Un tr¨ªo divino en el interior de A Coru?a
Sobrado, Monfero, Caaveiro y sus tres bellos y singulares monasterios trazan una deliciosa ruta que incluye las Fragas del Eume
Les sucede a menudo a las provincias con mar: el fulgor de las olas y playas eclipsa sus encantos de tierra adentro. Los atractivos de la Costa da Morte o las R¨ªas Altas resultan muy evidentes, y no digamos ya los de los acantilados de Santo Andr¨¦ de Teixido. Pocos son los viajeros por tierras coru?esas que reparan en una ruta interior de monasterios de una belleza tan singular que casi produce pudor desentra?arla. Como si los designios divinos le hubieran reservado un velo de misterio a Sobrado, Monfero y Caaveiro, nuestros destinos de la jornada. Da tiempo en un mismo d¨ªa a visitar los tres, aunque todo depender¨¢ de la capacidad de ensimismamiento del viajero. Porque a veces sus paredes centenarias invitan a enmudecer y prolongar la estancia.
Santa Mar¨ªa de Sobrado
A pocos kil¨®metros del municipio lucense de Guitiriz (el de las tortas de ma¨ªz y los balnearios), Sobrado dos Monxes hizo bien en integrar el componente monacal en su propia denominaci¨®n. Poco m¨¢s hay que ver en el pueblo que su monasterio, con origen en el a?o 952 y habitado por los cistercienses desde el siglo XII. Su porte espectacular produce una perplejidad similar a la que podemos sentir en Guadalupe (C¨¢ceres): c¨®mo la devoci¨®n o el ingenio derramaron tantos esfuerzos y belleza en un paraje tan rec¨®ndito. Sobrado es una parada destacada en el Camino de Santiago y el monasterio dispone de tres estancias acondicionadas como albergues, por lo que el trasiego de chavaler¨ªa otorga un bullicio y vivacidad inusuales al recinto. Pero el conjunto, dotado de dos claustros, nos abstraer¨¢ enseguida de otras consideraciones m¨¢s mundanas.
El monasterio de Santa Mar¨ªa de Sobrado, patrimonio mundial, dispone de una inmensa pradera de acceso, un espacio siempre concurrido (y propicio para la tertulia de paseantes y lugare?os) que comparte con un gran cruceiro y un precioso cementerio con ermita. Quienes se encaminan a Compostela encuentran catre y un plato caliente en el claustro de entrada o de los peregrinos, pero es m¨¢s espectacular el segundo, el de los medallones. Desde ¨¦l se puede acceder a la antigua cocina, con arcos g¨®ticos y una inmensa chimenea. Y, a continuaci¨®n, a la monumental iglesia, barroca pero con una sacrist¨ªa renacentista; espectacular, por mucho que el verd¨ªn coloree la piedra de manera incontrolable y propicie que broten ramitas de recovecos impensables.
Sobrado cuenta con hospeder¨ªa en la Casa del Arco, situada sobre el acceso al recinto. Pero lo mejor es que convenzamos a alguno de los monjes para que nos haga de cicerone, si es que no los pillamos ocupados en la elaboraci¨®n de su dulce de leche ¡°envasado al silencio¡±. Hasta hace algunos a?os, la especialidad era m¨¢s bien el cabello de ¨¢ngel.
Debemos poner rumbo a Monfero, del que, acomodando el acelerador a los imperativos de la orograf¨ªa gallega, nos separan 40 kil¨®metros hacia el norte. De camino podemos aprovechar que la carretera pasa por Irixoa para orillar el coche y estirar un poco las piernas hasta la Fervenza (cascada) do Zarzo.
Santa Mar¨ªa de Monfero
A Monfero le sucede lo que a Sobrado: apenas tiene m¨¢s reclamos que su monasterio benedictino. Aunque, en el caso que ahora nos ocupa, con la frustraci¨®n a?adida de contemplar su claustro de Juan de Herrera (construido entre 1574 y 1619) semiderruido, con el acceso vedado desde hace a?os para no ahondar en el deterioro y la promesa por ahora incumplida de su rehabilitaci¨®n, incluso en calidad de hotel balneario.
Queda el consuelo de la iglesia de Santa Mar¨ªa de Monfero, y no es consuelo menor. Se certifica con solo ojear esa fachada pintoresqu¨ªsima, ajedrezada en pizarra y granito y con una ¨²nica torre (puesto que a la otra, lo t¨ªpico, la parti¨® un rayo). Y uno se queda definitivamente de piedra con su elevada b¨®veda de ca?¨®n, que al estar decorada tambi¨¦n con geometr¨ªas cuadradas transmite al visitante la sensaci¨®n de que el conjunto est¨¢ ornamentado a base de jerogl¨ªficos.
Las escaleras conducen al coro, donde yacen apiladas docenas de esculturas religiosas, a menudo amputadas y de inter¨¦s irregular, que se fueron recuperando durante a?os. M¨¢s inter¨¦s presentan los sepulcros, hasta cuatro, en los que descansan otros tantos prohombres de los Andrade, la gran estirpe feudal que durante el medievo rigi¨® los destinos de las grandes poblaciones de la comarca: desde Pontedeume a Betanzos e incluso Vilalba, ya en Lugo.
San Xo¨¢n de Caaveiro
Est¨¢ relativamente cerca (a unos 15 eternos kil¨®metros) San Xo¨¢n de Caaveiro, la m¨¢s c¨¦lebre de estas tres escalas. No en vano lo encontraremos en el coraz¨®n de las bell¨ªsimas Fragas del Eume, un bosque atl¨¢ntico de 9.100 hect¨¢reas ba?ado por las aguas de los r¨ªos Eume y Ses¨ªn y que constituye la mayor concentraci¨®n de variedades de helechos (hasta 28 distintas) de la Pen¨ªnsula. Caaveiro fue refugio de anacoretas, como es f¨¢cil de comprender por su ubicaci¨®n remota e inveros¨ªmil, al final de una cuesta muy empinada y sin una sola casa en varios kil¨®metros a la redonda. Desde que cuenta con visitas guiadas es muy ameno descubrir en ellas las leyendas en torno a San Rosendo, su fundador en el siglo X, o sus ocho angostas c¨¢maras subterr¨¢neas. Serv¨ªan como despensas para el moscatel y los v¨ªveres, aunque la imaginaci¨®n popular las haya convertido a menudo en celdas para doncellas desdichadas.
De Monfero a Caaveiro median tres horas de sendero forestal, para los que se sientan fornidos o valientes. Y para cualquiera, la recompensa de un buen avituallamiento para rematar el d¨ªa. Con tortilla de Betanzos (muy poco cuajada) en esta villa interior, por ejemplo. O la abrumadora, por rica y contundente, empanada costrada de Pontedeume. Ya se sabe: en Galicia es casi tan dif¨ªcil aburrirse como conservar la silueta.
Gu¨ªa
- Monasterio de Santa Mar¨ªa de Sobrado.
- Concello de Monfero.
- Concello de A Capela, Ayuntamiento al que pertenece el monasterio de San Xo¨¢n de Caaveiro.
- Turismo de Galicia.
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