Puerto de Sagunto, memoria sider¨²rgica
La colosal estructura del Horno Alto n? 2, hoy un museo, despunta en un recorrido por el legado industrial de la localidad valenciana, en el que no falta un buen arroz y refrescante horchata
Sagunto es una mezcolanza de culturas ¨ªbera, romana, andalus¨ª, jud¨ªa y dos localidades en una. El pueblo, a los pies del castillo, y el puerto, que se adentra en el Mediterr¨¢neo a trav¨¦s de un largu¨ªsimo pantal¨¢n. Dos n¨²cleos urbanos que conservan un patrimonio hist¨®rico y arqueol¨®gico ¡ªel primero¡ª, y tambi¨¦n industrial sider¨²rgico ¡ªel segundo¡ª, m¨¢s bilba¨ªno que valenciano, con regusto ingl¨¦s. A principios del siglo XX la Compa?¨ªa Minera Sierra Menera se estableci¨® en Puerto de Sagunto para dar salida al mineral que se extra¨ªa de Ojos Negros, una mina de Teruel comunicada con estos muelles a trav¨¦s de una l¨ªnea ferroviaria. A rebufo de las instalaciones portuarias se levantaron hornos y fundiciones de acero, todo ello financiado con capital vasco. Tambi¨¦n se construy¨® una ciudad factor¨ªa en la que vivieron dos mundos separados por una calle. A un lado, la Ciudad Jard¨ªn ; al otro, el barrio obrero. Y entremedias, la avenida del 9 de Octubre, en la que se suceden la iglesia de Nuestra Se?ora de Bego?a, el economato, el Casino Recreativo y la Gerencia.
El pasado industrial de Puerto de Sagunto, ligado al acero, sigue presente entre vecinos, veraneantes y unas dunas playeras que no terminan nunca de caer al agua. Con el cierre de la siderurgia en la d¨¦cada de 1980 se hizo el silencio en Puerto de Sagunto, pueblo que hoy honra la memoria de obreros como los familiares de Sonia Garc¨¦s, de la Fundaci¨®n Patrimonio Industrial y Memoria Obrera Puerto de Sagunto.
En esta ruta del patrimonio industrial de Sagunto se alternan gui?os al acero y al hierro, que durante tanto tiempo se trabajaron, en estas y otras construcciones olvidadas, y que parecen disfrutar ahora de una nueva oportunidad.
10.00. Entre vestigios del acero
La avenida del Mediterr¨¢neo discurre en paralelo a una playa cuyas dunas y la vista del largu¨ªsimo pantal¨¢n (1) son los grandes reclamos. Un embarcadero de 1.652 metros que en el pasado fue cargadero de mineral. Siguiendo su trazado, tierra adentro, se llega al Antiguo Hospital (2). Construcci¨®n de inicios del siglo XX cuya arquitectura de herencia inglesa, adem¨¢s de los servicios hospitalarios de rigor, albergaba oficinas y viviendas para los ingenieros. Las personas que residen hoy en el edificio no tienen por qu¨¦ serlo.
La que s¨ª est¨¢ a la espera de que le reasignen un nuevo uso es la Nave de Talleres Generales (3), que data de 1919. En su interior se realizaban trabajos de calderer¨ªa, reparaci¨®n de locomotoras y tareas de fundici¨®n y ajuste. Justo enfrente se encuentra el Horno Alto n??2 (4), una estructura met¨¢lica de casi 65 metros de altura cuya rehabilitaci¨®n en 2012, a cargo de los arquitectos Carmel Gradol¨ª y Tato Herrero, recibi¨® el Premio Europa Nostra. En sus apagadas tripas se produc¨ªa acero, y ahora alberga un museo. Su funcionamiento fue intermitente, como un volc¨¢n. Hoy es un s¨ªmbolo que se alza en una rotonda de la avenida de los Hornos Altos. Muy cerca de ella, en la calle de la Fundici¨®n, se encuentra la Nave de Efectos y Repuestos (5), un enorme almac¨¦n que, se espera, albergue el Museo de Arqueolog¨ªa Industrial de Sagunto.
11.30. Mansiones abandonadas
A ambos lados de la avenida del 9 de Octubre coexist¨ªan dos universos paralelos. La colonia bautizada como Ciudad Jard¨ªn, complejo residencial en el que viv¨ªan los directivos y los ingenieros de la compa?¨ªa, e integrada por mansiones ajardinadas de estilo regionalista ¡ªm¨¢s propio del Pa¨ªs Vasco que de tierras levantinas¡ª y caminos arbolados con bancos y zonas de descanso y juegos. Un lugar en el que actualmente la ¨²nica vida que se aprecia es la vegetaci¨®n que amenaza con ocultarlo todo. Los chal¨¦s azules adyacentes a la colonia (y todav¨ªa habitados), daban vida a un microcosmos elitista que pretend¨ªa evocar un distinguido barrio londinense.
Al otro lado de la avenida se encuentra el barrio obrero, de casas construidas por la Compa?¨ªa Minera para un pu?ado de trabajadores escogidos. Peque?as viviendas de color blanco provistas de una sola planta, con entrada por la calle, y con dos patios, uno exterior delantero y otro en el interior, donde las habitaciones se suced¨ªan a los lados de un peque?o pasillo. Aqu¨ª los residentes sol¨ªan ir a comprar al economato, un edificio que, mientras aguarda saber qu¨¦ se har¨¢ con ¨¦l, ha sido ocupado y usado como escenario de raves (fiestas clandestinas). En cambio, los ingenieros y directivos de la compa?¨ªa frecuentaban el Casino Recreativo (6), que todav¨ªa sigue en funcionamiento. Unos y otros coincid¨ªan, eso s¨ª, en el interior de la iglesia de Nuestra Se?ora de Bego?a, pero no se mezclaban; hab¨ªa asientos asignados para los superiores y otros para los peones. Lo mismo pasaba en la playa. La iglesia se construy¨® a imagen y semejanza de la bas¨ªlica de Bego?a de Bilbao. De hecho, es posible salir de misa e ir a tomar unos pintxos a la colindante Taper¨ªa Asador Gernika (961 08 88 64) (7), donde, entonces, todos pod¨ªan coincidir de nuevo. Adonde nadie quer¨ªa ir seguramente era al Antiguo Sanatorio (8) que hay dentro de un gran jard¨ªn en la calle del Doctor Fleming. En la actualidad se ha convertido en biblioteca y centro c¨ªvico.
14.30. ?Cl¨¢sico o vegetariano?
Una ruta alternativa como esta en Puerto de Sagunto se puede rematar, no obstante, con ese cl¨¢sico arroz valenciano que la mayor¨ªa espera degustar al visitar estas tierras. Para ello, una buena opci¨®n es El Arrozal de Alfonso (Mediterr¨¢neo, 115; 962 68 29 26) (9). Si se prefiere algo distinto, se puede ir al vegetariano Frida (Mare de D¨¦u del Llosar, 10; 962 67 66 52) (10).
17.30. Tarde para el ba?o
Una visita a Puerto de Sagunto no es completa si no se va a su playa (11), de arena dorada y fina, y con dunas. Un lienzo mediterr¨¢neo tan largo como el pantal¨¢n, con el que forma un ¨¢ngulo recto, y que pocos se animan a ver de cerca caminando sobre el rompeolas que lo protege en parte. Esas rocas tambi¨¦n son un lugar tranquilo para ba?arse.
20.30. Mercadillo al atardecer
Despu¨¦s de disfrutar la playa, el paseo mar¨ªtimo (12), horchata en mano ¡ª?por ejemplo, de la Horchater¨ªa El Paseo (13)¡ª, es un buen lugar para un pausado deambular vespertino mientras decidimos si llevar (o no) algo de artesan¨ªa, bisuter¨ªa, ropa o calzado del mercadillo que, hasta el 31 de agosto ¡ªm¨¢s los dos primeros fines de semana de septiembre¡ª se instala en ¨¦l.
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