San Ant¨®n Abad, en un antiguo hospital de peregrinos en Montes de Oca

Al paso por la localidad de Villafranca Montes de Oca, por la carretera que va de Santo Domingo de la Calzada a Burgos, el peregrino jacobeo atisba durante un buen trecho el campanario de la iglesia rom¨¢nica de Santiago el Mayor. M¨¢s a la derecha, en un alto, recibe al caminante el hospital de peregrinos fundado por la reina castellana Juana Manuel de Villena, esposa de Enrique II de Trast¨¢mara, en el a?o 1377. Un escudo de armas en piedra perteneciente a los Reyes Cat¨®licos describe sobre el port¨®n lateral el abolengo del monumento, que desde entonces no ha cesado en su condici¨®n de albergue del Camino de Santiago. L¨¢stima que el anexo de unas instalaciones m¨¢s propiamente hoteleras haya convertido la fachada principal del San Ant¨®n Abad en un mural albero con una espantosa placa azul y las tres estrellas de su clasificaci¨®n tur¨ªstica.

Dicha intemperancia tiene su continuidad en el vest¨ªbulo, atiborrado de ¨®leos, cruces, tapices, hornacinas y toda clase de objetos lit¨²rgicos. A ratos parece que estuvi¨¦ramos en una tienda de objetos religiosos. El desorden esc¨¦nico que ofrecen tanto la recepci¨®n como el bar que la flanquea entra en competencia con el batiburrillo de carteles anunciadores en unos tiempos en los que el peregrino ya viene caminando con su dispositivo m¨®vil en el bolsillo.

Las 14 habitaciones tienen algo de viejunas, aunque est¨¢n bien mantenidas y se asoman al jard¨ªn. Las colchas estampadas con motivos florales recuerdan a los manteles con que las abuelas cubr¨ªan las mesas camilla. En los cuartos de ba?o se agradece la ducha en lugar de la t¨ªpica ba?era que ya nadie usa.

La segunda planta gana en espacio y luminosidad, con una galer¨ªa de porte aristocr¨¢tico por donde entra el sol oto?al a raudales. De nuevo en el vest¨ªbulo, a trav¨¦s de una portezuela casi oculta, se accede a la cafeter¨ªa, decorada con trofeos de caza y ornamentos barrocos. Los peregrinos prefieren solazarse en el exterior, donde les esperan una aireada terraza y unos jardines bien cuidados. Es por esta zona trasera por donde se accede al albergue, con capacidad para 43 personas y otras seis en habitaciones dobles independientes. Al fin, el lugar nos reconcilia con el esp¨ªritu jacobeo, apenas perturbado por el tr¨¢fico de la carretera general.