Las mejores rutas gastron¨®micas en Estados Unidos: 10 lugares para comer mucho y bien

Las rutas por carretera unidas a la comida son una f¨®rmula de ¨¦xito en Estados Unidos, un pa¨ªs en el que la gastronom¨ªa gira en torno a la diversidad. Sus ciudadanos, procedentes de todo el mundo, han creado inconfundibles cocinas locales: hay regiones y barrios chinos, italianos, mexicanos, noruegos o rusos y cada uno ha aportado sus propios productos y recetas.

La cultura gastron¨®mica fascina a Estados Unidos cada vez m¨¢s, lo que se refleja en el auge de sus c¨¦lebres chefs y de los programas de televisi¨®n que, adem¨¢s de innovar, reivindican las especialidades ¡°locales¡± como la barbacoa. En California triunfan sus c¨¦lebres vinos, pero tambi¨¦n la comida natural, de temporada y de cultivo local; en el sur del pa¨ªs son las barbacoas y las comidas picantes con muchos aires mexicanos; y en la Costa Este se reivindican productos locales que van desde el cangrejo y las langostas hasta las ostras o el sirope de arce.

Las propuestas gastron¨®micas para ponerse en ruta desde sus principales ciudades son infinitas. Estas son algunas de ellas.

La ruta del bourbon en Kentucky

El bourbon, el famoso whisky color caramelo que da fama y dinero a Kentucky, es su se?a de identidad junto con la m¨²sica country, e incluso da un toque ¨²nico a la comida local. Partiendo desde la ciudad de Louisville hay que dejarse llevar por las colinas Bluegrass para visitar las m¨¢s de 12 destiler¨ªas del Estado y probar el licor dorado a base de ma¨ªz y envejecido en barriles de roble desde el siglo XIX.

A poco m¨¢s de 60 kil¨®metros al suroeste de Louisville se encuentra la peque?a y pintoresca Bardstown, la capital mundial del bourbon, donde todos los a?os en septiembre se celebra el Kentucky Bourbon Festival, una feria dedicada a este licor. Es una localidad muy animada que rebosa arte, vive del whisky y presume de varios hitos del deporte estadounidense: aqu¨ª se celebra el Derby de Kentucky, la famosa carrera de caballos. Es el lugar perfecto para saborear el mejor c¨®ctel Old-Fashioned del pa¨ªs, visitar museos y disfrutar de una buena comida, pues en las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha convertido en un importante destino gastron¨®mico.

Una curiosidad: el bourbon se destil¨® por primera vez en el condado de Bourbon, al norte de Lexington, hacia 1789. Hoy el 90% del que se produce EE UU se hace en Kentucky, gracias a la pureza de su agua. Si queremos saber m¨¢s, en el Oscar Getz Museum Of Whiskey History de Bardstown nos lo contar¨¢n todo sobre este licor.

Irse de barbacoas por el Gran Sur

A los estadounidenses les encanta hacer barbacoas e invitar a familia y amigos a compartir una comida hecha al aire libre en la parrilla. Para muchos, la aut¨¦ntica barbacoa americana es la que se hace a cocci¨®n lenta, siguiendo un determinado estilo de asar la carne. La barbacoa se hace no solo en los hogares, sino tambi¨¦n en asadores (hay much¨ªsimos) e incluso en las fiestas informales que se celebran en los aparcamientos de los estadios como preludio de los partidos de f¨²tbol americano. Y lo que realmente divide a sus amantes y les inclina a defender una u otra barbacoa es el ali?o de la carne, que puede ser de lo m¨¢s variopinto, desde los adobos de especias a las salsas con vinagre.

La barbacoa naci¨® en el Sur y hoy es casi el plato nacional, pero tiene sus principales ¡°patrias¡± en Texas, Memphis, Kansas City y Carolina del Norte, cada uno con su inconfundible estilo, con preferencia por el cerdo o la ternera, las costillas o la carne en tiras. En Kansas City untan las costillas ahumadas sobre madera de nogal con una dulce salsa de melaza y tomate. Memphis es especialista en bocadillos de cerdo troceado y en las chuletas de lomo. En Carolina del Norte prefieren el cerdo en tiras con una salsa de especias y vinagre. Y Texas tiene cuatro regiones de barbacoa bien diferenciadas, que incluyen la ternera al estilo vaquero de Texas occidental sobre mezquite o la falda de buey al estilo alem¨¢n que se asa poco a poco, en el centro del fuego.

Tambi¨¦n las ciudades han hecho de la barbacoa un motivo m¨¢s de rivalidad, como la que existe entre Memphis (Tennessee) y Kansas City (Missouri): ambas afirman cocinar las costillas m¨¢s ricas con adobos diferentes. Por ejemplo, en Kansas City la tradici¨®n es comer la carne untada con salsas a base de vinagre, con las puntas quemadas y crujientes. La podremos probar en dos de sus m¨¢s famosas barbacoas: Oklahoma Joe¡¯s, legendario restaurante ubicado en una vieja gasolinera genialmente iluminada, o en el Arthur Bryant¡¯s, una famosa instituci¨®n con un ambiente m¨¢s refinado que sirve una salsa sedosa y picante como condimento.

Pero todav¨ªa nos queda por probar la m¨¢s famosa barbacoa: la de Texas. El centro del Estado huele a carne ahumada. Merece la pena hincar el diente a unas suculentas chuletas de cerdo en el mercado de Luling, pero sobre todo en Lockhart, ciudad considerada como la cuna de la barbacoa texana. En 1999 la asamblea legislativa de Texas aprob¨® una resoluci¨®n que nombraba a Lockhart capital de la barbacoa del Estado. Y esto significa ¡°capital mundial¡± de la barbacoa. Lo comprobaremos en el Smitty's, un sitio sin miramientos y lleno de humo, donde se toman la carne muy en serio. Hay que pedir falda de buey, costillas de cerdo o salchichas ahumadas al roble, y todo servido en papel encerado, sin platos ni tenedores, y se come en largas mesas comunitarias.

Recoger melocotones o beber toda la Coca-Cola del mundo en Georgia

Para los estadounidenses pocas cosas puede haber m¨¢s veraniegas en el Sur que pasar el d¨ªa en el huerto recogiendo melocotones. Por ejemplo en la granja Southern Belle Farm, a unos 40 minutos en coche de la capital del Estado de Georgia, Atlanta, un lugar encantador con un colmado propio y simp¨¢ticos burros.

Georgia ha hecho del melocot¨®n una de sus se?as de identidad: aqu¨ª se cultivan m¨¢s de 40 variedades y celebran un festival durante la principal temporada de cosecha, en junio, el Georgia Peach Festival. As¨ª que recoger esta fruta es una buena y original excusa para visitar Georgia, el Estado m¨¢s grande al este del r¨ªo Misisipi y toda una amalgama de extremos, tanto culturales como geogr¨¢ficos.

Su capital, Atlanta, es una de las m¨¢s s¨®lidas econ¨®micamente, con una poblaci¨®n joven, creativa y muy diversa. Aqu¨ª naci¨® por ejemplo el movimiento afroamericano nacional, como nos recuerda su Centro sobre los Derechos civiles y Humanos, con un excelente dise?o, que conmemora los movimientos por los derechos civiles tanto de EE UU como del resto del mundo. Pero aqu¨ª tambi¨¦n naci¨® otro de los hitos de la gastronom¨ªa Made in Am¨¦rica: la Coca-Cola, se?a de identidad de la cultura norteamericana. Los fans de la bebida podr¨¢n disfrutar de lo lindo en World of Coca-Cola. Aunque la ciudad tiene mucho m¨¢s para paladares exquisitos: despu¨¦s de Nueva Orleans, es la mejor localidad del Sur para comer. Aqu¨ª la gastronom¨ªa es casi una obsesi¨®n e incluso hay enormes complejos que combinan diversos restaurantes, como el Ponce City Market, el Westside Provisions District o el Krog Street Market.

La jambalaya y el po¡¯boy de Luisiana

Cuando pensamos en Luisiana, aparte de Nueva Orleans, se nos viene a la mente la imagen de kil¨®metros de pantanos con caimanes, caba?as con los suelos cubiertos de serr¨ªn, un peculiar dialecto franc¨¦s y un mont¨®n de buena comida. Nueva Orleans se lleva la palma, pero la comida m¨¢s genuina se prueba en el Caj¨²n Country, una regi¨®n rural llamada Arcadiana por los colonos franceses expulsados por los brit¨¢nicos en 1755 de L¡¯Arcadiae (hoy Nueva Escocia, Canad¨¢). Los caj¨²n son la mayor minor¨ªa franco parlante de EE UU y aunque ya no se hable habitualmente el franc¨¦s, el idioma sigue presente en los programas de radio, en las iglesias o en el acento cantar¨ªn del ingl¨¦s local. Tienen fama de hedonistas y es dif¨ªcil no comer bien en esta zona, donde preparan platos propios como el jambalaya (arroz con tomates, salchichas y gambas) y el ¨¦touff¨¦e de cangrejo de r¨ªo (un denso guiso caj¨²n). Se cocinan lentamente y con orgullo. Y todo esto con buena m¨²sica de fondo.

Para probar una buena jambalaya (el plato que mejor encarna la mezcla cultural de las cocinas europeas, hispanas y caj¨²n) podemos hacerlo en Coop¡¯s Place, en el barrio franc¨¦s de Nueva Orleans. Se toma como plato ¨²nico, puede ser picante o ahumado, seg¨²n el cocinero, y suele incluir ingredientes tan variopintos como pimiento verde o quingomb¨®, pimienta de cayena, tomates, pollo, salchicha, gambas o langosta. Aunque para probar el otro ¡°plato t¨ªpico¡± de Luisiana, el po¡¯boy (un s¨¢ndwich en pan franc¨¦s) nada mejor que el George¡¯s, en Baton Rouge, la capital del Estado, un antro con el techo forrado de billetes de d¨®lar que ofrece un men¨² con 13 variedades, desde versiones ex¨®ticas como el cerdo picante a la barbacoa hasta el cl¨¢sico de gambas, y un mont¨®n de delicias crujientes sobre pan franc¨¦s de Luisiana.

Para hacer una aut¨¦ntica ruta gastron¨®mica por el pa¨ªs caj¨²n, podemos seguir la Boudin Trail, un recorrido para comer morcilla (de cerdo y arroz), queso de cerdo y pasteles fritos de carne. Esta ruta se puede hacer desde Nueva Orleans, con parada en Lafayette, que es otra joya olvidada, una ciudad con una animada vida musical y algunos de los mejores restaurantes de Luisiana fuera de Nueva Orleans.

La ruta del sirope de arce por Vermont

A tres horas en coche desde Boston hacia el norte, Vermont resulta uno de los Estados m¨¢s atractivos de EE UU, por sus monta?as y pintorescos pueblecitos. En primavera se ti?e con un color verde intenso, en oto?o se cubre de rojos y en invierno del blanco de sus nieves. Siempre ha sido un refugio para artistas poco convencionales y un ejemplo en autogesti¨®n comunitaria, diferente de cualquier otro lugar del pa¨ªs.

En Vermont, por supuesto, tambi¨¦n se come muy bien, ya que los peque?os agricultores han convertido el Estado en un para¨ªso: quesos artesanales, cantidades ingentes de jarabe de arce, helados Ben & Jerry¡­ a ver qui¨¦n es capaz de irse sin unos cuantos kilos de m¨¢s. Afortunadamente, hay muchas maneras de perderlos: caminando por las rutas de las Green Mountains, remando en un kayak en el lago Champlain o descendiendo por las pendientes nevadas de Vermont. Adem¨¢s, Vermont cuenta con el mayor n¨²mero de cervecer¨ªas artesanas de todo Estados Unidos.

Pero una de sus se?as de identidad m¨¢s inconfundibles son los arces, y con ellos, su famoso sirope que inunda todos los productos dulces genuinamente americanos. En marzo, los productores de sirope de Vermont abren sus puertas en honor a la primera cosecha. Uno puede atiborrarse de cremosos helados de sirope, d¨®nuts con sirope, perritos calientes con sirope y el insuperable caramelo helado de sirope (vermontmaple.org/maple-open-houseweekend). Vermont tiene, adem¨¢s, su propia etiqueta: la Vermont Fresh Network, fundada por un chef , que indica los restaurantes dedicados a los alimentos de la agricultura local sostenible.

Una buena ruta para conocer Vermont es la VT-100, que se extiende de norte a sur serpenteando el coraz¨®n rural del Estado. Esta esencial carretera secundaria pasa por campos llenos de vacas, peque?os pueblos con iglesias blancas y verdes monta?as cruzadas por circuitos de senderismo. Es un viaje relajado por la buc¨®lica vida de campo que es el alma de Vermont, parando en puestos que venden productos del campo, granjas centenarias convertidas en peque?os hoteles, locales con productos de la zona y hogare?os caf¨¦s.

Mariscos y otras delicias de Nueva Inglaterra

El marisco ha tenido siempre un papel crucial en la cocina de Nueva Inglaterra. Los primeros colonos que desembarcaron aqu¨ª en la d¨¦cada de 1600 aprovecharon la abundancia de bacalao, almejas, mejillones, ostras y bogavantes para crear el guiso de marisco llamado chowder, un sustancioso y rico modo de juntar marisco en un solo plato. Los primeros chowders eran estofados de pobres para apa?arse con lo que hab¨ªa, una especie de caldero propio de campesinos. Pero deriv¨® en un guiso de tropezones que llevaba sobre todo almejas y que se convirti¨® en uno de los platos m¨¢s emblem¨¢ticos del nuevo pa¨ªs. Sigue siendo un cl¨¢sico de Nueva Inglaterra, y ahora lleva leche o nata, patatas, almejas y un poco de beicon. Por todo los Estados Unidos encontraremos versiones de chowder con diferentes ingredientes locales, de salm¨®n a tomates, pero siempre con guarnici¨®n est¨¢ndar de galletas saladas. Cada fin de semana del 4 de julio, los fan¨¢ticos de este plato asisten a la Boston Chowderfest, una fiesta culinaria tan patri¨®tica como el himno Barras y Estrellas.

En Boston podremos comer un magn¨ªfico marisco en muchos sitios, aunque el restaurante Union Oyster House? tiene, adem¨¢s, mucha historia: es el m¨¢s antiguo de la ciudad y lleva sirviendo marisco en el mismo edificio de ladrillo rojo desde 1826. Es caro, pero merece la pena. Hay otras muchas marisquer¨ªas en el puerto, pero tambi¨¦n podemos lanzarnos a recorrer la costa de Nueva Inglaterra en busca de una buena langosta fresca o de las mejores almejas, por ejemplo en los pintorescos pueblos de pescadores de Cabo Cod, en la isla de Nantucket, antiguo puerto ballenero con su imagen de postal, o en la exclusiva Martha¡¯s Vineyard, una isla donde no encontraremos ni un solo McDonald's, pero si muchos restaurantes de chef, granjas ecol¨®gicas y alta cocina.

Un paseo por el Wine Country (California)

Al norte de California, desde la soleada Napa, en el interior, hasta la fresca y costera Sonoma se extiende una colcha de retazos de vi?edos conocidos como el Wine Country. Es la principal regi¨®n vin¨ªcola de Estados Unidos, pero adem¨¢s Napa tiene salas de cata llenas de arte, dise?adas por prestigiosos arquitectos, mientras que en Sonoma se pueden probar vinos en naves y hablar con los vinicultores.

La larga tradici¨®n vin¨ªcola de California empez¨® con las tribus nativas que cultivaban uvas en el rico suelo de la regi¨®n. Hoy en Napa y Sonoma encontramos cientos de bodegas de primera categor¨ªa que elaboran grandes tintos con cepas de cabernet sauvignon, merlot y zinfandel, as¨ª como chardonnay y algunas pinot noir. Los variados climas y terrenos de estos dos condados dan propuestas de variopintos sabores. El vino californiano madur¨® en Par¨ªs en 1976, cuando un par de vinos locales derrotaron a sus oponentes galos en un concurso de cata llamado El Juicio de Par¨ªs. Fue toda una conmoci¨®n que los vinos califonianos superaran a las bodegas m¨¢s reputadas de Burdeos.

Hoy, unas 230 bodegas pueblan el valle de Napa: 48 kil¨®metros a lo largo de tres grandes rutas. La Hwy 29, la carretera principal, est¨¢ flanqueada por bodegas muy visitadas que se llenan los fines de semana. La paralela Silverado Trail es una v¨ªa m¨¢s r¨¢pida, con bodegas de lujo, curiosa arquitectura y cabernets selectos. Y la Hwy 121 (o Carneros Hwy) discurre al oeste hacia Sonoma con bodegas emblem¨¢ticas de vino espumoso y pinot noir.

M¨¢s informal y menos comercial que Napa, el valle de Sonoma tiene m¨¢s de 70 bodegas alrededor de la Hwy 12, con hitos como Gundlach Bundschu, una bodega de 1858 que parece un castillo de cuento.

Pero el llamado Golden State (Estado Dorado) tambi¨¦n ofrece vinos m¨¢s all¨¢ de Napa y Sonoma (al norte de San Francisco) y cuenta con m¨¢s de 2.000 bodegas. Hay que dirigirse hacia el norte desde Napa, hasta el valle del r¨ªo Russian y Mendocino.

En la zona vin¨ªcola del valle Willamette (Portland)

Las rutas vin¨ªcolas californianas se pueden complementar viajando hacia el norte, a la b¨²squeda de los buenos vinos de los valles de Oreg¨®n, concretamente en las rutas en torno a Portland, en el Willamette Valley, un buc¨®lico valle considerado la Borgo?a del Nuevo Mundo, con excelentes y complejos pinot noirs. Colinas de vi?edos y flores separan los pueblecitos repletos de restaurantes gourmet y tiendas coquetas. La mayor¨ªa de las bodegas son de propiedad familiar, as¨ª que la acogida suele ser muy c¨¢lida. Aparte del vino, hay destiler¨ªas, f¨¢bricas de queso y senderos para bicis, entre otros atractivos.

A unos 30 kil¨®metros al suroeste de Portland est¨¢n los vi?edos Ponzi, cuya visita ofrece una visi¨®n completa de las muchas bodegas de la zona. Vagar entre las colinas verdes por carreteras rurales serpenteantes de bodega en bodega es una forma agradable de pasar la tarde. En Oreg¨®n todo gira en torno al pinot noir, la variedad de uva principal. Una de las primeras bodegas que la cultiv¨® fue Erath, desde 1969.

Y a¨²n m¨¢s al norte, la ruta entre vi?edos prosigue, pero ya en Washington: su zona central y sureste, soleada, seca y con un aspecto casi californiano, se est¨¢ dando a conocer por su vino. En las tierras f¨¦rtiles que rodean los r¨ªos Yakima y Columbia est¨¢n apareciendo bodegas que producen uva de calidad, y que compiten por el reconocimiento con el valle de Napa y de Sonoma. Hoy la estrella es Walla Walla, que se ha convertido en la zona vin¨ªcola m¨¢s activa fuera de California.

La langosta es la estrella en Maine

En Maine las placas de los coches indican: ¡°Maine, tierra de vacaciones¡±. Aunque fuera del pa¨ªs es un destino poco conocido, para los norteamericanos este Estado fronterizo con Canad¨¢ es un lugar muy popular para las vacaciones de los urbanitas de la Costa Este y lugar de retiro para jubilados. Gastron¨®micamente esta es la tierra de la langosta, que en su costa protagoniza todos los restaurantes y chiringuitos (aqu¨ª abunda y es barata). Porque Maine ofrece muchos kil¨®metros de litoral, con escarpados acantilados, faros y pueblos tur¨ªsticos con encanto, puertos tranquilos y playas de guijarros.

Camden, en su costa central, puede ser un buen punto de partida: es la joya de la Mid-Coast, un pueblo pintoresco y tranquilo en un entorno de postal que cuenta con la mayor y m¨¢s famosa flota de buques de vela del Estado. Aqu¨ª la gente viene a navegar, pero tambi¨¦n a visitar sus galer¨ªas y pasear por sus calles. En Candem se vive con un ritmo tan tranquilo que uno imagina que la gente se dedica ¨²nicamente a hacer mermelada casera con los famosos ar¨¢ndanos locales.

La cercana ciudad de Rockland es m¨¢s grande y animada, con muchas galer¨ªas de arte y tiendas originales. Es aqu¨ª donde se celebra cada a?o el Festival de la Langosta a primeros del mes de agosto. La carrera de captura de langostas, los desfiles y la elecci¨®n de la Diosa del Mar (Sea Goddess, un certamen de belleza) son algunas de las cosas que m¨¢s sorprender¨¢n al viajero, pero por encima de todo la degustaci¨®n de langosta fresca y a muy buen precio.

Fiesta del chile de Hatch (Nuevo M¨¦xico)

Un viaje a Nuevo M¨¦xico nos recordar¨¢ en muchos momentos que fueron los espa?oles y los mexicanos quienes controlaron los territorios del suroeste comprendidos entre Texas y California hasta bien entrado el siglo XIX. Tambi¨¦n en la comida: aunque se conservan pocos platos espa?oles, ellos fueron los que llevaron el ganado vacuno a la zona y los mexicanos lo incorporaron a su cocina, basada en el ma¨ªz y en el chile: tacos, tortillas, enchiladas, burritos, chimichagas y otros platos de tortillas de ma¨ªz o trigo rellenas de cualquier cosa.

El famoso chile de Nuevo M¨¦xico, emblema del Estado e ingrediente principal de su cocina, adorna adem¨¢s muchos lugares con sus ristras rojas que recuerdan a otros paisajes rurales espa?oles. Las ristras de chile secos cuelgan como decoraci¨®n en muchas casas de la zona, sobre todo en las de adobe, en los porches o tambi¨¦n en muchas cocinas. Estos pimientos se cuelgan a secar a finales de verano o principios de oto?o y se dice que traen buena salud y buena suerte.

Hay chiles rojos y verdes, dependiendo de su fase de madurez. Al principio de la temporada el chile verde es el favorito, desde el m¨¢s suave hasta el muy picante. Se utiliza para hacer todo tipo de salsas. Tambi¨¦n le ponen chile verde asado a las hamburguesas con queso, a los burritos, pizzas, pastas, postres, empanadas, guisos y a todo lo que se les ocurra, incluido el pan de chile. El chile rojo, un poco m¨¢s dulce, se recoge al final del verano y simplemente es el fruto ya maduro. Se ensarta en ristras para dejarlos secar y se suele elaborar con ellos la sabrosa salsa de chile rojo, que a?ade picante a unos huevos rancheros, tamales o enchiladas.

Un buen sitio para meterse de lleno en los picantes sabores del chile puede ser la Feria del chile de Hatch, a tres horas en coche al sur de Alburquerque, que se celebra a finales de verano, cuando Nuevo M¨¦xico huele a chiles asados. Pueden probarse durante esta fiesta, con m¨²sica, talleres de coronas de chiles y concursos de comida, entre otros pasatiempos.

Y con este sabor picante siempre presente, nadie deber¨ªa salir de Nuevo M¨¦xico sin probar un plato de estofado de chile verde bien picante o una buena carne a la parrilla bien especiada, que no falta nunca en las cartas de los restaurantes del suroeste de Estados Unidos.