24 horas en la preciosa Ribadavia, la capital del Ribeiro
El r¨ªo Avia, a punto de unirse con el Mi?o, ba?a la villa orensana. Famosa por su vino y su juder¨ªa, aqu¨ª esperan bodegas centenarias, iglesias rom¨¢nicas, dulces hebreos y unas termas de aire japon¨¦s
Dos r¨ªos poderosos: el Avia, que refleja como un espejo la villa medieval de Ribadavia, y el Mi?o, que se lo bebe poco despu¨¦s. Bajo tierra, un mar de aguas termales. Sobre ella, otro de vino: esta es la capital de la comarca de O Ribeiro. Y bajando por las r¨²as cuestudas, entre casas blasonadas e iglesias rom¨¢nicas, un Amazonas de historia: esta ciudad de la provincia de Ourense?fue una boyante juder¨ªa y la capital del reino de Galicia. Mucha agua, mucho vino, muchos siglos¡
?09.00 Un paseo fluvial
Una buena manera de empezar el d¨ªa, con energ¨ªa, es acercarse al puente medieval de San Francisco (1) y echarse a caminar, trotar o pedalear por el paseo fluvial que baja por la margen derecha del Avia y luego del Mi?o. Interesa llegar al peque?o pueblo de Francelos (2), que est¨¢ a unos dos kil¨®metros y medio (media hora andando a buen paso), para admirar la iglesia de San X¨¦s, obra encantadora de estilo prerrom¨¢nico del siglo IX, con una ventana calada de granito que m¨¢s que de picapedreros parece labor de palilleiras o encajeras. Al volver, se puede desayunar en The Boot Coffee (3), junto al convento de Santo Domingo, o en la terraza del Caf¨¦ Calvo (4)?(R¨²a VIrxe O Porta, 5), contemplando el castillo de los Condes de Ribadavia.
11.00 El castillo, por dentro
Para ver el interior del castillo, que se alza sobre una pe?a llena de tumbas antropomorfas, hay que acercarse a la Praza Maior y atravesar la oficina de turismo, que ocupa parte del pazo de los Condes (5), del siglo XVII. Aqu¨ª y en el vecino castillo vivieron los se?ores de Ribadavia, los Sarmiento, un apellido muy apropiado para una villa vinatera. El pazo alberga tambi¨¦n el Centro de Informaci¨®n Jud¨ªa, donde se cuenta la historia de la comunidad hebrea local, que fue una de las m¨¢s florecientes de Galicia, enriquecida con el comercio del vino. Tambi¨¦n fue de las m¨¢s envidiadas y perseguidas. En 1606, un mals¨ªn (del hebreo mal?¨©n: sopl¨®n) denunci¨® por pr¨¢cticas judaizantes a 200 vecinos, incluidos sus cu?ados, hermanos y su difunta madre. Dos de ellos fueron condenados a la hoguera y 40 a penas de entre seis meses y cuatro a?os de c¨¢rcel.
12.30 Un recorrido por la juder¨ªa
Una vez vista la plaza Mayor y todo lo que hay en ella se ha de bajar por la r¨²a Merelles Caula 6), que fue la principal de la juder¨ªa, donde estuvo la sinagoga. En la calle de San Marti?o los ojos se van para la Casa de la Inquisici¨®n (7), un edificio del siglo XVI con cinco escudos de familias ligadas al Santo Oficio. Y en la paralela de Santiago, se van para la iglesia del mismo nombre, rom¨¢nica, del siglo XII, la primera que hubo en la villa. Al lado est¨¢ el Museo Etnol¨®xico (8), con una atractiva secci¨®n dedicada a la pesca fluvial, la mayor riqueza que tuvo antiguamente Ribadavia, despu¨¦s del vino. Calle arriba, en el n¨²mero 11, se encuentra la pasteler¨ªa de As Nisas (9), donde tres hermanas elaboran y venden dulces hebreos. Sus ca?itas de crema son famosas.
14.30 Pulpo con queso de tetilla o a la brasa
Conviene no abusar de los dulces, porque ya es hora de comer y, a dos pasos de la pasteler¨ªa, en la Praza da Madalena, aguarda uno de los mejores restaurantes de Ribadavia: O Birr¨¢n (10) (988 47 23 17). Quien pide el confit de pato, el pulpo con queso de tetilla o la carrillada de ternera, acierta. Otro restaurante ¨®ptimo es A Comanda (11) (988 54 52 52) y otros aciertos, su pulpo a la brasa, sus navajas y sus carnes asadas. Para una ocasi¨®n especial, porque no es barato, a las afueras de Ribadavia est¨¢ S¨¢brego (12) (988 49 18 09). Lo que cocina Marco Varela es digno de estrella Michelin.
16.00 Santo Andr¨¦, para¨ªso del vino
Si comemos en S¨¢brego no tendremos que andar ni cien metros para visitar despu¨¦s el Museo del Vino de Galicia (13), porque est¨¢ al lado mismo, en el lugar de Santo Andr¨¦ de Campo Redondo. Ocupa una monumental bodega del siglo XVIII, donde en su d¨ªa se hac¨ªa vino para el monasterio de San Mart¨ªn Pinario de Santiago de Compostela. Cien mil litros sal¨ªan de aqu¨ª todos los a?os. L¨®gicamente, una de sus salas est¨¢ dedicada a la comarca vin¨ªcola circundante, la de O Ribeiro, una de las de mayor personalidad y m¨¢s antiguas de Galicia. Redondearemos la escapada enol¨®gica en Santo Andr¨¦ de Campo Redondo visitando Adega Do?a Elisa (14), una bodega de colleiteiro (de cosechero) familiar, min¨²scula, con menos de una hect¨¢rea de vi?edo, que elabora un vino delicioso: Canci¨®n de Elisa. Lo producen con cuentagotas: 5.000 botellas al a?o. Nada que ver con el gigante Vi?a Costeira, la bodega m¨¢s grande de Ribadavia y de toda la comunidad, que vende cinco millones de botellas. Tambi¨¦n se puede visitar.
20.00 Ba?o termal al anochecer
Despu¨¦s, no es mala idea dejarse caer por las Termas Prexigueiro (15), a unos cinco kil¨®metros al sur de Ribadavia. Son unos ba?os al aire libre de inspiraci¨®n japonesa en un pinar, con pozas donde el agua mana a unos 40 grados, tanto en invierno como en verano. Dependiendo de la temperatura ambiente y de la presi¨®n atmosf¨¦rica, el agua es transparente, blanca o turquesa. La visitan 60.000 personas cada a?o. Es muy popular, como los precios: 5,70 euros por hacer un circuito termal de 90 minutos. Los s¨¢bados y domingos hay cola, as¨ª que mejor ir un d¨ªa entre semana. Al anochecer, cuando se iluminan las pozas, es cuando m¨¢s apetecibles est¨¢n.?
21.30 Cena y al alojamiento rural
De vuelta en Ribadavia, entrar en la Taberna Papuxa (16) (609 96 09 61) es como colarse de golpe en la Edad Media: suelos de tierra elemental, grandes cubas de madera, parroquianos sirvi¨¦ndose el vino a s¨ª mismos en cuncas de loza¡ Aqu¨ª se puede beber y picar algo. Para cenar-cenar, iremos a O Pucheiro (17) (988 47 09 06), donde probar las anguilas del Mi?o, c¨¦lebres por su finura y su exquisito sabor. Tambi¨¦n est¨¢n ricos el pulpo, el bacalao y los chipirones.
Aqu¨ª, dos alojamientos rurales excelentes, donde se duerme a pierna suelta con un silencio de c¨¢mara acorazada, son el Pazo dos Ulloa (18), una casa del siglo XV de la parroquia de Esposende, y el hotel-bodega Casal de Arm¨¢n (19), que ocupa un edificio del XVIII en lo alto de Santo Andr¨¦ de Campo Redondo, rodeado de los socalcos milenarios donde arraigan las vides del Ribeiro. Buen lugar tambi¨¦n para ver amanecer.
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