Buscando al capit¨¢n Cu¨¦llar
Para escribir 'La colina de las piedras blancas' (Styria), el novelista Jos¨¦ Luis Gil Soto recorri¨® la costa oeste de Irlanda siguiendo las huellas de la Armada Invencible
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En su novela Madera de savia azul (Ediciones B), Jos¨¦ Luis Gil Soto viaja hasta el medievo, pero para escribir La colina de las piedras blancas (Styria) recorri¨® la costa oeste de Irlanda siguiendo las huellas de la Armada Invencible.
?Qu¨¦ esperaba encontrar all¨ª?
Varios enclaves, entre ellos la llamada tumba de los espa?oles (o Tuama na Spainteach en ga¨¦lico). Mi novela recrea lo que les ocurri¨® a los n¨¢ufragos de la Armada Invencible en esas costas. Lo hice gui¨¢ndome por la carta de un marinero espa?ol, el capit¨¢n Francisco de Cu¨¦llar. ?l y sus hombres tuvieron que circunnavegar la zona para regresar a casa y, debido a una tormenta brutal, naufragaron. En Irlanda, de hecho, existe la llamada Ruta de Cu¨¦llar (The Cu¨¦llar¡¯s Trail).
Y usted la recorri¨®¡
S¨ª, quer¨ªa seguir los pasos de Cu¨¦llar, desde donde naufrag¨® hasta donde se puso a salvo. Se retir¨® junto a otros navegantes al lago Melvin, en la frontera entre las dos Irlandas. Y all¨ª cerca, en el agua, accediendo por una lengua de tierra, se encuentra el torre¨®n donde Cu¨¦llar se hizo fuerte. Hay una placa conmemorativa en su honor, en ingl¨¦s, ga¨¦lico y castellano.
?D¨®nde comenz¨® la ruta?
En el condado de Clare, en el lugar al que llaman Spanish Point, un pueblito donde naufragaron dos barcos en 1588. All¨ª, en lo alto de un acantilado, est¨¢ el hotel Armada, que es precioso. A pocos metros hay un monolito con un gale¨®n espa?ol tallado y otra placa que conmemora la visita del rey Juan Carlos y do?a Sof¨ªa al pueblo.
?Y d¨®nde la termin¨®?
En Sligo. Un pastor de la zona conoc¨ªa la historia de la Armada y me cont¨® que en la iglesia de Sligo hab¨ªa apellidos espa?oles en los libros bautismales hasta hace dos generaciones.
?Cu¨¢ntas an¨¦cdotas!
Tengo otra muy buena: un veterinario ingl¨¦s y su mujer, que paseaban sus perros por los acantilados, me llevaron hasta la tumba de los espa?oles. No tiene l¨¢pida, est¨¢ marcada solo por un c¨ªrculo de piedras blancas. La pareja conoc¨ªa el punto exacto de la tumba y me prest¨® unas botas de goma para que caminase hasta all¨ª con ellos.
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