso de la playa de Gorliz conviene buscar lugares altos para disfrutar de su suave curveo. Gorliz y Plentzia atesoran una media luna de esas de arena dorada que, al atardecer y con marea baja, es una serena rendici¨®n a la luz. Arenal de reposo que tiene como referente el Sanatorio Marino Helioterap¨¦utico (1919), actual hospital de Gorliz, y las dunas rehabilitadas. Gastronom¨ªa vasca que acompa?e se encuentra, por ejemplo, en el asador Hondartzape.
2 Como una saeta
Flecha del Rompido, Lepe (Huelva)
La flecha de arena formada por los aportes del r¨ªo Piedras tiene una anchura variable entre 300 y 700 metros y unos 12 kil¨®metros de largo. Una alineaci¨®n que se va curvando en su crecimiento y que los vecinos ven crecer a un ritmo medio de 30 metros cada a?o amenazando con colmatar la boca de la r¨ªa. Entrando a pie por la playa de Nueva Umbr¨ªa hay un sector naturista. Desde la costa de Cartaya es posible saltar a la flecha en transbordador (3,50 euros, ida y vuelta). La torre del Catal¨¢n (Lepe) es un buen mirador, mientras en la playa de Nuevo Portil (Cartaya) atraen los miradores de carretera, tras lo que solo resta tomar una cerveza en el chiringuito La Culata. El pr¨®ximo 1 de julio El Rompido (Cartaya) inaugura oficina de turismo.
3 El efecto piscina
Es Llombards, Santany¨ª (Mallorca)
Aunque hay calas m¨¢s largas y constre?idas ¡ªSa Nau (Manacor), por ejemplo¡ª, el efecto piscina en el Levante mallorqu¨ªn es igualmente palmario en este escenario abierto en una hoya de acantilados, con¨ªferas y arena de cal que se hunde lentamente en el Mediterr¨¢neo. Es una maravilla que, ya en la orilla, las urbanizaciones de los contornos pasen inadvertidas. Familiar y recogida del viento del norte, quedan las casas de pescadores y la majestuosidad de Es Pont¨¤s, arco rocoso visible de perfil.
En la bajada a la playa de Nogales hay 340 pelda?os y la cueva del Infierno
4 A la Albufera
Es Com¨², Muro (Mallorca)
Algunas albuferas conservan playones que separan los aguazales del mar. Entre tanta construcci¨®n mallorquina, Es Com¨² es todo un oasis de naturaleza costera ba?ado por las aguas de la bah¨ªa de Alc¨²dia. Hay que ir a primera hora a los puntos de observaci¨®n que m¨¢s agua conserven del parque natural de la Albufera de Mallorca. Luego aparcar en el Carrer Arenes y elegir la mejor zona de ba?o en casi dos kil¨®metros de pinos y dunas. El agua intimida de tan azulona. A tres kil¨®metros est¨¢ el estupendo Royal Beach para amenizar la cena y las primeras copas. Este a?o presenta una barra consagrada al sushi y al pok¨¦ hawaiano, tan de moda.
En la ibicenca Es Jondal, las pasarelas evitan el dif¨ªcil acceso al mar
5 El estuario como ser vivo
O Mui?o, A Guarda (Pontevedra)
De entre las playas enclavadas en desembocaduras, el singular arenal de O Mui?o, a orillas del r¨ªo Mi?o, nos sit¨²a en un plano original y casi ¨²nico. Como en el resto de estuarios, los m¨¦danos y barras de arena son una presencia ubicua. De ah¨ª que O Mui?o sea inconstante, tornadiza y f¨¦rtil en contraluces conteniendo en s¨ª una personalidad dicot¨®mica: la bajamar saca a relucir su naturaleza fluvial, de c¨¢lidas aguas dulces y entrada al mar con escal¨®n; la pleamar trae salinidad marina y la presencia de algas. Se funde as¨ª el arenal con el sugestivo paisaje que procura la barra de Camarido (Portugal), el paso del transbordador a Caminha ¡ªtrazando una curva para evitar encallar¡ª, el vuelo de cormoranes y an¨¢tidas y la isla-fortaleza de A Insua. Para pernoctar, el hotel Convento de San Benito.
6 Salto insular
Illa d¡¯en Colom, Mah¨®n (Menorca)
Ya que el traslado tiene que ser obligatoriamente por mar, el aforo a esta isla es limitado. Un plus de tranquilidad y para la preservaci¨®n del ecosistema. Especialmente en esta islita, joya del parque natural de s¡¯Albufera des Grau. Se accede con Barca Illa Colom (+34 609 59 21 50) o en kayak (menorcaenkayak.com), y una vez desembarcados est¨¢ prohibido internarse tierra adentro. Esperan dos lienzos de arena: Tamarells y, m¨¢s agreste y algo mayor, la cala d¡¯en Moro. La isla acaba de ser vendida por 3,2 millones de euros a un multimillonario estadounidense.
7 Rojos marcianos
El Verodal, La Frontera (El Hierro)
?Y si le dij¨¦ramos que esta playa deliciosamente bizarra y de arena roja es la m¨¢s occidental de la Uni¨®n Europea? El Verodal resulta sin duda at¨ªpica: podr¨ªa ser una eyecci¨®n volc¨¢nica o un capricho geol¨®gico, pero no. La explicaci¨®n, harto m¨¢s prosaica, tiene que ver con el desmonte realizado para tender un camino, lo que supuso verter desde el acantilado la arena rojiza en la que hoy se fotograf¨ªan los paseantes (un cartel proh¨ªbe ba?arse, al apreciarse fuertes corrientes). A seis kil¨®metros est¨¢ el balneario Pozo de la Salud (+34 922 55 94 65).
8 Piedras s¨®nicas
Es Jondal, Sant Josep (Ibiza)
Bonita playa de cantos rodados y aguas transparentes, que supo compensar la ausencia de arena con beach clubs de altos vuelos. Las pasarelas evitan la dif¨ªcil entrada al mar. Del mobiliario playero hace gala el Tropicana Beach Club. Sus hamacas-colchoneta con perchas y caja fuerte o su servicio a los yates lo dicen todo. Los domingos celebra una fiesta brasile?a. De medio mundo vienen al Blue Marlin para postear en las redes.
9 Tomb¨®lica
Ami¨®, Val de San Vicente (Cantabria)
Las barras de arena pueden unir islotes con la costa formando t¨®mbolos. En el Cant¨¢brico suelen manifestarse en las bajamares, con resultados sorprendentes, como en Ami¨®. Con el reflujo marino se abre el brazo de arena que permite desde la playa el acceso al islote de El Castril. La expresi¨®n rural se mantiene casi intacta junto a la aldea mesopot¨¢mica de Pech¨®n. Debido a la demanda en el campo cosm¨¦tico y farmac¨¦utico abundan recolectores de ocla (alga) con sus tractores; en la colindante cala Aramal a¨²n se ayudan de burritos. El picoteo espera en el Mes¨®n El Castril, y el descanso, en el hotel Tinas de Pech¨®n.
10 Un embudo
Llanes (Asturias)
La costa llanisca tiene uno de los muestrarios morfol¨®gicos m¨¢s completos del litoral espa?ol. Aparte de Gulpiyuri (ejemplo de playa interior), una de las m¨¢s singulares es la de Poo, una suerte de embudo cuya salida al mar permanece invisible desde la arena y en el que las familias pueden relajarse incluso cuanto la pleamar inunda esta gran ba?era. En bajamar, mejor no acudir a la playa salvo para pisar arenas h¨²medas.
11 En la base del acantilado
Nogales, Puntallana (La Palma)
Los escarpados riscos respaldan y a¨ªslan el arenal. Aunque a mayor altura, mayor esfuerzo: en Nogales hay que bajar (y luego subir) 340 escalones, pasando por la cueva del Infierno, donde asegura la leyenda que hay un tesoro escondido. Esta bell¨ªsima playa re¨²ne una importante riqueza paisaj¨ªstica y vegetal, y el acceso en coche no reviste complicaciones. Seguimos la norma de no plantar la toalla junto a la pared y, en este caso, remojarse cerca de la orilla hasta que se instale el socorrista, entre los meses de julio y septiembre. En el restaurante Casa Asterio (+34 922 43 01 11) sirven comida tradicional.
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