Gin¨¦s Garc¨ªa Mill¨¢n: ¡°Me encanta perderme en los viajes¡±
El actor murciano es un enamorado de La Habana y Machu Picchu. Ha desayunado entre iguanas en las Gal¨¢pagos y disfruta del Mediterr¨¢neo en cabo de Gata
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Gin¨¦s Garc¨ªa Mill¨¢n naci¨® en 1964 en una habitaci¨®n del Hotel Salas de Puerto Lumbreras (Murcia), que regentaban sus padres. Recuerda la cocina como las bambalinas de un gran teatro. Era, a la vez, plaza de pueblo y ventana abierta al mundo. ¡°Me crie viendo a gente que ten¨ªa otra manera de hablar, de vestir, de entender la vida¡±. Lo que despert¨® en el actor su curiosidad y sus ganas de viajar. Ha desayunado con iguanas en las Gal¨¢pagos, y ha descubierto, emp¨ªrica y dolorosamente, que es al¨¦rgico al marisco. El int¨¦rprete, que en enero estren¨® la serie Matadero en Antena 3, siempre se mueve con lo imprescindible de ropa y con libros de poes¨ªa en la maleta. Le duele que hayan cerrado el Parador Nacional de Puerto Lumbreras. Tiene Asia como asignatura viajera pendiente. Y, pensando en sus progenitores, nunca se le ocurre irse de los hoteles con algo m¨¢s que los botes de aseo que ofrecen como cortes¨ªa.
?En qu¨¦ lugar del mundo se ha sentido m¨¢s feliz?
En La Habana. Mi primera serie, para TVE, me permiti¨® estar dos a?os viajando por Sudam¨¦rica; me fascin¨® el continente y, en concreto, la capital de Cuba. Ten¨ªa 25 a?os, y aquello fue un regalo, me dec¨ªa: "Madre m¨ªa, como esto sea as¨ª siempre tengo la mejor profesi¨®n del mundo". La serie se llamaba y estaba dirigida por Benito Rabal. All¨ª conoc¨ª a Paco Rabal, que me dec¨ªa, ¡°Haz cine y conocer¨¢s mundo y mujeres¡±.
?Qu¨¦ lugar merece la fama que posee?
Per¨², el Machu Picchu, por su incre¨ªble belleza.
Su destino favorito.
Creo que La Habana tambi¨¦n. Cuba me marc¨®, he vuelto hace poco, despu¨¦s de casi 30 a?os, con mi compa?era, y ha sido una experiencia fant¨¢stica. No es la ciudad que conoc¨ª en 1990 pero yo tampoco soy el mismo.
Su vista preferida.
En Cabezo de la Jara, en la sierra que hay entre Murcia y Almer¨ªa. Veo la tierra y monta?as hermos¨ªsimas, el Mediterr¨¢neo, la l¨ªnea de costa, Moj¨¢car al fondo.
Alg¨²n placer inconfesable cuando viaja.
Es confesable: perderse. Perderse es un placer.
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Alg¨²n rinconcito estupendo.
Uno de los lugares m¨¢s bellos del Mediterr¨¢neo es la costa desde Cabo de Palos a Cabo de Gata, entre Murcia y Almer¨ªa.
Un recuerdo de las vacaciones de su ni?ez
El mar, y ?guilas (en Murcia), mi segundo pueblo, los primeros amores, y la familia, 20 metidos en un piso; siempre hab¨ªa espacio para todos.
?Qu¨¦ frase en otro idioma emplea con m¨¢s frecuencia?
Alguna en franc¨¦s. Y tusen takk (muchas gracias en noruego), desde que hace dos a?os viaj¨¦ por el pa¨ªs n¨®rdico en coche.
El hotel m¨¢s fastuoso que conoce.
Recuerdo, no por su lujo pero s¨ª por ser muy especial, el Oloffson en Puerto Pr¨ªncipe, Hait¨ª. Su belleza decadente me fascin¨®. Estuvimos rodando en ¨¦l en 1990, hab¨ªa toque de queda todas las noches y pasamos veladas gloriosas alrededor del piano del bar. Otro es el Embajador, en Santo Domingo, donde dorm¨ª en la habitaci¨®n donde se hab¨ªa rodado alguna escena de El Padrino.
?Y el m¨¢s humilde?
El ¨²nico alojamiento en Alaus¨ª, en los Andes de Ecuador.?Lo recuerdo con much¨ªsimo cari?o porque nos trataban de maravilla. Eso s¨ª, para comer solo hab¨ªa de men¨² o seco de gallina o caldo de gallina. A los siete d¨ªas nos empe?amos en hacer unas migas murcianas con los ingredientes que ten¨ªamos, y bueno, algo sali¨®.?
Un plato incomprensible
En Ciudad de M¨¦xico quise probar unos gusanos que se comen vivos. Me puse a la cola pero, cuando lleg¨® el momento, me ech¨¦ para atr¨¢s.
?Ha sido v¨ªctima de alg¨²n timo?
Hace muchos a?os, en Ecuador, tras un rodaje, un productor colombiano y yo nos fuimos a tomar unos tragos. ?l se empe?¨® en conducir, con tan mala suerte que la polic¨ªa nos par¨® y uno de los agentes subi¨® al coche. Le solt¨¦ una frase de mi personaje, que se hab¨ªa enfrentado a una situaci¨®n parecida en la serie que grab¨¢bamos: ¡°?No podemos arreglar esto de alguna manera?¡±. Respondi¨®: ¡°Pues de alguna manera ha de ser¡±. Y lo arreglamos con dinero. Una mordida en toda regla.
Cu¨¦nteme un desastre viajero.
Particip¨¦ en un cap¨ªtulo de la segunda parte de Curro Jim¨¦nez, en Uruguay, hace 30 a?os. Nos alojamos en Piri¨¢polis, cerca de Punta del Este; conoc¨ª cabo Polonio, Punta del Diablo, La Paloma... Pero el viaje empez¨® mal: en Madrid, Pluna, la aerol¨ªnea uruguaya, me deneg¨® el embarque porque el vuelo iba lleno. Sancho Gracia, productor de la serie, presion¨® por tel¨¦fono y el comandante me dej¨® pasar al avi¨®n. Me acomodaron en los asientos de descanso de la tripulaci¨®n pero, a los 10 minutos de despegar, me levantaron. "?D¨®nde me siento?", pregunt¨¦. En ning¨²n sitio. Hab¨ªa gente hasta en las salidas de emergencia, aquello parec¨ªa un autob¨²s de l¨ªnea. Una familia brasile?a recolect¨® comida para los que sobr¨¢bamos, porque no hab¨ªa men¨²s para todos. As¨ª que hice el trayecto entre Madrid y R¨ªo de Janeiro de pie; ya entre R¨ªo y Montevideo s¨ª me pude sentar.
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