Aires moriscos en el valle de Ricote
De Abar¨¢n a Archena, pasando por Oj¨®s, los pueblos de esta comarca del norte de Murcia fueron el ¨²ltimo refugio musulm¨¢n antes de su expulsi¨®n de la Pen¨ªnsula
Abar¨¢n, Ricote, Blanca, Oj¨®s, Ulea, Villanueva del R¨ªo Segura y Archena son las siete poblaciones que jalonan la vega alta del r¨ªo Segura y conforman el valle de Ricote, comarca en el norte de Murcia. Un sue?o ¨¢rabe que exhi?be toda su feraz belleza en mitad de las agrestes y duras sierras del Oro, de la Pila, de la Navela y de Ricote. Pero antes de adentrarnos en ¨¦l, y apreciar el legado de la cultura morisca que aqu¨ª se despliega, hagamos un poco de historia.
Este valle comenz¨® a poblarse de musulmanes desde muy poco despu¨¦s de producirse la invasi¨®n isl¨¢mica de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica; y el pueblo de Ricote fue el epicentro de un microcosmos andalus¨ª que se termin¨® convirtiendo, 900 a?os m¨¢s tarde, en el ¨²ltimo reducto de los moriscos en Espa?a. Aunque el rec¨®ndito valle de Ricote?ha estado poblado desde la prehistoria, y ha visto pasar ¨ªberos, romanos y visigodos, fue con la dominaci¨®n musulmana cuando adquiri¨® verdadera entidad y relevancia hist¨®rica. La primera referencia a Ricote se tiene en el a?o 738, cuando su fortaleza es ocupada por un se?or musulm¨¢n. El valle permanece despu¨¦s en su apacible y tranquilo aislamiento durante siglos, albergando una poblaci¨®n, mezcla godo-romana y ¨¢rabe-bereber, que desarrolla ¡ªgracias al benefactor r¨ªo Segura, que crea a su paso un ed¨¦n de ricos vergeles¡ª unas pr¨®speras comunidades agr¨ªcolas y ganaderas.
A principios del siglo XIII surge aqu¨ª la figura del caudillo Ibn Hud, quien se rebela contra los almohades y conquista buena parte de Al?Andalus. En 1243, al igual que toda la taifa de Murcia, el valle pasa a integrarse en la Corona de Castilla y a depender despu¨¦s de la Orden de Santiago. Vive entonces un nuevo periodo, que se prolonga 250 a?os, de pac¨ªfica convivencia y de respeto a la diversidad cultural y religiosa de sus moradores, lo que favorece la aparici¨®n de una importante escuela de pensamiento y filosof¨ªa, con figuras de gran relieve intelectual como Al?Ricot¨ª, al que el propio rey Alfonso X el Sabio concede la fundaci¨®n de La Madrasa, un gran centro de estudios de la ¨¦poca, que con el tiempo dar¨ªa origen a la Universidad de Murcia. Despu¨¦s de que los Reyes Cat¨®licos decretaran la conversi¨®n de los musulmanes al cristianismo en 1501, la comunidad mud¨¦jar o morisca de la zona pudo seguir viviendo en el lugar de sus antepasados todav¨ªa un siglo m¨¢s, hasta que Felipe III orden¨® su definitiva expulsi¨®n, algo que en el caso de los conversos del valle de Ricote se produjo en 1614; siendo estos los ¨²ltimos moriscos que abandonaron la Pen¨ªnsula. El drama humano que supuso la expulsi¨®n de los moriscos de Espa?a se recoge incluso en varios pasajes del Quijote, a trav¨¦s de la figura de un vecino de Sancho Panza, apellidado, c¨®mo no, Ricote.
Norias gigantes de madera
Para recorrer el valle de Ricote lo mejor es hacerlo en el sentido del curso del r¨ªo Segura, es decir, comenzando por Abar¨¢n. Para algunos, el viaje podr¨ªa empezar algo m¨¢s arriba, visitando primero Cieza, donde conocer el imponente ca?¨®n de Almadenes, el yacimiento arqueol¨®gico andalus¨ª de Siy?sa y las pinturas rupestres de la cueva de los Monigotes y de la sima de la Serreta, ambas declaradas patrimonio mundial. Pero volvamos a Abar¨¢n, pueblo cabecera del valle de Ricote que atesora una excepcional muestra viva de antiguas norias de madera en pleno funcionamiento. Las norias o ?oras se utilizaban desde la ¨¦poca ¨¢rabe para elevar el agua de las acequias a las tierras o huertos m¨¢s elevados. En la ruta peatonal que enlaza las norias ¡ªde algo m¨¢s de un kil¨®metro¡ª, una de las que se puede visitar es la Noria Grande, que con sus casi 12 metros de di¨¢metro est¨¢ considerada como la mayor de Europa en uso. En la parte m¨¢s alta del pueblo, junto a la ermita de Cosme y Dami¨¢n, hay un mirador con magn¨ªficas vistas sobre el r¨ªo y el valle.
El siguiente pueblo a visitar ser¨¢ Blanca, a unos siete kil¨®metros. Conserva restos de una antigua fortaleza isl¨¢mica y cuenta con el magn¨ªfico mirador de Bayna. En las afueras de la villa, junto al r¨ªo, se halla el Solvente, un gran pino alrededor del cual se reun¨ªan las aljamas o concejos moriscos para tratar los problemas que afectaban a sus comunidades mud¨¦jares.
Siguiendo la ruta hacia el sur, llegamos a Ricote, coraz¨®n del valle al que da su nombre. Pueblo rodeado de altas sierras y dominado por el castillo-fortaleza Los Pe?ascales, desde el que disfrutar de algunas de las mejores vistas del valle. A la entrada de la poblaci¨®n est¨¢ la que llaman la ¡°olivera gorda¡±, un viejo olivo que, en su d¨ªa, probablemente viera pasear a los sabios y m¨ªsticos musulmanes que vivieron aqu¨ª. Como en el resto de los pueblos del valle, a cada paso y a cada mirada se perciben resonancias de los nueve siglos de presencia morisca: el trazado de las calles, las antiguas mezquitas reconvertidas en iglesias, los aljibes, los artesanos del esparto, el rumor del agua¡
Oj¨®s, el siguiente en la ruta, posee un conjunto de interesantes palacios y casas solariegas, adem¨¢s de un azud (un peque?o embalse) que regala unas magn¨ªficas im¨¢genes del lugar. A la salida del pueblo, echando la vista atr¨¢s y con un poco de imaginaci¨®n, uno podr¨ªa decir que se encuentra en cualquier paraje del valle marroqu¨ª m¨¢s perdido o del Yemen m¨¢s ignoto. Un oasis de palmeras, frutales, acequias y cursos fluviales¡ en medio de una sierra ¨¢rida y desnuda con peque?os pueblos mimetizados en sus laderas. Muy cerca de Oj¨®s se encuentra el Salto de la Novia, un precioso paraje asociado a una antigua leyenda de amores medievales.
Como en esta comarca todo est¨¢ muy cerca, llegamos r¨¢pidamente a Ulea, una villa entre el blanquecino perfil de la sierra y el intenso verdor de la vega que se extiende a sus pies. Tiene, entre otras cosas, la interesante iglesia de San Bartolom¨¦ del siglo XVI, con artesonado mud¨¦jar, y la torre del Gurug¨², un curioso edificio de dise?o ¨¢rabe. Despu¨¦s toca seguir hasta Villanueva del R¨ªo Segura, en una posici¨®n privilegiada que ofrece unas magn¨ªficas vistas del r¨ªo y de Ulea, de la que ¨²nicamente est¨¢ separada por un puente. Y con un inspirador conjunto urbano con recoletas calles y plazas de inequ¨ªvoco aire morisco.
Y por fin llegamos a Archena. Aqu¨ª es imprescindible hacer dos cosas: la primera, visitar la necr¨®polis ib¨¦rica del Cabezo del T¨ªo P¨ªo y los restos romanos de la zona de los ba?os; y la segunda, poner un relajante colof¨®n a nuestro viaje conociendo su famoso balneario, cuyos inicios se remontan al siglo V antes de Cristo, cuando los pobladores ¨ªberos ya aprovechaban las bondades de las aguas termales de este enclave murciano.
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