Gu¨ªa para acertar con el ¡®resort¡¯ en tu viaje so?ado a las Maldivas
Imagen del para¨ªso perfecto, la experiencia en este remoto archipi¨¦lago var¨ªa en funci¨®n del alojamiento: desde complejos de gran lujo hasta casas de hu¨¦spedes regentadas por locales
Las playas de las Maldivas est¨¢n entre las mejores del mundo, diseminadas por cada uno de sus 22 atolones naturales en los que se integran 1.200 islas, de las que solo 200 est¨¢n pobladas. El sugerente maridaje entre el blanco intenso de la arena y el luminoso azul turquesa del oc¨¦ano ?ndico conforman la foto del para¨ªso perfecto y el principal reclamo de los cat¨¢logos de viajes. Cada a?o, al menos hasta antes de la pandemia, m¨¢s de un mill¨®n de personas peregrinan hasta este remoto y min¨²sculo archipi¨¦lago perdido para comprobar que, efectivamente, el ed¨¦n existe. Y es real.
En Maldivas ¡ªdeclarado en 2020 como uno de los mejores destinos del mundo en los World Travel Awards, considerados los ?scar del turismo¡ª el agua luce transparente y ese es precisamente el motivo por el que es uno de los lugares m¨¢s privilegiados para la pr¨¢ctica del submarinismo y el buceo con tubo. La riqueza y la variedad submarina son un im¨¢n para los amantes de la fauna oce¨¢nica: nada m¨¢s sumergirse en el arrecife irrumpen enormes paredes de coral, magn¨ªficas grutas y coloristas bancos de peces tropicales. En aguas m¨¢s profundas se pueden ver mantas gigantes, tortugas, tiburones e incluso el pez m¨¢s grande del mundo, el tibur¨®n ballena. Adem¨¢s, el agua est¨¢ a una temperatura tan templada que muchos buceadores ni siquiera necesitan ponerse el neopreno.
Y, por supuesto, est¨¢n los resorts: cada uno de estos complejos hoteleros ocupa una isla privada, y hay m¨¢s de un centenar para escoger. No solo hay lujosos hoteles de cinco y seis estrellas; existen islas para familias, para submarinistas, para viajeros con presupuesto ajustado y tambi¨¦n para quienes desean una experiencia serena, remota y una vuelta a la naturaleza. En 2008, el Gobierno maldivo concedi¨® a los residentes la posibilidad de abrir peque?as casas de hu¨¦spedes para poder beneficiarse tambi¨¦n de la principal industria del pa¨ªs. Desde entonces, han proliferado en las islas habitadas, en los atolones de Mal¨¦ y Ari, pensiones que son una opci¨®n m¨¢s asequible para viajeros independientes y mochileros, con el atractivo a?adido de convivir con la poblaci¨®n local.
C¨®mo acertar en la elecci¨®n del 'resort'
La elecci¨®n del complejo hotelero, o de la pensi¨®n, determinar¨¢ el tipo de vacaciones que tendremos, por lo que conviene dedicar suficiente tiempo para sopesar todas las posibilidades antes de decidirse. Sobre todo, porque es donde pasaremos m¨¢s tiempo, ya que los maldivos profesan la religi¨®n musulmana y sus h¨¢bitos sociales resultan muy austeros. En p¨²blico no est¨¢n bien vistos los gestos amorosos, as¨ª como el uso de ba?ador o bikini en ciertas playas. Tampoco se permite el consumo de alcohol, a excepci¨®n de en los centros tur¨ªsticos.
Hay resorts pensados para parejas en luna de miel, otros para ir con ni?os peque?os. Y los hay focalizados en el submarinismo mientras otros apuestan por la privacidad y el relax total. En este ¨²ltimo grupo est¨¢n los que presumen de no tener conexi¨®n con el mundo exterior, que se traduce en la ausencia de internet, televisi¨®n o m¨²sica ambiental. Esto es lo que ocurre en la peque?a isla de Makunudu, donde solo hay unas sencillas casas tradicionales a pie de playa rodeadas de una frondosa vegetaci¨®n con ¨¢rboles plantados por parejas de reci¨¦n casados que han pasado antes por all¨ª. Y es que, pese a la variedad de ofertas, los viajes de novios siguen siendo el principal negocio de las islas. Aunque hoy por hoy no es posible casarse en las Maldivas, s¨ª se pueden celebrar ceremonias sin validez legal, aunque las formalidades burocr¨¢ticas se completen en otro lugar. Y casi todos los resorts en el rango de precios medio y alto organizan este tipo de ceremonias.
Los que busquen una experiencia de gran lujo tambi¨¦n lo tienen relativamente f¨¢cil para escoger: las cadenas hoteleras con m¨¢s pedigr¨ª est¨¢n presentes aqu¨ª, con establecimientos que parecen sacados de revistas de dise?o y con atenciones que alcanzan cotas dif¨ªcilmente superables. En muchos de ellos se puede disponer de mayordomo propio (lo llamen thakuru, Man Friday o Guest Experience Manager) y de una suntuosa villa con elegantes muebles, tapicer¨ªas y un enorme ba?o (en muchos casos abierto al exterior), adem¨¢s de una zona privada al aire libre (si la villa est¨¢ en la playa, normalmente habr¨¢ una terracita con escaleras de acceso directo al mar). Adem¨¢s, la mayor¨ªa de establecimientos de esta categor¨ªa cuentan con piscinas privadas, algunas de tama?o suficiente para nadar, y siempre estupendas para refrescarse o para quitarse la sal del mar. Para coronar la experiencia, la comida en estos complejos es casi siempre de primera y muy variada, gracias a chefs europeos y asi¨¢ticos que preparan una asombrosa variedad de platos, d¨ªa y noche. La vida social es tranquila, y suele orbitar en torno a los bares, pero todos ofrecen actividades extra, desde excursiones hasta deportes acu¨¢ticos.
'House reefs' y pecios hundidos
Todos los resorts disponen de su propia escuela de submarinismo y ofrecen acceso a buenos puntos de inmersi¨®n. Es, por tanto, dif¨ªcil decir cu¨¢l es la mejor opci¨®n, cuando adem¨¢s los puntos de inmersi¨®n se comparten. No obstante, algunos tienen ventajas evidentes, como el OBLU by Atmosphere at Helengeli, apartado de todo (en la punta norte del atol¨®n Mal¨¦ Norte, en una isla remota, larga y estrecha), con 40 enclaves donde bucear, algunos en rigurosa exclusiva. Un escenario parecido se encuentra en los resorts del atol¨®n Ari, como el Kuramathi Island Resort (uno de los mayores del pa¨ªs, con mucha vegetaci¨®n y zonas no urbanizadas) o el Ellaidhoo Maldives by Cinnamon, el destino de submarinismo m¨¢s extremo de las Maldivas, con m¨¢s de 100 puntos donde sumergirse a menos de medio d¨ªa de traves¨ªa. Adem¨¢s, tiene lo que muchos consideran el mejor house reef (arrecife de coral a poca profundidad y accesible a nado desde la playa), con montones de grutas, corales, abundante vida marina y hasta un pecio hundido.
Entre los resorts m¨¢s apreciados por buceadores y submarinistas hay que mencionar tambi¨¦n el Adaaran Select Meedhupparu, en un lugar remoto y apartado del atol¨®n Raa (en el norte de Maldivas), donde los submarinistas disponen de 30 puntos de inmersi¨®n exclusivos. M¨¢s inaccesible a¨²n es el Cinnamon Hakuraa Huraa, hasta el punto de que es improbable encontrarse con otros submarinistas. Existen otras alternativas m¨¢s econ¨®micas: el Reveries Diving Village, un h¨ªbrido de centro de buceo y hotel boutique, y el Equator Village, una antigua base naval brit¨¢nica que adem¨¢s de contar con piscina, gimnasio, tenis de mesa, cancha de voleibol, billar y bicicletas, ofrece grandes oportunidades para sumergirse en busca de pecios.
Ecoturismo, entre lo aut¨¦ntico y el artificio
Los viajeros miran cada vez m¨¢s si el lugar elegido para sus vacaciones respeta (o al menos lo intenta) el medio ambiente. Algo que no pasan por alto las firmas hoteleras de Maldivas, que cada vez miman m¨¢s esa faceta eco. Una filosof¨ªa que se plasma en el dise?o de las habitaciones, que suelen incluir maderas importadas y fibras naturales, y en la renuncia al aire acondicionado fuera de los dormitorios. Son resorts que secundan el lema ¡°no shoes, no news¡± (sin calzado ni noticias del exterior), ideales para una escapada rom¨¢ntica, celebrar la luna de miel o simplemente huir del mundanal ruido.
No obstante, la etiqueta de ecoturismo puede ser un puro artificio, por lo que es importante saber bien qui¨¦n la usa honestamente y qui¨¦n lo hace solo para atraer clientela. Son relativamente pocos los que est¨¢n reconocidos oficialmente como establecimientos de turismo ecol¨®gico. Para identificarlos hay que fijarse en si ofrecen programas educativos y pr¨¢cticas sostenibles y respetuosas con el entorno; si hacen un uso m¨ªnimo del aire acondicionado y de la electricidad; o si potencian la conciencia conservacionista. Lugares como el Gili Lankanfushi, en el atol¨®n Mal¨¦ del Norte, absolutamente impresionante y pionero de la filosof¨ªa sin calzado, sin noticias. Aqu¨ª se conjuga perfectamente la rusticidad y la sofisticaci¨®n. O el Soneva Fushi,? uno de los resorts m¨¢s famosos de las Maldivas en el atol¨®n Baa (oeste del pa¨ªs), donde se toman en serio lo de la sostenibilidad. Tambi¨¦n lo hacen en el Rihiveli by Castaway Hotels & Escapes, uno de los menos convencionales, de estilo completamente r¨²stico, y que fue precursor del slow tourism. Si nos vamos a los atolones del sur, a Laamu, el Six Senses Laamu es una perfecta combinaci¨®n de lujo meditado y sencillez r¨²stica, muy buena cocina y much¨ªsimas actividades, una referencia en sostenibilidad en las Maldivas con muchos programas de conservaci¨®n de vida marina, proyectos de acercamiento a la comunidad y pol¨ªticas para la reducci¨®n de residuos.
Vivir como un n¨¢ufrago (de lujo)
Casi todos los resorts permiten a su sofisticada clientela sentirse por un d¨ªa n¨¢ufragos en una isla desierta, pero sin renunciar a las comodidades del siglo XXI. Suelen entregar cestas de p¨ªcnic (en los m¨¢s lujosos puede ser toda una comida servida por el personal) antes de trasladarlos en dhoni (velero de usos m¨²ltiples con motor o vela latina tradicionalmente utilizado en Maldivas) a alguna isla virgen deshabitada. Luego, tras dejar al grupo en una playa de arena fina y blanca, la tripulaci¨®n regresa al barco. Los modernos robinson crusoes tendr¨¢n las horas de sol para explorar la isla, nadar y disfrutar de una deliciosa comida antes de volver en barco al hotel.
En velero hasta una alcoba palaciega
Los viajeros que anteponen la comodidad y el dise?o de las habitaciones pueden estar tranquilos optando por el Jumeirah Vittaveli, en el atol¨®n Mal¨¦ Sur: enormes y suntuosas villas con grandes ba?os exteriores, piscinas privadas y acceso directo a la playa. Su nombre significa literalmente ¡°inmensidad de espacio¡± en maldivo (o divehi). Se cre¨® en parte con tierra ganada al mar, aunque nadie lo adivinar¨ªa. Es un lugar precioso, con playas blancas y vegetaci¨®n abundante y tupida. Pero su verdadero reclamo son los alcobas asombrosamente palaciegas y magn¨ªficamente decoradas, con lo mejor de Dub¨¢i tra¨ªdo hasta las Maldivas. Incluso la categor¨ªa b¨¢sica, la Beach Villa, es una enorme casa de 184 metros cuadrados. La Presidential Suite, de 800 metros cuadrados, es incre¨ªble y a las Ocean Suites, sobre el arrecife, solo son accesibles en velero. Todas ellas, por supuesto, cuentan con piscina privada.
La isla disfruta de preciosas playas y en las instalaciones destaca el magn¨ªfico Talise Spa sobre el agua, un gimnasio y sendos centros para la pr¨¢ctica de deportes acu¨¢ticos y submarinismo. No faltan piscinas y restaurantes para elegir, y en general, es uno de los resorts m¨¢s estilosos y lujosos del pa¨ªs, perfecto para una escapada rom¨¢ntica de altos vuelos.
Piscinas infinitas que se funden con el ?ndico
Para los fan¨¢ticos de las piscinas infinitas y los spas al aire libre, Anantara Kihavah Villas tiene tal vez los ba?os m¨¢s agradables del pa¨ªs. La frondosa isla de Kihava Huravalhi, rodeada por un arrecife perfectamente circular, est¨¢ bordeada por espl¨¦ndidas playas de arena blanca; no se puede pedir un entorno m¨¢s id¨ªlico. No obstante, lo mejor son sus 82 imponentes villas, todas de gran lujo, con una bonita decoraci¨®n de estilo asi¨¢tico e impresionantes ba?os exteriores. Todas las opciones de alojamiento, tanto en tierra firme como sobre el agua, cuentan con piscina privada. Si hay un lugar en que las villas de la playa son a¨²n mejores que las villas sobre el agua, m¨¢s caras, es este: con mayor privacidad y unos ba?os de lo mejor del pa¨ªs.
La oferta de restauraci¨®n es igual de opulenta con el complejo Sea Fire Salt Sky, dividido en cuatro secciones con diferentes tipos de cocina. El resort cuenta con todas las instalaciones esperables en su gama: una enorme piscina, un completo spa, centro de deportes acu¨¢ticos, escuela de submarinismo, cine al aire libre, gimnasio, pistas de tenis, clases de yoga y de cocina y un estupendo club infantil. Es una opci¨®n de gran lujo con un servicio excelente y estupendas playas.
La mejor playa, en una isla desierta
Quienes viajan a las Maldivas van buscando sobre todo esas fabulosas playas que anuncian los folletos, que de tan perfectas parecen casi irreales. El Kanuhura, en la parte oriental del pl¨¢cido atol¨®n Lhaviyani, es una apuesta segura. Su interminable franja de arena blanca es insuperable, y el resort cuenta con su propia isla desierta, accesible en barco para disfrutar de un p¨ªcnic.
Es un lugar lujoso e impresionante, pero no es excesivamente formal; es rom¨¢ntico pero sin caer en lo aburrido, y es acogedor para familias. La isla es grande (1,4 kil¨®metros) y est¨¢ rodeada de unas playas perfectas. Las habitaciones son luminosas y aireadas, todas decoradas con gusto.
Sushi, comida india y pizzas
Para unas vacaciones redondas, a los planes de naturaleza o bajo el agua hay que sumar una apetecible oferta gastron¨®mica. El para¨ªso tambi¨¦n tiene que serlo a la hora de la comida. Y los hoteles compiten en ofrecer experiencias culinarias de lujo. El mencionado Six Senses Laamu tiene muchos argumentos para ser considerado uno de los mejores en este aspecto. Combina lujo y sencillez y una buena propuesta culinaria. Est¨¢ a una hora de vuelo al sur de Mal¨¦ y 15 minutos en lancha r¨¢pida. Alberga varios restaurantes soberbios, como el Leaf, que domina la playa desde las copas de los ¨¢rboles; para llegar hay que cruzar un puente de madera. O el Longitude, con una espl¨¦ndida gastronom¨ªa japonesa entre la que destaca un sushi de primera, sin paliativos. Presume asimismo de ofrecer el mejor buf¨¦ de desayuno del pa¨ªs.
Tambi¨¦n destacan por su buena gastronom¨ªa el Gili Lankanfushi, con tres restaurantes que ofrecen creaciones impresionantes; el COMO Maalifushi, con una cocina fant¨¢stica, y el Four Seasons Resort Maldives at Kuda Huraa: su restaurante indio, el Baraabaru, es sencillamente espl¨¦ndido, aunque las pizzas del Reef Club tampoco est¨¢n nada mal.
Un barco-hotel para bucear y hacer surf
El turismo de lujo necesita reinventarse para seguir atrayendo miradas. As¨ª, cada poco, surgen nuevas propuestas. Como el Soneva Jani, en el atol¨®n de Noonu (norte del archipi¨¦lago), quiz¨¢s el resort m¨¢s celebrado de los ¨²ltimos a?os. Un complejo al que no le falta nada, con enormes villas con techos retr¨¢ctiles, piscinas privadas y hasta toboganes de agua, para quienes puedan permit¨ªrselo. O como el nuevo St Regis Vommuli, en el atol¨®n Haa Dhaalu (tambi¨¦n en el norte del pa¨ªs), con una imponente arquitectura, espl¨¦ndidos espacios p¨²blicos y sutil elegancia. Y para los que quieran otro tipo de propuesta, el fabuloso Ristrella Cruise Hotel es el mayor barco-hotel de las Maldivas, y lleva el submarinismo y el surf a un nuevo nivel de comodidad y modernidad.
El Sirru Fen Fushi, por su parte, es el primer complejo construido en el atol¨®n Shaviyani, el m¨¢s grande del archipi¨¦lago y que integran 51 islas, de las cuales solo 16 est¨¢n habitadas. Abri¨® en el 2018 y ofrece un lujo impresionante en un territorio de enorme belleza. Y el OZEN by Atmosphere at Maadhoo es el primer hotel de lujo ¡°todo incluido¡± abierto en el atol¨®n Mal¨¦ Sur desde hace una d¨¦cada. Es un lugar espl¨¦ndido y, a d¨ªa de hoy, de los m¨¢s lujosos del pa¨ªs.
Extravagancia y lujo desmesurado con la firma de Louis Vuitton
Para los que se lo puedan permitir, en Maldivas hay varios resorts irresistibles. El m¨¢s caro del pa¨ªs es el Cheval Blanc Randheli, el proyecto hotelero de la firma francesa de lujo Louis Vuitton, del que todo el mundo habla, y el m¨¢s caro del pa¨ªs, un despliegue de extravagancia, ambici¨®n y lujo desmesurado.
Pero hay otras propuestas para grandes fortunas, como el One & Only Reethi Rah, un cl¨¢sico, un lugar superlativo visitado por millonarios y realezas, con habitaciones palaciegas de estilo balin¨¦s y mucha clase. O el Four Seasons Landaa Giraavaru, con menos oropel pero m¨¢s elegante: una mezcla de ambiente tradicional maldivo y estilo minimalista occidental. El Velaa Private Island, el proyecto de una sola persona, compite con las mejores cadenas internacionales, mientras el Six Senses Laamu, con sus estructuras de madera, vocaci¨®n de sostenibilidad y r¨®tulos escritos a mano, ofrece un lujo m¨¢s b¨¢sico y sin tantas formalidades.
Un para¨ªso para los m¨¢s rom¨¢nticos
Hay pocos destinos tan rom¨¢nticos como las Maldivas. Las parejas de reci¨¦n casados llenan los resorts, sobre todo algunos especialmente inspiradores, como el Cocoa Island by COMO, una espl¨¦ndida isla, muy pasional, donde disfrutar del lujo sin aspavientos.
El Anantara Kihavah Villas es otro para¨ªso para las parejas, con suntuosas habitaciones y una de las mejores playas del pa¨ªs. E igual de rom¨¢nticos son el Gili Lankanfushi, con unas villas gigantes construidas sobre el agua, o el Soneva Fushi, con playas impresionantes, bonitas villas privadas y una densa jungla alrededor que hacen de este lugar un destino de lo m¨¢s apasionante.
Recepci¨®n flotante
El ya mencionado St. Regis Vommuli es uno de los m¨¢s llamativos por su dise?o, con extraordinarias zonas comunes, una recepci¨®n flotante y memorables caba?as de dise?o sobre el agua. Sorprende su arquitectura, que combina curvas muy a lo Frank Gehry con las villas inspiradas en la naturaleza circundante. El Amilla Fushi presume de tener las mansiones m¨¢s estilosas del pa¨ªs, a modo de un pedazo de Palm Beach en el ?ndico. Tiene playas blancas perfectas, habitaciones fabulosas, estupendos restaurantes, una bonita piscina y un gran puerto deportivo. Con un aire m¨¢s moderno, el W Maldives, en la min¨²scula isla de Fesdhoo, es un complejo moderno y chic que redefine el concepto de resort maldivo como algo contempor¨¢neo. Otra propuesta excepcional es el One & Only Reethi Rah, que quiz¨¢s ofrezca las mejores habitaciones del pa¨ªs: sus villas parecen palacios balineses y todo rebosa estilo, elegancia y atenciones.
Diversi¨®n en familia
Las Maldivas no se limitan a satisfacer las ansias de romanticismo. Hay muchas propuestas concebidas para familias con ni?os, con espacios y actividades pensados para los m¨¢s peque?os. Es el caso del Conrad Maldives Rangali Island, un megaresort que ocupa dos islas con todo lo imaginable para entretener a los infantes.
El Four Seasons Landaa Giraavaru es otra opci¨®n, popular entre las familias adineradas por su club infantil y numerosas actividades. Igual que el Kurumba Maldives, que fue el primer resort que abri¨® en el pa¨ªs, en el ya lejano 1972: un elegante club de campo, con un fant¨¢stico club infantil e innumerables opciones de ocio.
Y para presupuestos m¨¢s ajustados, el Kuredu Island Resort & Spa, lo m¨¢s parecido a un club de vacaciones que se pueda encontrar en las Maldivas: es uno de los mejores resorts familiares de precio medio, con actividades variadas, club infantil y una gran oferta de excursiones.
Rompientes para el mejor surf
Otro de los grandes reclamos de las Maldivas es el surf, un deporte que se convierte en la estrella en sitios como el Cinnamon Island Dhonveli, el alojamiento surfero por excelencia, con acceso al Pasta Point, con una ola de izquierdas perfecta. O en el Six Senses Laamu, resort de lujo que es tambi¨¦n el mejor lugar para acceder al Ying Yang, uno de los mayores rompientes de las islas.
Hay cada vez m¨¢s pensiones que permiten no alojarse en grandes resorts a los enamorados del surf con presupuestos m¨¢s modestos. Es el caso de Coke¡¯s Beach, una popular pensi¨®n en la isla de Thulusdhoo, con acceso a dos grandes rompientes. O Canopus Retreats Thulusdhoo, un modesto y coqueto hotel con opciones para practicar surf cerca. La pensi¨®n Reveries Diving Village, adem¨¢s de ser una gran base surfista, est¨¢ perfectamente situada para acceder a seis playas del atol¨®n Laamu y enfrentarse al ind¨®mito poder del mar.
?Es mi 'resort' realmente de lujo?
Esta lista deber¨ªa ayudar al viajero a saber si est¨¢ hospedado (o no) en alguno de los resorts maldivos m¨¢s elegantes.
- Al llegar no se le ofrecer¨¢ un c¨®ctel de frutas sino un t¨¦ de jengibre con hielo, un helado casero o un zumo de mel¨®n reci¨¦n preparado en delicadas tazas de loza.
- El personal (director incluido) recibir¨¢ en fila, en el embarcadero, al viajero, que debe dar la mano a todos y sentirse como un cortesano.
- Al viajero se le asignar¨¢ un mayordomo (o m¨¢nager del entretenimiento del cliente), que cuidar¨¢ de ¨¦l durante toda su estancia.
- Se dispondr¨¢ de una piscina peque?a propia para no tener que mezclarse con el resto en la piscina principal.
- Se tendr¨¢n m¨¢s toallas en la habitaci¨®n de las que se puedan utilizar, y tantos productos de ba?o de marca que muchos ni se llegar¨¢n a abrir.
- Empleados que jam¨¢s se han visto aparecer¨¢n como por arte de magia cuando menos se espere y se dirigir¨¢n al cliente con su nombre de pila.
- Cada vez que se salga de la habitaci¨®n una corte de empleados la invadir¨¢ para limpiarla, pero el viajero jam¨¢s los ver¨¢.
- En el momento de la despedida en el embarcadero, el personal no dejar¨¢ de decir adi¨®s con la mano hasta que el barco o el hidroavi¨®n desaparezca de su vista.
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