Viaje a Jim Thorpe, el pintoresco pueblo de Pensilvania que parece Suiza
Ubicado en las monta?as Pocono, en esta localidad que debe su nombre a la estrella del b¨¦isbol de origen ind¨ªgena esperan casas victorianas, una vieja c¨¢rcel o la mansi¨®n que fue el modelo de inspiraci¨®n para la casa encantada de los parques Disney
?Cu¨¢ntos pueblos o ciudades se conocen que obtengan su nombre en honor a una persona c¨¦lebre? Existe un municipio de ensue?o en las monta?as Pocono, en Pensilvania (Estados Unidos), que en 1953 cambi¨® su nombre (previamente se llamaba Mauch Chunk) en honor a la estrella del b¨¦isbol de origen ind¨ªgena, Jim Thorpe (1887-1953), considerado por la Associated Press como el mejor atleta de la primera mitad del siglo XX. El medallista ol¨ªmpico est¨¢ enterrado all¨ª, pero parad¨®jicamente nunca visit¨® la zona cuando estaba vivo, ni hay nada que lo vincule a ella. La explicaci¨®n m¨¢s l¨®gica es que se reclam¨® su cad¨¢ver para utilizarlo como atracci¨®n tur¨ªstica.
Curiosidades aparte, Jim Thorpe ha sido votada en varias ocasiones como una de las localidades m¨¢s bellas de Estados Unidos y el centro de la ciudad est¨¢ registrado como lugar hist¨®rico. Se la conoce como ¡°la suiza de Am¨¦rica¡± tanto por la nieve que atesora en invierno como con el verdor apabullante que caracteriza su primavera. Y, sin embargo, es en oto?o cuando recibe m¨¢s visitantes porque es cuando el follaje en tonalidades anaranjadas, rojas y amarillas est¨¢ en todo su esplendor. Es un lugar apacible, con el encanto de los cuentos y constituye una de las escapadas favoritas de los neoyorquinos, ya que se encuentra a solo unas dos horas en coche de la Gran Manzana hacia el oeste.
Seg¨²n el censo de 2021, su poblaci¨®n no supera los 4.500 habitantes, el 93% de ellos son blancos con una edad media de 49 a?os. Adem¨¢s de su reconocido encanto, es tambi¨¦n un para¨ªso para los amantes del deporte y las actividades al aire libre. De hecho, all¨ª se organiza el triatl¨®n Anthracite por ser un enclave que ofrece la posibilidad de nadar en el lago Mauch Chunk, as¨ª como hacer ciclismo y correr. Atrae, adem¨¢s, a multitud de aficionados al rafting y al senderismo. Y la estaci¨®n de esqu¨ª Blue Mountain Resort est¨¢ a solo media hora conduciendo.
Qu¨¦ ver y hacer
El pueblo en s¨ª har¨¢ las delicias de fot¨®grafos y nost¨¢lgicos de lo vintage, que adem¨¢s de deleitarse con la arquitectura de siglos pasados podr¨¢n alquilar un sidecar para recorrerlo. Se puede hacer coincidir el viaje con eventos interesantes. Por ejemplo, cada a?o se celebra durante el mes de mayo el tradicional baile victoriano en el sal¨®n de baile del centro cultural del pueblo. Consiste en una cena seguida de un baile donde los invitados van ataviados con los trajes de la ¨¦poca para evocar los tiempos dorados de la localidad.
Hist¨®ricamente, exist¨ªa un ferrocarril conocido como el Switchback Railroad, que recorr¨ªa la zona transportando carb¨®n desde las monta?as. Se hizo famoso porque al ir cuesta abajo durante casi 15 kil¨®metros dicen que sirvi¨® de inspiraci¨®n para la construcci¨®n de la primera monta?a rusa. En la actualidad, se puede hacer un recorrido en el ferrocarril panor¨¢mico Lehigh Gorge, que constituye otra de las actividades m¨¢s gratificantes para hacer en la zona. Ser¨ªa esa la primera atracci¨®n tur¨ªstica recomendable. Un viaje en el que, a lo largo de 70 minutos, uno puede abstraerse en la contemplaci¨®n del valle y las monta?as mientras escucha narraciones hist¨®ricas.
Los fines de semana se puede visitar el museo de la mansi¨®n de Asa Parker, el pionero de la construcci¨®n del ferrocarril del valle Lehigh y tambi¨¦n de la universidad. Parker fue un empresario y fil¨¢ntropo, considerado uno de los hombres m¨¢s ricos del pa¨ªs en su momento, que vivi¨® en el pueblo durante casi 50 a?os. Su mansi¨®n residencial, construida en 1861 y de estilo italiano, fue declarada edificio hist¨®rico en 1986 y recibe una media de 18.000 turistas al a?o.
Tambi¨¦n se puede entrar en la vieja c¨¢rcel, que se inaugur¨® en 1871 y permaneci¨® abierta hasta 1995. Se trata de un edificio de dos plantas, compuesto por 72 habitaciones, 27 celdas y un calabozo. Ahora es un museo que, seg¨²n los rumores, est¨¢ encantado. No obstante, solo puede visitarse de mayo a octubre, ya que resulta muy costoso aclimatar el edificio y aqu¨ª en invierno la temperatura puede bajar a ocho grados bajo cero.
Pero ser¨¢ pasear por las pintorescas calles y admirar la arquitectura de las casas victorianas una de las actividades que proporcionar¨¢ un mayor disfrute. Las calles, flanqueadas por edificios hist¨®ricos, crean la sensaci¨®n de estar inmerso en una pel¨ªcula. Recorrer las numerosas tiendas de antig¨¹edades, objetos vintage y librer¨ªas a?ade inter¨¦s a la experiencia. Entre los comercios destaca Somersault Letterpress, una imprenta que usa impresoras de los a?os treinta.
Aqu¨ª, eso s¨ª, no abundan los alojamientos, pero los que hay son aut¨¦nticos, en especial casas de Bed and Breakfast victorianas. No obstante, lo m¨¢s interesante es quedarse en la mansi¨®n Harry Packer, que fue el modelo de inspiraci¨®n para la casa encantada de los parques Disney. Si no es posible alojarse all¨ª (la habitaci¨®n cuesta entres 275 y 345 d¨®lares por noche), uno siempre puede visitar la mansi¨®n de una a cuatro de la tarde, aunque no tiene nada de espeluznante.
En el ¨¢mbito gastron¨®mico, destaca el restaurante Moya por su singularidad en la zona, aunque es tambi¨¦n el m¨¢s costoso, a pesar de que su decoraci¨®n no est¨¦ en consonancia. El men¨², elaborado por el chef de origen ecuatoriano Heriberto Yunda, cambia a diario y ellos mismos se encargan de hacer y cultivar todo, del pan a las verduras. Para una comida m¨¢s informal es recomendable el Marion Hose Bar, adonde acuden los locales y en donde se disfruta siempre de un ambiente alegre y relajado.
Visitar los alrededores
Para un roadtrip completo, uno no puede dejar de visitar el Hickory Run State Park. Se trata de un parque estatal al que se puede llegar en tan solo media hora en coche y que atesora el Boulder Field, un impresionante campo de rocas gigantes que ocupa una extensi¨®n de casi 6.500 hect¨¢reas. Fue producto de un accidente geol¨®gico hace 20.000 a?os y sigue intacto desde entonces. Los campos de rocas de esta magnitud se generan a partir de formaciones rocosas que se han ido fracturando debido a m¨²ltiples per¨ªodos de actividad periglaciar y que prueban la resistencia de los bloques a la meteorizaci¨®n y erosi¨®n. En el mundo hay documentados campos de rocas de este tipo en Australia, Noruega, Sud¨¢frica, las Malvinas, Italia, Suecia y Corea del Sur, pero no es un paisaje com¨²n y no suelen tener f¨¢cil acceso. Caminar en un campo de rocas (imperativo el uso de buen calzado para sujetar el tobillo) es una experiencia que no se parece a nada. Una rareza de una belleza inaudita que dudo que pueda olvidarse.
Para culminar el d¨ªa, se puede visitar el lago Harmony, un paraje natural ideal para esquiar y pescar. Rodeado de monta?as y cascadas, es un lugar frecuentado por los osos negros. Es conveniente alojarse en la zona, ya que se trata de un lago privado al que solo tienen acceso los residentes y hu¨¦spedes de hoteles cercanos. Para una experiencia ¨²nica es recomendable hacer cola para entrar en el Terra Cottage Cafe, un restaurante-casa de mu?ecas donde se puede degustar un brunch rodeado de juguetes. Una cena contemplando el atardecer en el Nick?s Lake House, con vistas al lago, ser¨¢ el broche final para este viaje a la naturaleza y al pasado.
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