Los amaneceres y puestas de sol m¨¢s bellos del mundo
Un comienzo del d¨ªa sublime en Wadi Rum, el gran desierto de Jordania, un atardecer en el templo de los monos de Katmand¨² o ver ocultarse el Sol en el Gran Ca?¨®n. 15 momentos m¨¢gicos que son gratis
A la hora de decidir cu¨¢les son los mejores amaneceres y puestas de sol del mundo, rara vez se alcanza un consenso. Hay algunos que despiertan la casi total unanimidad; otros, en cambio, suelen ser los m¨¢s retratados en Instagram por su espectacularidad; y luego est¨¢n aquellos ¨ªntimamente vinculados a nuestros recuerdos y a las personas con quienes los hemos contemplado. En definitiva, hay miles de momentos m¨¢gicos al principio y al final del d¨ªa, pero en torno a los 20 lugares incluidos en esta selecci¨®n hay acuerdo casi un¨¢nime. Conviene apuntarlos en nuestro cuaderno de viajes para disfrutarlos por vez primera (o volver a admirarlos) en un futuro cercano. Adem¨¢s, se trata de monumentos completamente gratis.
Amanecer desde el monte Kilimanjaro (Tanzania)
Pese a ubicarse muy pr¨®ximo a la l¨ªnea del Ecuador (y pese al calentamiento global), la cima del Kilimanjaro (5.892 metros) todav¨ªa aparece cubierta de nieves perpetuas. Ernest Hemingway retrat¨® en Las nieves del Kilimanjaro (1936) esta monta?a al noreste de Tanzania, la m¨¢s alta del continente africano, que cautiva a todos los que se acercan a ella. Si adem¨¢s en la visita se incluye contemplar la salida del Sol desde la cumbre, cuando ilumina gradualmente las llanuras africanas y la posibilidad de ver en el camino aves suimangas y monos colobos, uno acaba rendido.
Durante el ascenso se atraviesan tierras de cultivo, selvas exuberantes, prados alpinos y el descarnado paisaje lunar de las cotas m¨¢s altas. Aunque son muchos los que aspiran a coronarla, ya que en principio no se necesita un equipamiento demasiado t¨¦cnico de monta?a, puede resultar una misi¨®n arriesgada, por lo que conviene elegir bien a los gu¨ªas. Otra opci¨®n para disfrutar de su inmensidad es recorrer los f¨¢ciles senderos que enlazan las poblaciones de las laderas inferiores.
Aurora y crep¨²sculo en Angkor Wat (Camboya)
Tanto la salida como la puesta de sol en el complejo arqueol¨®gico de Angkor Wat, en Camboya, figura siempre como una de las m¨¢s elogiadas y recordadas por los viajeros. El ¨²nico problema para los m¨¢s exquisitos es que las multitudes se suelen agolpar a su entrada para disfrutar del espect¨¢culo: una suntuosa mezcla de cielo y torres en forma de loto talladas con ninfas celestiales se refleja en el lago que tiene justo enfrente.
Este conjunto de templos hinduistas fue levantado a principios del siglo XII por una sucesi¨®n de monarcas de la civilizaci¨®n jemer en homenaje al dios Visnu. El lugar fue abandonado en el siglo XV y muchos de sus edificios desaparecieron bajo las enormes ra¨ªces de las higueras de Bengala y la exuberante selva. Al atardecer, la ciudad sagrada se torna dorada, y al alba, las torres surgen de la oscuridad y el lago refleja los suaves colores de la ma?ana. Un poco despu¨¦s de la salida del Sol, cuando muchos grupos organizados regresan a la ciudad camboyana de Siem Reap para desayunar, Angkor Wat queda a merced de los viajeros m¨¢s pacientes.
Atardecer en Cable Beach (Broome, Australia)
Puestos a elegir un lugar de Australia, hay que apostar por la belleza y el colorido de las playas de la ciudad de Broome, al noroeste del pa¨ªs. El rojo del pindan (la tierra de color ¨®xido caracter¨ªstica de la regi¨®n australiana de Kimberley), el aguamarina de la Roebuck Bay y el blanco nacarado de la arena de la Cable Beach son una combinaci¨®n crom¨¢tica tan inveros¨ªmil como inolvidable. Relajarse en esta playa mientras cae el Sol sobre el oc¨¦ano ?ndico constituye una de las mejores experiencias imaginables. Normalmente est¨¢ abarrotada para el espect¨¢culo de la puesta de sol, pero con 22 kil¨®metros de costa a nuestra disposici¨®n, no es muy complicado encontrar un rinc¨®n alejado del bullicio. Es dif¨ªcil superar el placer de tumbarse en sus arenas sedosas, aunque otra opci¨®n altamente recomendable, aunque radicalmente distinta, es disfrutar del atardecer sentado entre las jorobas de un camello.
El espect¨¢culo milenario de Stonehenge (Reino Unido)
El complejo neol¨ªtico de Stonehenge se levanta en la llanura de Salisbury, en el condado de Wiltshire, al oeste de la localidad inglesa de Amesbury, y es un sitio que irradia un poderoso magnetismo que atrae multitudes casi cualquier d¨ªa del a?o. Nadie sabe a ciencia cierta qui¨¦n traslad¨® estas piedras de 50 toneladas de peso desde el oeste de Gales hasta este rinc¨®n del sur de Inglaterra, a una distancia de unos 225 kil¨®metros (se necesitar¨ªan alrededor de 600 personas para desplazar solo unos cent¨ªmetros alguno de estos bloques) ni por qu¨¦ motivo. Estos famosos menhires, colocados unos sobre otros formando un c¨ªrculo y una herradura en el interior, siempre resultan fascinantes, tambi¨¦n para los paganos m¨¢s apasionados de Europa que encuentran aqu¨ª un lugar de encuentro donde sentir el influjo de las fuerzas ancestrales. A pesar de la muchedumbre, y de tantos magos ataviados con t¨²nicas, el solsticio de verano es el momento m¨¢s especial para ver al Sol asomar entre el c¨ªrculo de piedras. La Piedra Tal¨®n est¨¢ alineada con el sol naciente, lo que aviva las teor¨ªas de que Stonehenge pudo ser alg¨²n tipo de reloj celestial.
Despunta el d¨ªa en el?Wadi Rum (Jordania)
Se denomina el Valle de la Luna a un ¨¢rea des¨¦rtica protegida de 450 kil¨®metros cuadrados ubicada a una hora y media en coche de la ciudad de Petra. Este paisaje ¨¢rido de dunas e hipn¨®ticas formaciones rocosas al suroeste de Jordania es sumamente rom¨¢ntico y ha quedado grabado en la memoria colectiva de Occidente gracias al arque¨®logo y escritor brit¨¢nico T. E. Lawrence (1888-1935). M¨¢s conocido como Lawrence de Arabia, estableci¨® aqu¨ª su base de operaciones militares subversivas en defensa de la causa ¨¢rabe y escribi¨® sobre ellas en Los siete pilares de la sabidur¨ªa. Pero el lugar es sobre todo recordado por la excepcional fotograf¨ªa de la pel¨ªcula Lawrence de Arabia (1962). Su director, el galardonado David Lean, rod¨® parte de los exteriores de las haza?as del d¨ªscolo coronel brit¨¢nico en estos estrechos valles, parajes que fueron atravesados a?os despu¨¦s por otros h¨¦roes cinematogr¨¢ficos, como el mism¨ªsimo Indiana Jones. Dominado por elevadas monta?as de arenisca, el desierto del Wadi Rum es un escenario duro pero sublime para observar los cambios de luz, como cuando amanece, un espect¨¢culo memorable.
Saludo al Sol en Machu Picchu (Per¨²)
Muchos de los que se adentran en los Andes peruanos lo hacen a trav¨¦s del Camino del Inca, la v¨ªa pedestre m¨¢s famosa de Latinoam¨¦rica: 43 kil¨®metros de bosques, niebla y llamas que conducen a?Machu Picchu. Lo ideal es llegar a la impresionante ciudadela coincidiendo con el amanecer y atravesar la Puerta del Sol (Intipunku) para observar la ciudad perdida de los incas bajo nuestros pies, a lo largo de la verde llanura aterrazada. El escarpado pico del Huayna Picchu domina la composici¨®n. La luz cada vez m¨¢s fuerte acent¨²a el resplandor de los verdes y subraya los detalles de la ciudad, como los templos dedicados a Inti, el dios del Sol. El n¨²mero de senderistas en el Camino del Inca est¨¢ restringido y hay que solicitar el permiso con un m¨ªnimo de seis meses de antelaci¨®n.
Ocaso m¨¢gico en Santorini (Grecia)
El paisaje de la isla volc¨¢nica de Santorini, con sus playas de arena negra y casas blancas derram¨¢ndose ca¨®ticamente por las pronunciadas laderas hasta el brillante mar azul, resulta, para muchos, insuperable. De hecho, lo ¨²nico que es capaz de reducirlo a mero decorado es el momento en el que el Sol se hunde en el Mediterr¨¢neo. La playa de Oia constituye el lugar ic¨®nico para disfrutar de un ocaso perfecto en Santorini: ofrece unas vistas del horizonte sin interrupciones y se puede admirar el espect¨¢culo hasta el final. Es un fen¨®meno natural con un punto m¨¢gico, con sus casas blancas y sus c¨²pulas recort¨¢ndose sobre el horizonte. Si queremos evitar a las l¨®gicas muchedumbres, hay que dirigirse m¨¢s al sur por el borde de la caldera.
La Alhambra desde el mirador de San Nicol¨¢s (Granada)
Hay muchas personas que declaran sin pesta?ear que la del barrio granadino del Albaic¨ªn es la puesta de sol m¨¢s bonita del mundo. El expresidente estadouindense Bill Clinton as¨ª lo manifest¨® cuando contempl¨® por primera vez la luz tostada del atardecer reflejada sobre la Alhambra. Y realmente, es dif¨ªcil encontrar algo tan bello como las murallas de este palacio andalus¨ª ba?adas por los colores del ocaso. Y una de las mejores perspectivas se obtiene desde el mirador de San Nicol¨¢s, situado en la parte alta del Albaic¨ªn, aunque la gran pega es que est¨¢ siempre a tope de turistas con los mismos prop¨®sitos. Sin embargo, para muchos granadinos, la mejor puesta de sol se disfruta desde el mirador de San Miguel, algo m¨¢s retirado, pero que permite contemplar una excelente panor¨¢mica de Granada, la Alhambra y, al fondo, Sierra Nevada.
Puesta de sol mirando al oeste, en Madrid
Otro atardecer urbano espectacular y alabado por muchos artistas es el que ti?e de tonos ardientes los maravillosos cielos que pint¨® Vel¨¢zquez en Madrid. Solo hay que asomarse a la fachada oeste de la ciudad, por ejemplo desde el Templo de Debod, junto a la Plaza de Espa?a, uno de los rincones m¨¢s singulares de la capital espa?ola. Gracias a sus espectaculares vistas se ha convertido en el escenario elegido para rodar numerosas series y pel¨ªculas. Es tambi¨¦n un lugar ideal para sentarnos en un banco o tumbarnos en la hierba y disfrutar del atardecer. Y no muy lejos de all¨ª, encontramos las terrazas de Las Vistillas, en los aleda?os del viaducto de Segovia, uno de los lugares m¨¢s encantadores de Madrid; el Palacio Real y la catedral de La Almudena de frente, y a su espalda, una maravillosa vista panor¨¢mica de la ciudad, sobre todo durante el crep¨²sculo.
Un atardecer entre monos en Katmand¨² (Nepal)
Merece la pena subir los escalones de Swayambhunath ¨Cm¨¢s conocido como el templo de los monos¨C tan solo por las vistas panor¨¢micas de 360? que ofrece. Seg¨²n la leyenda, el valle de Katmand¨² fue un lago y, en lo alto de la colina, el templo ¡°surgi¨® por s¨ª mismo¡± de las aguas, cual hoja de loto. En la actualidad, todav¨ªa parece flotar sobre la contaminaci¨®n y el ruido de la ciudad en su propia burbuja de serenidad. El Sol asciende de color rosa entre la neblina, campanadas, plegarias, repiqueteo de las ruedas de oraci¨®n, el batir de las alas de las palomas y los gru?idos de los monos.
Luces vespertinas en el Gran Ca?¨®n (Arizona, EE UU)
Resulta dif¨ªcil imaginar mejor composici¨®n al atardecer que las franjas marrones, lavandas y ocres del Gran Ca?¨®n del Colorado, en el Estado de Arizona (EE UU). Conviene quedarse un rato m¨¢s despu¨¦s de que se haya ocultado el Sol para deleitarse con las ¨²ltimas pinceladas del cielo reflejadas en las cumbres y las estrellas que surgen poco a poco. El Hopi Point es un magn¨ªfico, aunque popular, mirador, por eso suele suele estar muy concurrido. Pero el Yaki Point es igual de espectacular y ofrece una experiencia m¨¢s solitaria, incluso meditativa.
Medianoche en los confines ¨¢rticos (Svalgard, Noruega)
La punta m¨¢s septentrional de Europa, en el archipi¨¦lago noruego de Svalgard, en el oc¨¦ano Glacial ?rtico, es un para¨ªso helado lleno de glaciares, icebergs, ballenas, renos y osos polares. En invierno queda sumido en la oscuridad durante cuatro meses, pero en verano ¨Cdesde finales de abril hasta finales de agosto¨C se puede disfrutar de sus noches blancas, y del sol de medianoche, cuando el arco que traza el astro nunca llega a desaparecer por el horizonte, generando adem¨¢s una paleta de colores incre¨ªbles en el cielo ¨¢rtico. La puesta del sol de medianoche se puede redondear con un paseo por un glaciar o durante una excursi¨®n en kayak.
Donde el Sol desaparec¨ªa del mundo (Finisterre, Galicia)
Desde el faro de Finisterre, el segundo lugar m¨¢s visitado de Galicia despu¨¦s de la catedral de Santiago, se contemplabla, hasta hace cinco siglos, el finis terrae, el fin de la Tierra. M¨¢s all¨¢ del extremo occidental de la actual provincia de A Coru?a solo se extend¨ªa el Atl¨¢ntico, repleto de leyendas. Y a sus pies, unos afilados acantilados llenos de esquelas: la Costa da Morte. El cabo es un lugar m¨ªstico, que muchas civilizaciones consideraron un punto de encuentro divino con el Sol. Los atardeceres desde lo alto del faro son un deleite visual, con la m¨²sica de las olas acompasando el panorama. Muchos peregrinos llegan hasta aqu¨ª para fotografiarse con la ¨²ltima se?al del Camino de Santiago, que apunta directamente al oc¨¦ano.
Sale el Sol en Tul¨²m (M¨¦xico)
A Tul¨²m, en la costa mexicana del Estado de Quintana Roo, se la conoce como la ciudad del amanecer. Hasta ella llegan miles de visitantes para descubrir sus magn¨ªficas playas de color azul turquesa, sus cenotes en los que se puede bucear, y sobre todo, sus ruinas mayas, un templo en piedra junto al mar que sorprendi¨® a los espa?oles cuando llegaron a estas costas. Los mayas la llamaban ciudad del amanecer porque es un lugar ideal para iniciar el d¨ªa contemplando c¨®mo el Sol se levanta sobre el mar Caribe.
Arrebato vespertino en la Albufera (Valencia)
Muy cerca, y muy bella. As¨ª es la Albufera valenciana, un paisaje ¨²nico, modelado en buena parte por el hombre. Lo que hace unos cuantos millones de a?os era una bah¨ªa, se fue transformando hasta convertirse, ya en tiempos de los romanos, en un lago separado del mar. Poco a poco, las plantaciones de arroz hicieron que disminuyese su tama?o hasta formar la estampa que conocemos hoy. Este espl¨¦ndido humedal a tan solo 10 kil¨®metros de Valencia se disfruta especialmente al atardecer, cuando su peculiar paisaje alcanza el momento cumbre. Si lo admiramos adem¨¢s desde una barca en el centro del lago, el espect¨¢culo es sublime. Todo un baile de colores rojos y naranjas, con los contraluces de algunas casas y el espejo sobre los arrozales.
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