Cadaqu¨¦s, sabores del Ampurd¨¢n junto al parque del Retiro

Tras la reciente inauguraci¨®n de Cadaqu¨¦s, r¨¦plica en Madrid del restaurante que con el mismo nombre opera en Barcelona, el grupo Sagardi suma un establecimiento m¨¢s a la larga lista de locales que llevan su sello. Empresa s¨®lida, de proyecci¨®n internacional, que con distintos modelos de cocina contin¨²a su expansi¨®n por Espa?a y el resto del mundo a trav¨¦s de capitales como Londres, Ciudad de M¨¦xico, Buenos Aires y la urbe portuguesa de Oporto, donde se encuentra asentada.

En este caso, con el prop¨®sito impl¨ªcito de trasladar a la capital sabores del Ampurd¨¢n y el litoral mediterr¨¢neo con argumentos persuasivos: pescados y mariscos a la parrilla que reciben desde las lonjas en origen, a los que suman una selecci¨®n de arroces en paella elaborados a la vista con fuego de le?a en un recept¨¢culo acristalado anexo a los comedores. Local de interiorismo acertado que intenta recrear estampas de los pueblos pesqueros gerundenses y la proximidad a un mar imaginario.

En el arranque, los engranajes de la cocina acusan sus escasos d¨ªas de rodaje. Reparos que quedan en evidencia en los arroces. Ni el brut de sepia con almejas, pasado de sal, ni el denominado Cadaqu¨¦s de pescados de roca, con los granos irregularmente cocidos, dan la talla. A grandes rasgos se trata de una cocina marinera, despreocupada en las formas y atenta al contenido, que enarbola la calidad de sus productos. Algo as¨ª como un gran chiringuito urbano, atendido por una sala amable aunque demasiado acelerada.

El marisco del d¨ªa incluye surtidos variables: coquinas, gambas rojas de Roses, tal vez erizos y unas cigalas con un sofrito r¨²stico de tomate tan potente que desdibuja los crust¨¢ceos. Entre los entrantes para compartir se suceden los altos y bajos. Correctas la ensaladilla y las croquetas de jam¨®n ib¨¦rico; sabrosa la anguila ahumada del delta del Ebro con aderezo oriental; jugosa la tortilla de patatas, aunque sepultada por una romescada de gambas excesiva, y atrevida la ventresca de bonito con panceta de cerdo ib¨¦rico, un sabroso mar y monta?a demasiado contundente en grasas.

Entre los guisos a fuego lento, platos de enunciados tan sugerentes como las alubias con tripas de bacalao, las alb¨®ndigas con sepia y un fricand¨® de ternera que da la talla. Ninguna sorpresa aguarda en los postres (Tap de Cadaqu¨¦s; flan; chocolate El Terroir de Cadaqu¨¦s), que cumplen sin aspavientos. Es magn¨ªfico el pan, que firma Turris, una receta exclusiva para la casa. En definitiva, un lugar que promete.