Colonia Roma, el barrio bohemio de Ciudad de M¨¦xico
Una ruta para perderse por las calles del barrio que puso nombre a la premiada pel¨ªcula de Alfonso Cuar¨®n y que estaba de moda mucho antes de que el cine lo internacionalizara
Esta ruta por la Roma no empieza en la Roma sino en otra colonia (barrio) de Ciudad de M¨¦xico; Ju¨¢rez, unos 10 kil¨®metros al norte. Concretamente, en el n¨²mero 12 de la calle de Liverpool, donde est¨¢ la librer¨ªa Jorge Cuesta (1), bautizada as¨ª por su fundador, Max Ramos, en honor al ensayista veracruzano. Desde aqu¨ª, el objetivo es llegar a El Burro Culto, su otra tienda ¡ªo m¨¢s bien el piso secreto de este librero¡ª en el centro de colonia Roma, donde guarda sus verdaderas joyas: una primera edici¨®n de Cien a?os de soledad, ejemplares raros de Cort¨¢zar, libros hist¨®ricos que tienen cientos de a?os, estanter¨ªas donde conviven Octavio Paz, Juan Rulfo¡ Para alcanzar este destino ¡ªcuya direcci¨®n no podemos desvelar¡ª, hay que entrar en Jorge Cuesta y mostrar un inter¨¦s sincero por la literatura. ¡°Eso se ve en quienes no miran el reloj ni el m¨®vil y no les importa derramar la tarde entre libros de puntapi¨¦¡±, dice Ramos. ¡°A esos les doy la direcci¨®n¡±.
No hay mejor carta de presentaci¨®n para un barrio que ya estaba de moda mucho antes de que Roma, de Alfonso Cuar¨®n, la internacionalizaran definitivamente el a?o pasado. ¡°Hay una reverberaci¨®n que permanece dentro de ti mucho despu¨¦s de que la pel¨ªcula haya terminado¡±, dijo la escritora mexicana Valeria Luiselli. Lo mismo sucede tras perderse por las calles donde transcurre el filme.
9.00.?Desayuno hipermexicano
La colonia Roma se fund¨® a finales del siglo XIX bajo la presidencia de Porfirio D¨ªaz, una ¨¦poca en la que se expandi¨® Ciudad de M¨¦xico y la nueva arquitectura se abri¨® a todas las influencias europeas imaginables. Contemplar la Casa de las Brujas (2) en la plaza de R¨ªo de Janeiro (3) es un buen punto de inicio porque refleja este eclecticismo: su fachada inglesa victoriana contrasta con la c¨²pula negra en forma de cono (de ah¨ª su nombre) al estilo de las iglesias alemanas de la Edad Media, y su interior abraza sin complejos al art d¨¦co, aunque no se puede visitar (salvo que se conozca a alg¨²n propietario de sus apartamentos). El europe¨ªsmo desacomplejado no termina aqu¨ª: a poco que uno gire la cabeza ve una imitaci¨®n en bronce del David de Miguel ?ngel, de 1976. En la plaza confluyen las calles de Durango y Orizaba, y por esta ¨²ltima se llega al hotel Brick (4), un edificio tra¨ªdo piedra a piedra desde Inglaterra a finales del siglo XIX, y que fue mansi¨®n, lupanar y cerrajer¨ªa. Hoy sirven huevos rancheros y caf¨¦ desde las 7.30, un desayuno hipermexicano perfecto para despu¨¦s patearse la Roma.
11.00.?140.000 gotas de historia
A unos 10 minutos caminando est¨¢ la calle de Colima (5), recorrido suficiente para percibir las ondulaciones de algunas aceras. Hace dos a?os, un terremoto agit¨® con gran virulencia Ciudad de M¨¦xico y tuvo especial incidencia en la Roma. Pero m¨¢s all¨¢ de algunas fachadas quebradas, la vida sigue en esta colonia bohemia entre terrazas, tiendas de moda y galer¨ªas, y, como en tantos barrios en los que fluye la modernidad, tambi¨¦n lo hace la gentrificaci¨®n: ¡°Despu¨¦s del temblor, muchas viviendas bajaron de precio. Pero eso provoc¨® que mucha gente se mudara aqu¨ª de golpe, y con tanta demanda ahora han subido mucho m¨¢s¡±, explica Montse Vargas, urbanista local. En la calle de Colima, 145 est¨¢ el Museo del Objeto (6). Hace 40 a?os, su fundador empez¨® a recopilar cosas que al resto se nos pasan de largo o desechamos, como envases, carteles, enseres¡ Su acervo incluye m¨¢s de 140.000 piezas. Un saludable Di¨®genes que materializ¨® en este espacio que, adem¨¢s del poso art¨ªstico de cada objeto cotidiano, muestra c¨®mo contar una ciudad a trav¨¦s de ellos.
Cerca queda el colectivo 180? Shop (7) (Colima, 180). Dicen que van m¨¢s all¨¢ de la cl¨¢sica tienda de ropa, que son un concepto que se relaciona con multitud de dise?adores, e incluso con museos, para rescatar la cl¨¢sica iconograf¨ªa mexicana (como la de los Juegos de 1968) y plasmarla en prendas modernas. Para quienes buscan algo muy mexicano que comprar, pero huyen de los ponchos y sombreros.
14.00.?Para amantes del picante
No es necesario preguntar por un restaurante a la hora de comer porque casi en cualquier esquina uno se topa con puestos de tacos (al pastor, al chicharr¨®n, de carnita, de cecina¡) a precios irrisorios. Pero existe la opci¨®n (m¨¢s cara) de saborear gastronom¨ªa mexicana en locales m¨¢s vestidos, como El Parnita (8), en la avenida de Yucat¨¢n, 84. Sirven antojitos de comida tradicional con tortillas reci¨¦n hechas, regados (si uno aguanta el picante) de una salsa de chile habanero con un poco de cebolla y aceite de oliva que no se encuentra en ning¨²n otro sitio. Otra opci¨®n es la Pozoler¨ªa Tixtla (9) (Zacatecas, 59). All¨ª sirven este caldo tradicional con lechuga, epazote y chile para darle espesor. Lo llaman pozole verde, una manera muy placentera de empaparse de M¨¦xico.
La Pozoler¨ªa Tixtla y su tradicional pozole verde es una manera muy placentera de empaparse de M¨¦xico
17.00.?Tarde de libros y colibr¨ªs
Uno tiene la posibilidad de sentarse en cualquiera de los muchos garitos modernos tan ¡°de la Roma¡±, o buscar planes alternativos, como ir a una tienda de p¨¢jaros. Camino Silvestre (10), en la calle de Tabasco, es mucho m¨¢s que un local en el que comprar bebederos y semillas o contemplar colibr¨ªs. All¨ª se vende mucha artesan¨ªa, como piezas de reputados ceramistas locales, m¨®viles decorativos con siluetas aviares y, seg¨²n la fecha, uno puede encontrarse con un evento gastron¨®mico, un concierto o la presentaci¨®n de un libro. Hay muchas otras opciones vespertinas. Una es acercarse a El P¨¦ndulo (11), en ?lvaro Obreg¨®n, 86. Sus tres plantas est¨¢n repletas de libros, y lo corona una terraza desde donde contemplar los tejados de la Roma tomando algo. En La Teatrer¨ªa (12) (Tabasco, 152) tienen un nutrido programa de obras aut¨®ctonas, y no hace falta ni acceder a su peque?o escenario: tienen otro improvisado en un escaparate que da a la calle, donde, a veces, los actores deleitan a los viandantes. El cine de autor no pod¨ªa faltar en este barrio: el Tonal¨¢ (13) (Tonal¨¢, 261) lo combina con pel¨ªculas m¨¢s comerciales y actuaciones de monologuistas en un local de decoraci¨®n industrial en el que no falta un restaurante.
22.00.?Dos pistas para echar el resto
La noche aqu¨ª tiene un sinf¨ªn de opciones para echar el resto. Pan y Circo (14), en ?lvaro Obreg¨®n, lo ofrece todo en sus tres plantas: sala de conciertos o recitados, un restaurante donde comer desde cocina de autor hasta fugaces hamburguesas y una magn¨ªfica terraza para acabar con una copa. El Bolero Caf¨¦ (15) (Guanajuato, 80) ofrece algo parecido pero con un punto canalla: el local, una peque?a biblioteca de unos 20 metros cuadrados, acoge conciertos de soul, jazz y m¨²sica tropical, y en su peque?a barra sirven ingestiones s¨®lidas o l¨ªquidas. ?Y el espacio para bailar? Entre las mesas de su terraza suceden los mejores momentos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.