Un nuevo Par¨ªs a orillas del Sena
Terrazas, museos, playas, islas flotantes y paseos junto al r¨ªo, la nueva estrella de la capital francesa
Hace un par de a?os tuvo lugar en el noreste de Par¨ªs un acontecimiento que pudo parecer anecd¨®tico, pero que sin duda fue intencionado. En las aguas del Bassin de la Villette se puso en marcha el experimento de una piscina natural. Los vecinos del XIX arrondissement ¡ªy de m¨¢s all¨¢¡ª disfrutaron de esta nueva zona de ba?o que une el canal de Saint-Martin y el canal de l¡¯Ourcq. El resultado fue una fiesta. Tras la prueba se escond¨ªa el deseo de la alcald¨ªa de hacer del r¨ªo Sena, alg¨²n d¨ªa no lejano, una piscina ¡°ba?able¡±. Con la mirada puesta en los Juegos Ol¨ªmpicos de 2024, Par¨ªs recupera ahora los muelles para sus habitantes y contin¨²a el proceso de reinvenci¨®n de sus canales y de un r¨ªo cuyos m¨¢rgenes, hoy d¨ªa, despu¨¦s de peatonalizar muchos kil¨®metros, son m¨¢s accesibles que nunca.
El Sena, m¨¢s que el r¨ªo matriz de la ciudad que transporta a ocho millones de turistas al a?o en sus eternos bateaux mouches y un vanguardista eje fluvial de transporte y de reparto ecol¨®gico, es en la actualidad un laboratorio en el que caben jardines flotantes, actividades deportivas al aire libre (del remo al paddle), diferentes opciones de movilidad (ciclistas, patinadores¡), centros de arte, festivas guinguettes (merenderos, chiringuitos o tabernas junto al agua, conviene memorizar esa palabra), bancos en los que improvisar un p¨ªcnic (pocas cosas ama m¨¢s el parisiense), barcazas reconvertidas en caf¨¦s y restaurantes asomados al caudal. As¨ª se ha transformado en espacio de bonheur (felicidad) para fl?neurs (paseantes sin rumbo) que transitan ociosamente por v¨ªas hasta hace poco inaccesibles y, sobre todo, en el epicentro de la ciudad del futuro, que busca ser a un mismo tiempo sostenible, ecol¨®gica, inclusiva y resiliente.
El Sena se ha convertido en un espacio de felicidad para fl?neurs que transitan por v¨ªas hasta hace poco inaccesibles
A su paso por Par¨ªs, el Sena se cruza por 37 puentes. Si seguimos su curso, a pie o en bicicleta, de este a oeste, desde Charenton hasta Javel, en las inmediaciones de Boulogne-Billancourt, podremos descubrir la capital francesa de un modo transversal y disfrutar de las 10 nuevas hect¨¢reas abiertas a la circulaci¨®n y al paseo que le han hecho recuperar un papel central en la estructura de la ciudad. El camino es largo, pero no solitario.
1 Libros y pel¨ªculas
En el Quai Fran?ois-Mauriac siempre es agradable apreciar los cuatro libros abiertos que concibi¨® en 1995 el arquitecto Dominique Perrault para dar forma a la Biblioteca Nacional de Francia (BNF), premio Mies van der Rohe 1996. Esta gran biblioteca, separada en cuatro tomos (edificios) de lenguaje minimalista y cuyos principales protagonistas son el cristal y el acero, es una met¨¢fora del pensamiento, y en sus 400 kil¨®metros de estanter¨ªas alberga 20 millones de vol¨²menes, el mayor dep¨®sito de libros del pa¨ªs.
Desde ah¨ª, la estupenda pasarela Simone de Beauvoir (dise?ada por Dietmar Feichtinger) conecta con el parque de Bercy, donde hay un coqueto y sinuoso edificio de Frank Gehry, la Cin¨¦math¨¨que Fran?aise (instituci¨®n creada en 1936 por el visionario Henri Langlois y ubicada aqu¨ª desde 2005). Gehry describi¨® el edificio ¡°como una bailarina que levanta su vestido para invitar a la gente a entrar¡±.
Hablando de bailarinas y de cine, de regreso al Sena, en la rive gauche (la margen izquierda) espera la piscina Jos¨¦phine Baker, llamada as¨ª en honor a la actriz, bailarina y cantante que revolucion¨® en la d¨¦cada de 1920 el cabar¨¦ Folies Berg¨¨re. Reconocible por su estructura de cristal, es una piscina flotante muy acorde con el esp¨ªritu del plan Paris Plages, que fomenta la creaci¨®n de playas artificiales en verano. Cuando declina el d¨ªa, Barapapa o La D¨¦mesure sur Seine son dos simp¨¢ticas guinguettes a tener en cuenta. Y para quien no pueda resistirlo y quiera vivir una experiencia puramente acu¨¢tica, puede reservar en el hotel OFF, que ver¨¢ en mitad del r¨ªo; es el primer hotel flotante de Par¨ªs. No es poca cosa: 54 habitaciones, 4 suites, piscina y puerto deportivo. Le grand luxe.
2 Un nuevo barrio
Tras el chapuz¨®n, la mirada del viajero da con la Cit¨¦ de la Mode et du Design, identificable por la estructura exterior de color verde chill¨®n y el aura industrial. Las terrazas de sus restaurantes (atenci¨®n a Moon Roof) con vistas al Sena son un lugar m¨¢s que apetecible. En 2005, los arquitectos Dominique Jakob y Brendan MacFarlane reconvirtieron unos antiguos almacenes en un espacio contempor¨¢neo conservando el esqueleto de hormig¨®n armado, pero recubri¨¦ndolo de una piel de metal y hierro serigrafiado a la que llamaron plug-over, inspirada por el movimiento del r¨ªo, en la que se refleja irremediablemente. Arquitectura viva, org¨¢nica y ligada al tejido urbano. Por las noches, los juegos de luz concebidos por Yann Kersal¨¦ animan la fachada. La Cit¨¦ incluye el Wanderlust: bar, restaurante, club y espacio art¨ªstico muy frecuentado al caer el sol.
Cerca de ah¨ª se encuentra la Gare d¡¯Austerlitz. A pesar de retener el peso de su mito, parece preparada para la renovaci¨®n que est¨¢ llevando a cabo el estudio de Jean Nouvel y que concluir¨¢ (en principio) en 2020. El arquitecto, consciente de que esta estaci¨®n ser¨¢ parte fundamental de un nuevo barrio llamado Seine Rive Gauche, expres¨® en una carta abierta en su web el deseo de construir un nuevo distrito basado en el equilibrio, el reequilibrio y las conexiones entre densidad y espacios verdes, para dotar de un nuevo estatus urbano a los muelles, a los edificios pr¨®ximos a las orillas y a las estaciones.
Austerlitz es un buen pre¨¢mbulo para el imprescindible Jardin des Plantes, el jard¨ªn bot¨¢nico fundado en 1635 como parque medicinal del rey Luis XIII y que desde entonces ha servido para recreo del visitante y para investigaciones de bot¨¢nicos y m¨¦dicos. El escultor Fagel concibi¨® una estatua a uno de ellos, Jean-Baptiste Lamarck, quien adem¨¢s da nombre a una conocida calle de Montmartre. Lamarck, naturalista que vivi¨® de 1744 a 1829, fue el primero en crear una teor¨ªa evolucionista con la que se super¨® el fijismo imperante hasta entonces. En 1802 acu?¨® el t¨¦rmino ¡°biolog¨ªa¡± para designar la ciencia que estudia los seres vivos, y se le respeta como fundador de la paleontolog¨ªa de los invertebrados.
3 Laboratorio urban¨ªstico
El pedaleo por este margen del r¨ªo permite superar el Jardin Tino-Rossi y vislumbrar el perfil del edificio que impuls¨® a Jean Nouvel en 1987: el Instituto del Mundo ?rabe, un centro c¨ªvico donde se difunde la cultura ¨¢rabe y su relaci¨®n con la francesa.
Fluctuart es el nuevo templo flotante del street art de Par¨ªs: 1.000 metros cuadrados de acceso gratuito
Enfrente, basta atravesar el puente de Sully y buscar el 21 del Boulevard Morland para dar con el Pavillon de l¡¯Arsenal, el centro de arquitectura y urbanismo de Par¨ªs, un recinto dedicado a la planificaci¨®n urbana determinante para entender esa tradici¨®n francesa de laboratorio urban¨ªstico. Hasta el 13 de octubre, la estupenda exposici¨®n Grand Paris¡¯ Roadways of the Future habla de las transformaciones que precisa la ciudad para reducir la contaminaci¨®n, de c¨®mo aumentar la movilidad e integrar la red vial en su entorno. Se exhiben las innovadoras propuestas de cuatro equipos multidisciplinares compuestos de arquitectos, urbanistas y expertos en movilidad: L¡¯Atelier des Mobilit¨¦s (D&A Devillers & Associ¨¦s), Collectif Holos (Richez Associ¨¦s), New Deal pour les Voies du Grand Paris (Seura Architectes) y Shared Utility Networks - SUN (Rogers Stirk Harbour & Partners). Sus investigaciones se han focalizado en un sistema de transporte p¨²blico conectado con el uso de bicicletas y coches compartidos. Adem¨¢s, se muestran los proyectos premiados por la plataforma FAIRE, que desde 2017 invita a presentar programas para afrontar grandes retos urbanos como el clima, las nuevas tecnolog¨ªas, la solidaridad, la limpieza y la movilidad.
A estas alturas, ya cerca de l¡¯?le Saint-Louis se dejan ver los primeros bouquinistes, esos c¨¦lebres vendedores de libros antiguos gracias a los cuales consideramos el Sena como el ¨²nico r¨ªo del mundo que transita entre libros. No hay oficio con horario m¨¢s an¨¢rquico, por lo que cada cual abre su cofre met¨¢lico cuando le da la gana. Por aqu¨ª Par¨ªs se transforma en imaginario y, ante los bouquinistes, a la mente acuden escenas de pel¨ªculas de la nouvelle vague, con la mirada como una c¨¢mara ligera, sin otra luz que la natural; o de los cuadros impresionistas de Pissarro o Caillebotte, donde las mujeres y los hombres cruzaban las calles como si quebrantaran normas.
Superado el Pont de la Tournelle, nos aproximamos a l¡¯?le de la Cit¨¦ y a uno de los puentes m¨¢s peque?os y fotografiados del Sena, el del Archev¨ºch¨¦, que da al ¨¢bside de la catedral g¨®tica m¨¢s famosa del mundo: Notre Dame, sobre la que poco se puede a?adir.
El Pont Neuf es el ¨²ltimo que une la rive gauche con la Cit¨¦. Cuesta no evocar a los desolados personajes convencidos de vivir all¨ª de la pel¨ªcula de Carax Los amantes del Pont Neuf, que trastoc¨® la raz¨®n de tantos j¨®venes al inicio de los pasados a?os noventa. Y por consiguiente, tambi¨¦n el conflictivo proyecto (o m¨¢s bien desaf¨ªo) que present¨® el arquitecto St¨¦phane Malka en su libro Le Petit Pari(s), en el que, entre otras ideas, propon¨ªa, rozando la provocaci¨®n, convertir el puente en un espacio habitacional.
En los quais de la rive droite, en esos siete kil¨®metros llamados Parc Rives de Seine, se amontona la gente para recibir el brillo del sol al borde del agua, conscientes de que es un placer gozar tanto de la movilidad como del reposo.
4 Un bosque flotante
Frente a las Tuller¨ªas, una vez superado el Mus¨¦e d¡¯Orsay, amarrado a pocos metros del puente de Alexandre?III siempre es tentadora la guinguette Rosa Bonheur, dispuesta en un paquebote de madera y cristal. As¨ª entramos en el espacio m¨¢s renovado en cuanto a pol¨ªticas urbanas se refiere. Entre el puente de Alexandre III y el de l¡¯Alma se hallan los nuevos jardines flotantes Niki de Saint Phalle, una suerte de bosque en medio de la ciudad de 1.800 metros cuadrados compuesto de cinco islas unidas por pasarelas, un arm¨®nico refugio vegetal que explica muy bien la reordenaci¨®n territorial pretendida desde la alcald¨ªa. Cada una de las islas representa un paisaje: la central, con predominio mineral; la isla Pradera, frondosamente plantada; la isla Vergel, con manzanos decorativos, o la isla de los P¨¢jaros, la m¨¢s salvaje.
Al lado est¨¢ Fluctuart, el nuevo templo flotante del street art que tiene previsto abrir sus puertas el 4 de julio. Este centro urbano de 1.000 metros cuadrados y tres niveles, gratuito, vibrante y accesible, promete acercar a¨²n m¨¢s el arte a la calle, otra idea que cuadra plenamente con el esp¨ªritu din¨¢mico de Par¨ªs. La apertura trae consigo una exposici¨®n del artista americano Swoon, y este julio incluye proyecciones nocturnas sobre el puente de los Inv¨¢lidos (una monumental instalaci¨®n cinematogr¨¢fica; de 21.30 a 24.00). El proyecto se hizo con el premio R¨¦inventer la Seine que lanz¨® el Gobierno local en 2017. Al otro lado del r¨ªo queda el Jardin d¡¯Erivan, por el que las bicicletas pasan como por una utop¨ªa.
Tras otro gran edificio de Nouvel que alberga el museo etnol¨®gico franc¨¦s, el Mus¨¦e du Quai Branly, llegamos a la Torre Eiffel. Subir a este monumento total (que cambi¨® la manera de mirar y alumbr¨® nuevas perspectivas en la est¨¦tica al romper con la idea de que los edificios bellos deb¨ªan ser de piedra y funcionales), como dec¨ªa Roland Barthes, ¡°un signo puro porque quiere decirlo todo¡±, permite observar el horizonte urbano por el que caminan los hombres y las mujeres en un pulular que convierte la ciudad en paisaje. Desde la altura, el Sena es una tira azul que invita a recordar a Rastignac, personaje de Balzac, codicioso joven de la novela Pap¨¢ Goriot (1834), que conclu¨ªa as¨ª: ¡°Al quedar solo, Rastignac dio unos pasos hacia lo alto del cementerio y contempl¨® Par¨ªs, tortuosamente extendido a lo largo de las dos orillas del Sena, en el que comenzaban a brillar las luces. Lanz¨® sobre aquella zumbante colmena una mirada que parec¨ªa extraer su miel por anticipado y pronunci¨® estas grandiosas palabras: ?Ahora nos veremos las caras!¡±.
Lo que resulta inevitable ante la torre es no mirar tambi¨¦n al futuro y recordar que en breve sus alrededores ser¨¢n transformados. Y, al igual que tantas cosas, ser¨¢n devueltos a los parisienses, que hoy tienen la sensaci¨®n de que solo pertenece a los turistas. Porque a partir de 2024, 54 hect¨¢reas se extender¨¢n entre Trocadero y ?cole Militaire gracias a los paisajistas brit¨¢nicos Gustafson, Porter y Bowman, que acaban de ganar el concurso organizado por la Ville de Paris para renovar este enclave. El proyecto se llama ONE y pretende unificar un lugar hoy dividido en peque?as porciones que aportan muy poco al conjunto, para restaurar as¨ª una unidad est¨¦tica y verde. El elemento m¨¢s impactante ser¨¢ la plantaci¨®n en el Pont d¡¯I¨¦na de una l¨ªnea de ¨¢rboles y una capa de c¨¦sped, algo jam¨¢s visto en un puente, que tambi¨¦n ser¨¢ peatonal (salvo autobuses y veh¨ªculos de urgencia). En una reciente entrevista en Lib¨¦ration preguntaron a la alcaldesa, Anne Hidalgo, si se pretend¨ªa crear un Central Park bajo la torre, y respondi¨®: ¡°Quiz¨¢ no, pero una isla de ox¨ªgeno s¨ª, sin duda, y muy r¨¢pido, porque hay que transformar esta ciudad para responder al cambio clim¨¢tico¡±.
Para terminar el d¨ªa en armon¨ªa con lo visto, es conveniente acudir a otra guinguette, en este caso La Javelle, situada a dos pasos del Parc Andr¨¦ Citro?n. En el revivido quai Javel es el momento de sentarse en una de sus hamacas mecedoras, observar el oleaje del Sena, por ejemplo con una cerveza en la mano bajo las guirnaldas luminosas y envuelto por el frescor de los ¨¢rboles. Entonces solo falta el sonido de una orquesta cercana para que por fin Par¨ªs sea una megaaldea verde.
Use Lahoz es autor de la novela Los buenos amigos (Destino).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.