Isla Grande, la isla en Panam¨¢ de la que nunca escuchaste hablar
A pesar de su nombre, este es un peque?o vergel caribe?o donde relajarse entre vegetaci¨®n salvaje y verde, aguas muy azules y m¨²sica 'reggae'
Un vergel de colores calientes bajo lianas salvajes, sobre aguas cristalinas, con el sonido del reggae como tel¨®n de fondo. Isla Grande ¡ªque de extensa tiene poco, se recorre en 20 minutos de punta a punta¡ª es un secreto que florece en el mar Caribe, a unos 120 kil¨®metros al norte de Ciudad de Panam¨¢. Llegar hasta ella es ya una peque?a aventura. No queda otro remedio que ir en lancha desde el muelle de La Guaira, que pertenece, al igual que la isla, a la provincia de Col¨®n donde est¨¢ el parque nacional de Portobelo. Desde la capital de Panam¨¢ hay un autob¨²s que sale hacia Col¨®n con transbordo en Sabanitas, de donde parte el autob¨²s a La Guaira. Una vez all¨ª, la lancha ¡ªel precio var¨ªa seg¨²n el momento del d¨ªa entre unos 3 y 10 euros¡ª se dirige a la zona de la isla que se desea.?
Aqu¨ª no hay carreteras ni coches, y un ¨²nico sendero de tierra atraviesa de este a oeste el sur de la isla, que est¨¢ en su mayor¨ªa cubierta de vegetaci¨®n. Esta avenida se alarga desde la playa de La Punta, al oeste, hasta el faro Eiffel, una estructura de acero de 30 metros de altura construida en 1893 en el extremo noreste, desde el que se abarca toda la isla, los pueblos de La Guayra y Juan Gallego, en Tierra Firme, y las islas de Linton, Cabra y Tambor.?
El norte de Isla Grande, conocido popularmente como la ¡°zona de banana,¡± es m¨¢s tranquilo que el sur. Es ideal para pasear por senderos entre la vegetaci¨®n tropical o ba?arse en playas solitarias, aunque el mar es poco profundo. En esta zona se han celebrado campeonatos mundiales de surf. Pero bajo las olas se esconde un arrecife de coral cortante, por lo que surfear aqu¨ª requiere un alto nivel. Eso s¨ª, las aguas que rodean este enclave son ideales para el esn¨®rquel y descubrir desde langostas, peces globos y morenas hasta delfines, corvinas o peces mariposa.?
Bajando por el sendero desde el faro se llega en pocos minutos a unos muelles de madera. En medio de la bah¨ªa, anclada al fondo marino, se alza la cruz de cemento del Cristo Negro de los Corales. Seg¨²n la leyenda, un militar en silla de ruedas le pidi¨® recuperar la movilidad y volvi¨® a caminar. Mand¨® entonces construir esta escultura que parece observar a todo aquel que se acerque al islote. Desde all¨ª, el sendero recorre la costa sur, la zona m¨¢s animada, hasta la playa de La Punta. Aunque es habitual ver ba?istas en los peque?os arenales que hay entre los muelles, hoteles y restaurantes, solo en La Punta hay zonas delimitadas para el ba?o, por lo que hay que tener cuidado con los botes a motor.?
Se trata de un paseo al m¨¢s puro estilo caribe?o. Los restaurantes y los hoteles se entremezclan con casas bajas con tejados de vivos colores: azul Klein, rojo amanecer, verde, ¨¢mbar... De los aleros cuelgan m¨®viles infantiles hechos de conchas y piedras encontradas en la arena, que suenan con la brisa. En las peque?as terrazas, a pie de sendero, los vecinos conversan apoyados en los resquicios de las puertas. La isla tiene poco turismo internacional, pero s¨ª local, sobre todo en la temporada de clima seco (de diciembre a abril).?
En la parte del sendero que da al mar y a los muelles se arriman las barcas pintadas de colores el¨¦ctricos. Recuerdan a los autobuses escolares, tuneados al m¨¢s puro estilo americano, que circulan por las carreteras paname?as. ?rboles y flores tropicales se asoman desde la selva. Y la m¨²sica ¡ªcumbia, reggae y reguet¨®n¡ª suena a todas horas animando el alma.?
El camino desemboca en la playa de La Punta. Hay una zona privada perteneciente al hotel Isla Grande, pero algo m¨¢s all¨¢ uno puede dejar sus cosas en la arena blanca, a la sombra de los cocoteros, sumergirse en el agua y contemplar la costa de Tierra Firme, como tambi¨¦n se conoce al istmo de Panam¨¢, o, darse la vuelta, y observar la gran arboleda que le observa desde la playa. Un lugar perfecto para ver el sol caer entre sombras naranjas.?
Excursiones por las islas colindantes
Desde Isla Grande parten excursiones en barca por las islas vecinas. Se pueden contratar en los hoteles o seguir las recomendaciones de los isle?os. La duraci¨®n y el precio de la excursi¨®n se acuerda con el lanchero. A bordo, la m¨²sica y una nevera para guardar las bebidas fr¨ªas convierten el tour en una peque?a fiesta. Por ejemplo, los tours b¨¢sicos que ofrece Isaac, un rostro conocido del lugar, son el de Mamey por las islas m¨¢s cercanas que recorre la isla de los Monos, t¨²neles de manglares, una piscina natural donde practicar?esn¨®rquel e islas privadas como La Cabra, que pertenece a un multimillonario espa?ol. La parada final es Mamey y sus playas paradis¨ªacas. Otra opci¨®n es el recorrido por el estero de Venas Azules, en el parque nacional de Portobelo, a 40 minutos en lancha. Este dura todo el d¨ªa, se hacen las mismas paradas, y, adem¨¢s, se rodea Cacique desde la costa y se hace parada en playa Blanca.?
D¨®nde comer
Como curiosidad, sobre la mesa de todos los restaurantes asoma un bote de salsa anaranjada. Se llama picante chombo y est¨¢ hecho a base de aj¨ª, vinagre, pimientos, cilantro y caldo de pollo. Todos los restaurantes est¨¢n repartidos en la avenida. M¨¢s o menos a la altura del Cristo Negro, se encuentra El rinc¨®n del sabor, un bar ¡°para tomar¡± cuya especialidad son los patacones fritos. Un poco m¨¢s all¨¢, aparece La casa de la t¨ªa¡ªt¨ªa es como se llama aqu¨ª a las se?oras mayores¡ª, en la que venden, para llevar, saus (sopa muy t¨ªpica de Panam¨¢ a base de pezu?a de cerdo) y fufu (sopa de marisco). Enfrente, el restaurante Cocotal, con el c¨¢ntabro Luis L¨®pez Bueno a la cabeza en la cocina, hace el mejor pargo a la espalda de la isla. Antes de llegar a playa de La Punta est¨¢ El Palmar, regentado por do?a Cristinita, cuyas especialidades son el ceviche ¡ªplato emblem¨¢tico del pa¨ªs¡ª y las canastas de patacones rellenos con camarones. Y para beber y bailar: el Recuerdo de mis padres o el Floating Rum Bar, un bar flotante al que se accede en lancha.?
D¨®nde alojarse
Hay muchas opciones para alojarse en la peque?a Isla Grande, como el Coconut Grove Lodge, al norte de la isla, o los hoteles Cocotal y Sister Moon, en el sur. Y para sumergirse de lleno en la experiencia isle?a la mejor opci¨®n es La casa de la vida. No est¨¢ en Google, por lo que uno deber¨¢ preguntar a los habitantes de la isla por el escritor que regenta esta vivienda. Alojarse all¨ª un mes entero cuesta 500 d¨®lares (unos 476 euros), pero se puede acordar una estancia m¨¢s corta con el due?o. Una casita de madera de dos plantas en mitad de la selva, con tres dormitorios, una peque?a cocina y un sal¨®n con cuatro hamacas con capacidad para unas siete personas. La planta de arriba tiene vistas a un peque?o brazo de mar que sobresale entre la selva. Existe la posibilidad de toparse con tar¨¢ntulas, pero tambi¨¦n de despertar con el sonido de la lluvia tropical o de las aves aut¨®ctonas o encontrarse con grandes cangrejos ermita?os caminando por la arena.?
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