Aire ¡®burlesque¡¯ en Jap¨®n
Mery Cuesta, comisaria de exposiciones y cr¨ªtica cultural, recuerda su verano m¨¢s art¨ªstico en el pa¨ªs asi¨¢tico
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La escuchamos cada semana en El ojo cr¨ªtico, de RNE, diseccionando el mundo del arte, pero la multifac¨¦tica Mery Cuesta tambi¨¦n es el alma del proyecto Sinton¨ªa Radiante en Matadero (Madrid), en el que se estudian los v¨ªnculos entre magia, ciencia y arte. Su viaje a Jap¨®n con su pareja en julio de 2011 fue entre art¨ªstico y m¨¢gico, y a¨²n lo recuerda. Aqu¨ª nos lo cuenta.
?Iban con una misi¨®n?
Con varias. Yo iba a escribir un art¨ªcu?lo sobre la comunidad art¨ªstica en Jap¨®n tras la cat¨¢strofe de Fukushima y mi pareja buscaba fichar a bailarinas japonesas para el espect¨¢culo de burlesque que dirig¨ªa en Barcelona. Conocimos hasta a Masami Takeuchi, un m¨²sico que invent¨® un therem¨ªn insertado en una mu?eca rusa al que llam¨® Matryomin.
?Lo visitaron en Tokio?
No, en Hamamatsu, una ciudad costera. All¨ª la anguila era el alimento base: la serv¨ªan en todas sus variantes y preparaciones.
?C¨®mo vivieron el verano japon¨¦s?
Ese mes de julio fue caluroso y h¨²medo, y adem¨¢s amanec¨ªa a las cuatro de la madrugada y la casa no ten¨ªa persianas, un cl¨¢sico. La luz era espectacular, pero algo cegadora. Y vivimos dos terremotos que nos pillaron en casa.
?Pasaron miedo?
No demasiado, porque all¨ª las viviendas est¨¢n preparadas para los terremotos: nunca hacen agujeros en las paredes o en los techos, por ejemplo. Nosotros viv¨ªamos en un apartamento peque?ito en Tokio, en la zona de Meguro, bastante c¨¦ntrico.
?Fueron a alg¨²n espect¨¢culo de burlesque?
S¨ª, aunque costaba encontrar las direcciones: nada de nombres de calles, le dabas al taxista unos c¨®digos alfanum¨¦ricos y con eso se apa?an. Una cosa que me gust¨® es que los bares de noche estaban en pisos altos: en un piso 33? tocabas el timbre y aparec¨ªas en un pub. Adem¨¢s, quedamos con la m¨ªtica Erochica Bamboo, una bailarina de burlesque de 60 a?os, y con otros m¨²sicos. Est¨¢bamos tan a gusto en Tokio que nos olvidamos del vuelo de vuelta: un d¨ªa miramos y resulta que hab¨ªa despegado el d¨ªa anterior.
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