Madrid para mel¨®manos
Tiendas especializadas, centros culturales o un bar donde siempre suenan piezas barrocas. Pistas para los amantes de la m¨²sica cl¨¢sica
Los amantes de la m¨²sica cl¨¢sica enseguida pensar¨¢n en Viena o Berl¨ªn como ciudades europeas de referencia para su afici¨®n. Pero si a cualquier mel¨®mano la vida le lleva a Madrid, descubrir¨¢ que la capital espa?ola es capaz de saciar su sed musical por completo, y as¨ª lo evidencian tiendas especializadas, espacios culturales o, simplemente, los paseos por algunas de las calles de la ciudad.
De hecho, en cualquier caminata por el centro es f¨¢cil toparse con placas conmemorativas que reactivan la memoria musical de Madrid. Dos de ellas se?alan d¨®nde vivi¨® el compositor italiano Luigi Boccherini: una en el n¨²mero 26 de la calle de la Madera, en Malasa?a, y otra en el n¨²mero 5 de la calle de Jes¨²s y Mar¨ªa. En 1770, Boccherini fue nombrado compositor de la capilla real del infante Luis de Borb¨®n y Farnesio, hermano de Carlos III, y hoy se siguen tarareando muchas piezas suyas como el c¨¦lebre Minuetto o su M¨²sica nocturna de las calles de Madrid. A pocos pasos de la Puerta del Sol, en la calle de la Paz, 13, una placa da fe de la primera visita del compositor h¨²ngaro B¨¦la Bart¨®k, quien vivi¨® en este edificio en 1906. Isaac Alb¨¦niz, por su parte, lo hizo en la calle de San Onofre, 4, mientras estudiaba en el Conservatorio de Madrid. Junto a su casa hoy se sienten los efluvios apetitosos de los pasteles del Horno San Onofre.
Quienes necesiten bibliograf¨ªa y discograf¨ªa especializada en m¨²sica cl¨¢sica han de acudir a la librer¨ªa La Quinta de Mahler, donde adem¨¢s se celebran actos vinculados con la m¨²sica. En el mismo barrio de Chamber¨ª se encuentra El Argonauta, otra librer¨ªa con un selecto cat¨¢logo de t¨ªtulos. Y si a alguien le surge el impulso de comprar un instrumento de arco, o de alquilarlo para comenzar a estudiar, puede acudir a Violines de Luthier o al local de Luthier Vidal, ambos en el barrio de las Letras. En la cercana zona de ?pera, junto al Teatro Real, se encuentran tambi¨¦n varias tiendas donde hallar todo lo relacionado con la pr¨¢ctica de la m¨²sica. Una de ellas, Ars Antiqva, est¨¢ especializada en instrumentos, cuerdas y partituras para interpretar melod¨ªas renacentistas y barrocas.
Uno de los secretos mejor guardados de Madrid es la posibilidad de tomar prestados instrumentos de la Biblioteca Musical V¨ªctor Espin¨®s. Situada en el Centro Conde Duque, esta tiene un gran fondo de partituras y, cuando las medidas sanitarias lo vuelvan a permitir, tambi¨¦n cede sus cabinas de estudio a quienes las soliciten.
Violines del pasado
Aunque no seamos estudiantes de los cursos m¨¢s avanzados de m¨²sica, hay motivos de sobra para franquear las puertas del Real Conservatorio Superior de M¨²sica de Madrid (RCSMM). All¨ª, previa cita, pronto se podr¨¢ volver a visitar junto a un gu¨ªa su peque?o, pero completo, museo de instrumentos, que nos cuenta historias del pasado. En una de sus salas se encuentra el viol¨ªn de Pablo Sarasate, un Stradivarius que solo sale en contadas ocasiones y con motivo de alg¨²n recital. Lo mismo ocurre con los Stradivarius Palatinos: los cuatro instrumentos decorados (dos violines, una viola y un violonchelo) que todo aquel que visite el Palacio Real podr¨¢ admirar, pero tambi¨¦n escuchar ocasionalmente en alg¨²n concierto.
Lo que es un secreto para muy pocos es que las dos salas del Auditorio Nacional de M¨²sica son los espacios de referencia para los mel¨®manos de Madrid. All¨ª no solo toca la Orquesta Nacional de Espa?a en su ciclo anual, sino un elenco de m¨²sicos internacionales en un sinf¨ªn de programas. El ciclo Bach Vermut, en el que suena el impresionante ¨®rgano de la sala sinf¨®nica, es uno de los m¨¢s populares, y se celebra un s¨¢bado al mes a las doce y media de la ma?ana. Por su parte, el teatro Monumental de calle de Atocha es la casa de la Orquesta de RTVE, y por las noches, tambi¨¦n la de algunos grupos de c¨¢mara y de jazz.
Muchas otras instituciones ofrecen conciertos desde hace d¨¦cadas: una de ellas es la Fundaci¨®n Juan March, que por el momento, debido a la crisis de la covid-19, ofrece su programaci¨®n por v¨ªa digital. La Escuela Superior de M¨²sica Reina Sof¨ªa, en cambio, ha vuelto a lucir con orgullo el virtuosismo de sus alumnos en los recitales del Auditorio Sony de su propia sede. Otro faro musical madrile?o es la Residencia de Estudiantes, visitada por m¨²sicos como Stravinski o la clavecinista Wanda Landowska a principios del siglo XX. En su programaci¨®n abundan los conciertos de m¨²sica de c¨¢mara y en su sal¨®n de actos sigue residiendo un hu¨¦sped de honor: el piano de cola Bechstein de 1912 sobre el que pusieron sus manos Falla, Ravel, Poulenc y, por supuesto, Lorca.
El ¨²ltimo en incorporarse a la lista de espacios musicales es Transbaroque, de nuevo en el barrio de las Letras. En este lugar inclasificable se pueden tomar c¨®cteles que llevan nombres de compositoras barrocas como Barbara Strozzi o Madame de Montespan, siempre con m¨²sica barroca de fondo. Para abrir boca est¨¢n ofreciendo microconciertos en directo de 10 minutos, mientras preparan espect¨¢culos m¨¢s largos y sorprendentes, acompa?ados de proyecciones en video mapping que nos transportar¨¢n a la Francia del XVII.
Y una parada m¨¢s. Para descubrir los entresijos de un teatro de ¨®pera y as¨ª apreciar a¨²n m¨¢s este g¨¦nero en el que participan cientos de personas, entre m¨²sicos, t¨¦cnicos, maquilladores y especialistas en vestuario, lo m¨¢s acertado es apuntarse a las visitas del Teatro Real, que, cuando se reanuden, nos permitir¨¢n acceder a los camerinos, los talleres, el escenario o ver de cerca el montaje de una escenograf¨ªa.
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