R¨®terdam, ciudad laboratorio y sede de Eurovisi¨®n 2021
Las Casas C¨²bicas, un gran edificio de Rem Koolhaas o el nuevo Art Depot convierten a esta urbe en epicentro arquitect¨®nico de los Pa¨ªses Bajos
R¨®terdam es una ciudad humilde gracias a la inteligencia de todos aquellos que la han ido renovando desde que fuera bombardeada durante la II?Guerra Mundial. Arquitectos y urbanistas que entienden y saben que contra las fuerzas de la naturaleza no se lucha. Que han convertido el uso del agua y el viento en una virtud, lo que sobre el terreno se traduce en una ciudad resiliente. Sin esa adaptaci¨®n al medio que impide que se hunda, mediante diques y la gesti¨®n del agua, no se conciben los ic¨®nicos edificios de los que tanto presumen los roterdameses y que admiran los visitantes, quienes, si no fuera por las restricciones de la pandemia, abarrotar¨ªan en los pr¨®ximos d¨ªas sus calles, pues del 18 al 22 de mayo esta localidad portuaria de los Pa¨ªses Bajos acoge el Festival de Eurovisi¨®n.
Asentada en el delta que dibujan los r¨ªos Nuevo Mosa y Rin, R¨®terdam ocupa una superficie terrestre de 206 kil¨®metros cuadrados y una acu¨¢tica de 114. Una urbe anfibia cruzada por puentes y comunicada por embarcaciones que hacen las veces de taxis y autobuses. En ese entorno medio l¨ªquido y medio alquitranado emerge una aleta de tibur¨®n gigante hecha de acero inoxidable. Es la Estaci¨®n Central, puerta de entrada de esta ciudad laboratorio de la arquitectura ¡ªdesde ?msterdam se llega en una hora en tren¡ª.
Despu¨¦s de los bombardeos de la fuerza a¨¦rea nazi el 14 de mayo de 1940, el centro hist¨®rico se convirti¨® en una escombrera. Una ruina humeante que los supervivientes vieron como una oportunidad. Un p¨¢ramo en el que, m¨¢s que levantar edificios de arquitectura moderna, funcionalista y socialista (que tambi¨¦n se hizo), se aprovech¨® para renovar la fisionom¨ªa urbana. Los ide¨®logos de aquella renovaci¨®n vieron en el horizonte arquitect¨®nico una R¨®terdam aerodin¨¢mica que supo conservar lo poco que qued¨® en pie: la iglesia g¨®tica de San Lorenzo y el ecl¨¦ctico ayuntamiento son dos de las construcciones hist¨®ricas que se salvaron. Antes del destructivo diluvio nazi ya se hab¨ªan dise?ado construcciones modernas: la Casa Blanca ¡ªun edificio de finales del siglo XIX cuyos 45 metros de altura hicieron de ella, durante un tiempo, el techo de Europa¡ª, as¨ª como una serie de edificios de los a?os treinta. Entre ellos, la f¨¢brica de t¨¦, caf¨¦ y tabaco Van Nelle; la Casa Sonneveld, y los museos de arte Boijmans Van Beuningen y Chabot. Dise?os que explotan la luz y el espacio a los que se fueron sumando otros que tambi¨¦n saben c¨®mo hacer uso del viento y del agua. Elementos que hicieron girar al viejo molino del perif¨¦rico barrio de Delfshaven, en la orilla norte del Nuevo Mosa. En este lugar estuvieron los Padres Peregrinos antes de continuar rumbo a Am¨¦rica a bordo del Mayflower.
El mar y el viaje son dos constantes que laten en la ciudad. En la plaza de Schouwburg se alzan unas gr¨²as met¨¢licas rojas que, junto con el cercano Museo Mar¨ªtimo, parecen sostener una cultura portuaria que R¨®terdam se resiste a perder.
Perderse es lo que uno puede hacer en ese bosque de viviendas que son las Casas C¨²bicas (Kubuswoningen), amarillas e inclinadas 45 grados, del arquitecto holand¨¦s Piet Blom. Markthal es un mercado en forma de herradura en el que cohabitan puestos de comida y viviendas. El arco interior est¨¢ cubierto por un lienzo digital de 11.000 metros cuadrados que representa frutas, verduras y hortalizas. Una Capilla Sixtina hecha por inform¨¢ticos en 2014 que no tiene cabida en el Art Depot: el nuevo almac¨¦n de obras de arte ubicado en el Museumpark. Las colecciones que los museos muestran son la punta del iceberg, los fondos son la parte sumergida. Este dep¨®sito ovoide forrado de espejos expondr¨¢ lo que no exhibe el Museo Boijmans; el proyecto del estudio MVRDV ya est¨¢ terminado y tiene previsto abrir en julio.
Los puentes aqu¨ª lucen como obras de arte y comunican las dos orillas del r¨ªo Nuevo Mosa. En sus aguas flota la isla de Noordere, que evita el aislamiento gracias a los puentes de Willems y de Koninginne, desde donde se puede contemplar el puente ferroviario De Hef, que recorr¨ªa parte de la vieja l¨ªnea entre R¨®terdam y Dordrecht. Aunque es el de Erasmo el que hay que cruzar desde el centro de la ciudad para adentrarse en el barrio de Kop van Zuid. Aqu¨ª estaban los muelles desde los que zarpaban los barcos repletos de emigrantes rumbo a Am¨¦rica. Hoy, entre los animados negocios que ocupan las d¨¢rsenas vac¨ªas sobresalen el art nouveau del hotel Nueva York, el Nederlands Fotomuseum y el rascacielos triple De Rotterdam, un dise?o del arquitecto y gur¨² local Rem Koolhaas. Tres torres conectadas de 44 plantas cada una y que dan la sensaci¨®n de ser seis. Es una ciudad en vertical que alberga oficinas, apartamentos y el hotel NHow.
Dos proyectos futuristas
Este edificio adopta el nombre del lugar en el que se eleva y el de uno de esos barcos que cruzaba el Atl¨¢ntico repleto de personas que hu¨ªan o buscaban nuevas oportunidades. En honor a esa gente procedente de Rusia, Ucrania, Polonia y Alemania, principalmente, que hicieron escala en R¨®terdam entre 1880 y 1920 rumbo a Am¨¦rica, est¨¢ previsto que en 2023 abra sus puertas el Museo de la Emigraci¨®n. Un antiguo hangar del muelle de Katendrecht convertido en un espacio h¨ªbrido. Contar¨¢ la historia de estos viajes y exhibir¨¢ una colecci¨®n art¨ªstica inspirada en las migraciones. El futurista dise?o es obra del estudio chino MAD, gui?o al hecho de que se emplaza en el que fuera el barrio chino m¨¢s antiguo de Europa.
En el futuro pr¨®ximo tambi¨¦n se incluir¨¢ en este paseo arquitect¨®nico el nuevo Centro Mar¨ªtimo en el puerto de Rijnhaven. El centro simboliza una h¨¦lice triple que representa el pasado, el presente y el futuro del mundo mar¨ªtimo, y desde una vertiente empresarial, cient¨ªfica y cultural. Una estructura de tres pabellones conectados por medio de pasarelas que tendr¨¢ una parte bajo el agua. Ser¨¢ con la bajamar cuando esta secci¨®n sumergida se pueda ver. Mientras, en esas mismas aguas flota un parque compuesto por plataformas arboladas elaboradas a partir de los pl¨¢sticos lanzados en el Nuevo Mosa. No hay sostenibilidad sin reciclaje.
La resiliencia de R¨®terdam y de los roterdameses, m¨¢s que instinto de supervivencia, es saber c¨®mo flotar. Tiene que ver con esa relaci¨®n centenaria y patrimonial que tienen con el agua. Elemento que enriquece y embellece la ciudad.
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