Cinco ba?os de bosque para conectar con la naturaleza y con uno mismo
El autor de 'Ba?os de bosque. 50 rutas para sentir la naturaleza' da la claves para conocer e iniciarse en estos paseos tranquilos que ayudan a despertar los sentidos y reducir el estr¨¦s
"Esto no va de abrazar ¨¢rboles ni de caminar descalzo entre la hojarasca". Alex Gesse, coautor junto a Gorka Altuna de Ba?os de bosque. 50 rutas para sentir la naturaleza (editorial Alhenamedia), es un firme defensor de los beneficios para la salud y el bienestar mental de los paseos guiados por la naturaleza, pero huye de cualquier enfoque m¨ªstico o m¨¢gico que se le pueda dar a esta actividad pensada para desconectar de la rutina. "Un ba?o de bosque no es m¨¢s que una experiencia contemplativa que nos conecta con el entorno natural a trav¨¦s de las emociones y los cinco sentidos", defiende Gesse, uno de los mayores expertos europeos en shinrin-yoku, que significa literalmente "absorber la atm¨®sfera del bosque". Es una t¨¦cnica que introdujo con ¨¦xito Jap¨®n en su sistema de salud en los a?os ochenta para reducir los altos niveles de estr¨¦s de la poblaci¨®n, aprovechando que tres cuartas partes de su territorio est¨¢n cubiertas por ¨¢rboles. "En un mundo en el que todo va demasiado r¨¢pido, los ba?os de bosque implican caminar despacio, sentir el sendero, tocar los ¨¢rboles, el agua, o¨ªr el canto de los p¨¢jaros, el ulular del viento, la ca¨ªda de las gotas del roc¨ªo...", explica en el pr¨®logo del libro.
Este consultor catal¨¢n que creci¨® jugando en los bosques mediterr¨¢neos del Empord¨¤ desempe?a desde hace muchos a?os labores ligadas a la naturaleza y la salud, pero fue en 2016 cuando fund¨® el Instituto de Ba?os de Bosque, y, tres a?os despu¨¦s, junto a la ecologista irlandesa Shirley Gleeson, cre¨® su hermano mayor: el Forest Theraphy Institute, con el objetivo ¨²ltimo de integrar estas caminatas en los sistemas de salud. Lo que ¨¦l denomina "la prescripci¨®n verde". Algo que todav¨ªa ve lejano en Espa?a, pese a que cada vez m¨¢s ayuntamientos incluyen este tipo de iniciativas entre los servicios que ofertan a sus vecinos, pero que "ya es tendencia en otros pa¨ªses de nuestro entorno como Escocia o m¨¢s recientemente Alemania, donde el m¨¦dico puede recetarte, adem¨¢s de medicamentos, una terapia en el bosque como pr¨¢ctica complementaria al tratamiento".?
En base a su propia experiencia tras dirigir cientos de caminatas terap¨¦uticas, y despu¨¦s de empaparse de las ense?anzas del inmun¨®logo de origen chino Qing Li, m¨¢xima autoridad mundial en medicina forestal y padre del movimiento shinrin-yoku, Gesse considera que perderse en la naturaleza refuerza el sistema inmunitario, reduce el estr¨¦s y rebaja la tensi¨®n arterial y el ritmo cardiaco, entre otros beneficios inmediatos. Y apunta un dato importante: "No tiene que ser necesariamente en un bosque, vale un parque urbano al lado de casa o una zona verde con la que conectes especialmente".
Como apunta su colega Gorka Altuna, "los bosques ya de por s¨ª act¨²an como infraestructuras de salud a trav¨¦s de los servicios ecosist¨¦micos que nos proveen como es filtrar la lluvia, depurar el aire (filtrado de part¨ªculas contaminantes), absorber di¨®xido de carbono y liberar ox¨ªgeno". Lo que s¨ª parece demostrado es que las terapias de bosque dirigidas a grupos con ciertas patolog¨ªas tienen un efecto positivo casi inmediato. "Uno de mis primeros proyectos lo hice con ni?os en riesgo de exclusi¨®n social. Al t¨¦rmino de los paseos uno de ellos me dijo: 'El bosque calma mis malos pensamientos", recuerda con orgullo Gesse. Obtuvo resultados igual de esperanzadores al dirigir incursiones en la naturaleza para mujeres v¨ªctimas de violencia machista y enfermos de esquizofrenia.
Paseos cortos por sendas poco concurridas
Parecer¨ªa obvio que para darse un garbeo por el monte no hace falta preparaci¨®n previa, pero muchas personas necesitan ayuda para reecontrarse con la naturaleza de una manera, digamos, natural. Un ba?o de bosque no tiene como objetivo hacer ejercicio f¨ªsico, "como una simple caminata por la monta?a o una ruta de treeking". Gesse s¨ª recomienda que la primera vez se haga acompa?ado de "un profesional cualificado", es decir, de un gu¨ªa con la preparaci¨®n necesaria, formaci¨®n que tambi¨¦n oferta su instituto. ?l ha instruido a cerca de 200 educadores medioambientales que realizan ba?os y terapias de bosque en parques naturales y espacios verdes de Europa y Am¨¦rica. La tarea de estos monitores es, sobre todo, "crear un entorno favorable en el que los participantes se sientan seguros y c¨®modos, tanto f¨ªsica como psicol¨®gicamente".
Los ejercicios suelen tener una duraci¨®n inferior a dos horas, se desarrollan en rutas poco concurridas (y de no m¨¢s de dos kil¨®metros de distancia) y constan de tres fases. La primera est¨¢ orientada a "despertar los sentidos y armonizarse con los ritmos de la naturaleza". En la intermedia se realizan m¨²ltiples actividades ¡ªdesde tocar la textura de una flor a sentarse en silencio a escuchar el sonido de la Tierra¡ª, que var¨ªan en funci¨®n de las personas a las que van dirigidas. "No es lo mismo hacer un paseo con directivos de multinacionales que buscan fortalecer la creatividad y la comunicaci¨®n que ir con un grupo de abuelos de 80 a?os". La terapia se cierra con una puesta en com¨²n, en la que es muy habitual escuchar comentarios como "he perdido la noci¨®n del tiempo", "me he sentido como un chaval" o "estoy m¨¢s relejado que nunca". Al final, el objetivo es tomar conciencia de haber vivido una experiencia diferente antes de reincorporarse al ritmo de la ciudad: "No existe una manera correcta o incorrecta de comunicarse con el bosque. Cada persona conecta de una manera. Simplemente hay que dejarse llevar".
Muchas de los itinerarios descritos en Ba?os de bosque. 50 rutas para sentir la naturaleza son caminos frecuentados por senderistas, pero en este caso "lo importante no es llegar a un lugar, sino disfrutar de la experiencia de convivir con el bosque y sus habitantes, independientemente de la forma y tama?o". Gesse ha elegido para El Viajero cinco de ellas, "realizadas con mimo" por colegas de profesi¨®n formados en el Forest Therapy Institute. Cada ruta se acompa?a en el libro de informaci¨®n, "a modo de pistas", sobre la presencia de monoterpenos ¡ªsustancias que desprenden los ¨¢rboles para protegerse de depredadores y par¨¢sitos¡ª y el nivel de ionizaci¨®n del aire en cada tramo de recorrido. Estudios cient¨ªficos apuntan a que ambos elementos naturales podr¨ªan tener beneficios directos en el sistema inmunol¨®gico de las personas.
1.?Sendero de Guenzelai. Parque natural de Urkiola (Bizkaia)
Entre Bizkaia y ?lava se encuentra el parque natural de Urkiola, un espacio protegido con una enorme diversidad de fauna y flora. Con una extensi¨®n de 5.958 hect¨¢reas, se extiende sobre el conjunto monta?oso que configuran las sierras de Aramotz-Eskubaratz, los montes del Duranguesado y la sierra de Arangio. Para Johanna Maluenda, la autora de la ruta, "acercarse a Urkiola para disfrutar de un ba?o de bosque supone caminar por la diversidad de paisajes que esconde este espect¨¢culo de la naturaleza: verdes pastos, frondosos y coloridos bosques y escarpadas cumbres de roca caliza que cubren con su manto protector los valles". El sendero atraviesa el hayedo de Astxiki y el bosque de Guenzelai, este ¨²ltimo habitado por unas hist¨®ricas hayas. En el camino tambi¨¦n despuntan el pino y el abedul, ¨¢rbol que da nombre a Urkiola (tierra de abedules). Se trata de un itinerario de poco m¨¢s de un kil¨®metro en el que podremos potenciar el sentido del tacto, "posando las manos en los gris¨¢ceos troncos de las hayas y al desplazar los dedos para experimentar su humedad y rugosidad". Tambi¨¦n habr¨¢ tiempo para disfrutar del placer que produce notar bajo los pies la tierra firme pero blanda y "las ra¨ªces algodonosas de las hayas". El recorrido culmina en las campas de Guenzelai, "donde sentir¨¢s la necesidad de sentarte sobre la hierba suave y aterciopelada que ti?e todo el lugar de un intenso color verde".
2. Parque natural de las Lagunas Glaciares de Neila (Burgos)
La senda del Collado de Neila, de kil¨®metro y medio y dificultad asequible, se integra en el parque natural de las Lagunas Glaciares de Neila, en la sierra de la Demanda (Burgos), que abarca un territorio de 6.860 hect¨¢reas, todas ellas pertenecientes al municipio del mismo nombre. Se trata de un sendero que discurre a lo largo de dos arroyos, y que se interna en bosques de pinos silvestres mezclados con hayas, abedules y acebos a trav¨¦s de un mullido manto de hierba. La ruta se inicia en el mismo pueblo de Neila, donde a¨²n sobrevuelan los ecos de su rico pasado trashumante. Avanzando por el camino que sale del pueblo, a los o¨ªdos de Noem¨ª Hortig¨¹ela, la autora de este recorrido, lleg¨® el sonido de los cencerros de las vacas y caballos que pastan en las mismas praderas que anta?o recib¨ªan con alegr¨ªa a los pastores, que volv¨ªan al comienzo del verano de tierras extreme?as. Si se hace la ruta en primavera, "podremos disfrutar de la textura aterciopelada y del aroma de los p¨¦talos de la flor del rosal silvestre" mientras paseamos entre chopos, sauces y fresnos. En otro momento del camino aparecen las primeras hayas, en un peque?o promontorio que invita al descanso bajo sus ramas. "Podremos deleitarnos contemplando el komorebi, palabra japonesa que significa 'la luz del sol que se filtra a trav¨¦s de las hojas de los ¨¢rboles'. Este suceso puede contemplarse en muchos ¨¢rboles, pero en la haya, gracias a sus ramas superpuestas, adquiere una calidez especial".
3. Bra?a la Campa. Parque natural de Somiedo (Asturias)
De los cuatro grandes valles que alberga el parque natural de Somiedo, el de Saliencia fue el escenario elegido por la terapeuta Raquel de la Ins¨²a para ba?arse en este espacio natural asturiano, hogar del oso pardo y de una flora exuberante donde abundan los bosques de robles, fresnos, arces y tilos. Adem¨¢s de ser la m¨¢s agreste, Saliencia es la garganta que cuenta con mayor n¨²mero de teitos, construcciones tradicionales de piedra con techumbre hecha de ramas de escoba, que en tiempos pret¨¦ritos eran empleadas para el abrigo de personas y ganado, y que le dan al paisaje un aspecto de poblado medieval. Esta monitora del Instituto de Ba?os de Bosque complet¨® un sencillo recorrido de 1,5 kil¨®metros (ida y vuelta) en el que pudo sumergirse en la belleza de este paisaje repleto de vida y espectaculares vistas panor¨¢micas. En este territorio h¨²medo y verde durante todas las estaciones, "la brisa suave y fresca siempre acariciar¨¢ la cara del caminante, que si alza la vista hacia el cielo lo ver¨¢ cubierto de ramas de verdes y hayucos en primavera o de coloreadas hojas de varias tonalidades, rojizas, ocres o doradas, en oto?o".
4. Puente del Retamar. Curso medio del Guadarrama (Madrid)
"A lo largo de toda su ribera, el r¨ªo Guadarrama crea un entorno natural que, a pesar de la intensa actividad antr¨®pica, mantiene zonas de alto valor ecol¨®gico en donde se pueden encontrar lugares en los que perderse y disfrutar de un entorno ¨²nico". As¨ª lo explica el experto en ba?os del bosque Paco Garc¨ªa, que recomienda esta inmersi¨®n en el parque regional del Curso Medio del r¨ªo Guadarrama tomando como punto de partida el ¨¢rea recreativa del puente del Retamar, en el municipio de Las Rozas, para completar una ruta llana y circular de dos kil¨®metros. Se trata de un sendero que nos introduce en un bosque de ribera en proceso de recuperaci¨®n, donde "admirar c¨®mo la naturaleza se abre camino a trav¨¦s de las cicatrices de la acci¨®n humana en el entorno". Esta arboleda de chopos, fresnos y ¨¢lamos sirve de corredor natural para la fauna y tambi¨¦n para los habitantes de la capital y su periferia. Durante el trayecto se atraviesa una zona de hierbas arom¨¢ticas, "un lugar ideal para olfatear y explorar con las manos no solo las texturas, sino tambi¨¦n los olores y c¨®mo estos impregnan nuestros dedos".
El encuentro con el puente del Retamar, formado por siete b¨®vedas de medio punto y levantado durante el reinado de Felipe II, permite recrearse "con las sensaciones que genera la temperatura del granito en nuestra piel, en los sentidos". La corriente paciente y tranquila del Guadarrama, "audible si el caminante presta atenci¨®n", nos acompa?ar¨¢ durante toda la traves¨ªa. Una peque?a playa fluvial casi al final del camino ofrece otro paisaje en el que observar las aguas. "Su transparencia, en la mayor¨ªa de las estaciones, y la breve profundidad del Guadarrama permitir¨¢n quiz¨¢ avistar algunos peces y, con suerte, alg¨²n ave acu¨¢tica".
?5. Les Estunes.?Espacio natural del lago de Banyoles (Girona)
El bosque de Les Estunes se haya muy cerca del estany o lago de Banyoles, el estanque natural m¨¢s grande de Catalu?a. Marta Ayats, la monitora a cargo de esta ruta de apenas 850 metros, recomienda hacerla entre semana para evitar aglomeraciones. La inmersi¨®n para nuestros sentidos arranca con la majestuosa visi¨®n de una poderosa encina con seis o siete ramificaciones gruesas, que sirve de puerta de entrada a un lugar m¨¢gico que ha inspirado leyendas como la de las aloges o goges, "las peculiares hadas de agua que se pasaban la noche hilando cerca del estany para luego refugiarse en las grandes grietas de travertinos formadas en ¨¦pocas geol¨®gicas anteriores y encima de las cuales se ha asentado abundante vegetaci¨®n y un bosque de encinas y robles".? El travertino es una roca muy valorada por escultores y artesanos formada por la acumulaci¨®n de capas de cal que depositan las aguas subterr¨¢neas del r¨ªo Llierca y Borr¨® provenientes de la comarca vecina de la Alta Garrotxa, que emergen a la superficie al llegar a Banyoles. "Tranquilamente, paso a paso, respiramos, nos detenemos de vez en cuando y contemplamos la brisa que mueve las hojas de las ramas, la hiedra trepando muy alto para abrazar ¨¢rboles de 15 o 20 metros de altura, y el musgo y los helechos compartiendo este h¨²medo h¨¢bitat", describe Ayats. "Este espacio, tan reducido como majestuoso, refleja c¨®mo la naturaleza nos ofrece de forma desinteresada su riqueza y diversidad para disfrute de nuestros sentidos, para sentir que formamos parte de ella".
Un regreso a nuestros or¨ªgenes, el sentido ¨²ltimo de los ba?os de bosque.
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