El Tokio de Murakami: paseos por lugares de sus novelas
La ciudad del escritor se enciende con el jazz, los neones y un vaso de whisky en la mano. Un viaje entre la realidad y la ficci¨®n por escenarios literarios de la ciudad japonesa

Es oto?o y el d¨ªa brumoso y con lluvia fina que te empapa hasta los huesos lo hubiera firmado el propio Haruki Murakami. Estoy en La Kagu, un antiguo almac¨¦n de libros reconvertido en caf¨¦, librer¨ªa, galer¨ªa de arte y tienda en el barrio de Kagurazaka. Rodeado de libros, este lugar es perfecto para adentrarse en el recorrido de un escritor que ha hecho de Tokio su h¨¢bitat m¨¢s prol¨ªfico. La m¨²sica que suena es Kind of Blue, de Miles Davis. Una se?al, pienso, pues el jazz es la banda sonora recurrente en sus libros. Lo que averiguar¨¦ tras unos d¨ªas en la capital japonesa es que el jazz no es solo patrimonio de sus novelas, sino que es la banda sonora de la ciudad. Suena en tiendas, caf¨¦s, restaurantes, y en los ?jazz kissaten, abiertos desde la ma?ana, la gente toma caf¨¦ mientras escucha con devoci¨®n discos raros de jazz.
M¨¢s all¨¢ de esta m¨²sica, la otra pasi¨®n de los japoneses es la literatura. Jap¨®n es uno de los pa¨ªses del mundo donde m¨¢s se lee, con un 91% de su poblaci¨®n lectores habituales y una media de lectura por persona de cuatro libros al mes. En Tokio existen librer¨ªas enormes como Buntkisu, en la que se paga entrada como si fuera un museo, y otras diminutas como Morioka Shoten, donde solo se vende un ¨²nico t¨ªtulo por semana. No es de extra?ar que en un pa¨ªs de lectores empedernidos se considere a Murakami, y sus libros, objeto de culto. El amor a la palabra escrita se escapa de las librer¨ªas y llega hasta los hostales, y as¨ª en el original Book and Bed es posible alojarse entre estanter¨ªas y dormir rodeado de libros. En este alojamiento decididamente cool, un cub¨ªculo que asoma entre las estanter¨ªas repletas de libros como habitaci¨®n, una lamparita y una cortina es todo lo que los j¨®venes intelectuales chic (y yo¡) necesitan para pasar una noche ilustrada. En mi mesilla, dos libros: After Dark y Tokio blues. As¨ª, cada noche, despu¨¦s de recorrer las calles de Tokio buscando a Murakami, me acostar¨¦ con ¨¦l (metaf¨®ricamente).
20.000 vinilos, el mismo caf¨¦ y una r¨¦plica del estudio del autor
Los mundos imaginados por Haruki Murakami tienen desde el pasado 1 de octubre un espacio propio en la Universidad de Tokio, donde el escritor estudi¨® teatro en su juventud. La Casa Internacional de Literatura Waseda, tambi¨¦n conocida como Biblioteca Murakami, ocupa un edificio proyectado por el arquitecto Kengo Kuma como centro de estudio de la obra del novelista. De acceso libre, alberga m¨¢s de 3.000 libros en m¨¢s de 50 idiomas, adem¨¢s de borradores, manuscritos y una colecci¨®n personal de 20.000 vinilos donados por el propio Murakami. En la cafeter¨ªa se sirve la misma mezcla de caf¨¦s que ¨¦l toma,y hay una r¨¦plica del estudio donde suele trabajar.
A la ma?ana siguiente desayuno en el Caf¨¦ Bundan dentro del Museo de Literatura Moderna Japonesa. En el men¨², salchichas con tomate y tostadas, un desayuno sacado del libro de Murakami El fin del mundo y un despiadado pa¨ªs de las maravillas, todo un homenaje alto en colesterol. Este es el plato m¨¢s popular para est¨®magos y selfis. La pasi¨®n que levanta el escritor en Tokio est¨¢ presente en caf¨¦s literarios donde seguidores del autor, conocidos como harukists, se re¨²nen a leer e intercambiar opiniones sobre sus libros. En el Caf¨¦ Rokujigen el anuncio del Nobel de Literatura se sigue en directo por docenas de fans que se acercan para seguir el evento delante del televisor, para ver si ese a?o se rompe el maleficio y el finalista en siete ediciones consecutivas es por fin galardonado.
Siguiendo los consejos de los amantes protagonistas de la m¨¢s famosa novela de Murakami, Tokio Blues, ¡°caminando y caminando por Tokio sin un destino en la mente¡± recorro el barrio de Shinjuku. Masas de gente se mueven de forma ordenada por las aceras y el ritmo de la ciudad parece fluir de manera discreta.
La colina del amor
En Shibuya, cerca del paso de cebra m¨¢s famoso del planeta (con permiso del Abbey Road de los Beatles), se concentran la mayor parte de los turistas alrededor de las tiendas y guiados por el brillo de los neones. A la vuelta de la esquina, apartada de las calles comerciales, est¨¢ la colina de los love hotels. Las calles se van estrechando y los letreros luminosos de los hoteles del amor detallan los precios de sus habitaciones en tarifas de noche o solo de unas horas. Los precios del alojamiento en Tokio han hecho que estos lugares, escenario de pasiones de parejas sin piso y de encuentros extramatrimoniales, se hayan convertido en una buena opci¨®n para los turistas. Como era de esperar, a su sombra surgen prost¨ªbulos como los que recrea Murakami en After Dark. Aqu¨ª es f¨¢cil imaginar la puerta del Alphaville con su madame Kaoru y el ambiente enrarecido de la noche y el negocio del sexo, tan magistralmente descrito por el autor: ¡°En mitad de la noche, el tiempo se mueve a su manera y no puedes luchar contra ¨¦l¡±, afirma el m¨¢nager de un club de jazz en esta novela que transcurre en 24 horas, donde se suceden los encuentros, los caf¨¦s, el jazz, los love hotels y la soledad.

Detr¨¢s de Shibuya, en Jingumae, las galer¨ªas de arte y tiendas de decoraci¨®n alternan con casas de dise?os vanguardistas. Las avenidas del elegante barrio comercial de Omotesando rezuman opulencia en este vecindario conocido como los Campos El¨ªseos de Tokio. Un poco m¨¢s al sur, en Otoyama, se suceden las terrazas de modernos restaurantes con boutiques de lujo dise?adas por los mejores arquitectos del mundo. Es en este exclusivo distrito donde Aomame, uno de los personajes de la novela 1Q84, va de compras, y es tambi¨¦n aqu¨ª donde el propio Murakami tiene su oficina. Cerca est¨¢n las instalaciones deportivas de Meiji Jingu Gaien, donde Murakami, un apasionado del running (describe con detalle su afici¨®n en De qu¨¦ hablo cuando hablo de correr), se lanza a sus 10 kil¨®metros diarios tras terminar las cuatro horas al d¨ªa que dedica a la escritura. Su ruta pasa al lado del estadio de b¨¦isbol Jingu, donde, en medio de un partido, tuvo su epifan¨ªa y decidi¨® convertirse en escritor a los 30 a?os.
Su mundo fant¨¢stico tambi¨¦n est¨¢ en la calle. Sin llegar al extremo de sus novelas, donde aparecen ranas gigantes que salvan Tokio de un terremoto o gatos que hablan, los personajes que uno encuentra en el barrio de Harajuku parecen tambi¨¦n salidos del mundo de lo surreal. El domingo es el d¨ªa de encuentro de los cosplayers (j¨®venes vestidos de personajes del manga y el anime) en la calle Takeshita, que se transforma en una delirante pasarela donde se dan cita gothic lolitas, decora fashion, wamomo, anime, cyber fashion y dem¨¢s tribus que forman parte del paisaje urbano m¨¢s pop y exc¨¦ntrico de la ciudad.
Cae la tarde y me dirijo hacia una de las zonas con m¨¢s alma de Tokio. En los oscuros callejones que forman el Golden Gai surgen como setas bares min¨²scu?los que sobrevivieron a terremotos y a bombardeos (hay cerca de 200 bares e izakayas), algunos con espacio solo para dos o tres clientes, donde apurar la noche entre cerveza y sake. Aqu¨ª es f¨¢cil imaginar al hombre de Murakami; solitario, noct¨¢mbulo, buscando compa?¨ªa en la conversaci¨®n c¨®mplice con otros inadaptados como ¨¦l. La ¨²ltima copa de la noche no puede ser en otro lugar que el Jazz Bar Dug, en Shinjuku. Las escaleras empapeladas con carteles de conciertos y fotos conducen hasta un s¨®tano de ladrillo visto al m¨¢s puro estilo neoyorquino. En este local, abierto desde 1961, los protagonistas de Tokio Blues quemaban la noche entre tragos y conversaci¨®n. En After Dark tambi¨¦n las copas, la conversaci¨®n y la ensalada de pollo en un Denny¡¯s diner alargan las noches de los j¨®venes protagonistas.
Murakami regent¨® en los a?os setenta un jazz bar llamado Peter Cat. Hoy, los personajes de sus novelas siguen regentando las noches de Tokio.
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