La Posada Morisca, cortijos donde entregarse a la contemplaci¨®n en la Axarqu¨ªa

Persea, palta, cura, ahuaca, avocado¡­ Aguacate. La tambi¨¦n llamada fruta de la vida, el superalimento tropical por excelencia, adquiere tantos nombres como pa¨ªses la consumen. Espa?a, uno de los mayores exportadores mundiales, centra su producci¨®n en la comarca malague?a de la Axarqu¨ªa, en cuyo entorno existe una posada con restaurante de vocaci¨®n (y advocaci¨®n) aguacatera, AVO. Estrenado justo unos d¨ªas antes del inicio de la pandemia, y tras el par¨¦ntesis del gran confinamiento, sus mesas vuelven a presentar una variedad de platos tem¨¢ticos que no tiene fin: chips de aguacate, sushi de aguacate y mango, aguacate frito en tempura, tartar de aguacate y at¨²n, alb¨®ndigas de pollo y aguacate, humus verde¡­ Aguacate hasta en los postres.

La iniciativa del redise?o gastron¨®mico provino de Mar¨ªa Mart¨ªn, una entusiasta de los viajes a trav¨¦s del continente americano e hija de Sara Navas, propietaria del complejo tur¨ªstico La Posada Morisca, instalado en su antigua heredad familiar de una hect¨¢rea con medio millar de mangos y ¨¢rboles aguacateros. Dos d¨¦cadas lo contemplan ya en la levedad soportable de su monte bajo, en el anchuroso panorama que se abre desde la piscina de horizonte infinito, en la gracia contenida de su arquitectura cortijera, siempre bien encalada. Al fondo, muy al fondo, el mar.

Hay palmeras, claro, como en todas las cortijadas de la sierra. Y buganvillas, adelfas, gitanillas, ramilletes de la flor azul del romero. Arri?onada sobre la amplia plataforma del aparcamiento, la posada se configura en una ringlera de peque?os cortijos con sus terrazas porticadas, sus miradores para el sesteo de sobremesa, sus barandas y jardincillos subtropicales, sus soleras de barro y su azulejer¨ªa artesana. Doce aposentos r¨²sticos que invitan a la vida contemplativa y la meditaci¨®n intrascendente, sin prisas por los detalles, que tampoco son tantos a estas edades mobiliarias. Con unos retoques y alguna actualizaci¨®n, el alojamiento ganar¨ªa en a?os. Para qu¨¦ m¨¢s lujos.

A pie de jard¨ªn descansa una mitad de los dormitorios, protegidos de la intemperie con un porche de apariencia recoleta, gran parte del d¨ªa en sombra. Las habitaciones con sol¨¢rium, m¨¢s luminosas, se disponen en un nivel superior, accesible a trav¨¦s de una escalera exterior. Todas se reconocen por el nombre de una hierba arom¨¢tica, imprescindible para aderezar una buena ensalada de¡­ aguacates.