Las postales no son solo cosa de turistas
M¨¢s all¨¢ de una tradici¨®n para mandar noticias desde un destino, las misivas tambi¨¦n se coleccionan y se archivan como un recuerdo de la evoluci¨®n de la fotograf¨ªa y del turismo. Hoy tambi¨¦n hay quien se dedica a adaptar estas tarjetas a los nuevos tiempos
Cuando a Eva Rodr¨ªguez B¨¢rcena (32 a?os) una amiga le entrega en mano una postal en blanco se pregunta c¨®mo no se le ha ocurrido nada que contar de su viaje. Le vale con que le escriba qu¨¦ es lo que le ha gustado, qu¨¦ no, qu¨¦ ha comido, si ha ligado o si la cama del hotel era c¨®moda. Al no hacerlo le toca a ella escribir qui¨¦n se la ha entregado y la fecha, lo que para Eva supone que se pierda parte de la magia de una postal. ...
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Cuando a Eva Rodr¨ªguez B¨¢rcena (32 a?os) una amiga le entrega en mano una postal en blanco se pregunta c¨®mo no se le ha ocurrido nada que contar de su viaje. Le vale con que le escriba qu¨¦ es lo que le ha gustado, qu¨¦ no, qu¨¦ ha comido, si ha ligado o si la cama del hotel era c¨®moda. Al no hacerlo le toca a ella escribir qui¨¦n se la ha entregado y la fecha, lo que para Eva supone que se pierda parte de la magia de una postal. Enviar una postal requiere escoger y comprar una, escribir a mano, comprar un sello y buscar un buz¨®n, pr¨¢cticas propias del mundo de ayer. Un mundo anal¨®gico que corre peligro de extinci¨®n.
Lo que empez¨® por amor, continu¨® por acumulaci¨®n. Eva, adem¨¢s de enviar postales para decir d¨®nde ha estado y como prueba de vida para tranquilizar a sus padres, tambi¨¦n las colecciona. Tiene casi 500, de todos los continentes, menos de la Ant¨¢rtida, y empez¨® a coleccionarlas por dos motivos. El primero fue por un chico que para ella por aquel entonces era especial y que se iba a Par¨ªs. Le pidi¨® por favor que le enviara una postal, su manera en clave de decirle que no se olvidara de ella. ?l se la envi¨®, pero su historia no continu¨®. El segundo es por una amiga que vive en Alemania. Una relaci¨®n que se nutre m¨¢s de las misivas que se env¨ªan que de las veces que se han visto en 15 a?os de amistad. Desde entonces las que le env¨ªa su gente ella las guarda.
Las primeras postales las ten¨ªa encima de la televisi¨®n, colgadas en la pared, como si fueran tiras de negativos. Empez¨® a recibir tantas que opt¨® por guardarlas en cajas. Eva no descarta formarse como archivera para ordenar ese mundo reducido, en formato horizontal apaisado, de im¨¢genes de colores saturados y de cielos irreales. Lo que s¨ª tiene ordenado es su perfil de Instagram (funwithpostcards), en el que cuelga fotos de postales acompa?adas de un texto en el que relata momentos vividos y compartidos en viajes con su familia y amigos.
La primera postal
Con el objetivo de reducir costes, no de sustituir a las cartas, Emanuel Herrmann, un profesor austriaco de Econom¨ªa, propuso la posibilidad de enviar por correo una tarjeta del tama?o de un sobre, pero sin ir dentro de uno. En un lado se escribir¨ªa la direcci¨®n y en el otro el mensaje. Texto corto y nada ¨ªntimo, personal y/o confidencial, para disgusto de los carteros. El 1 de octubre de 1869 se envi¨® desde la localidad austriaca de Perg a la de la Kirchdorf la que se considera la primera postal de la historia. En ella, el emisor le preguntaba al receptor si le gustar¨ªa visitarlo.
Al dispararse el negocio de las tarjetas postales, pronto los impresores descubrieron las posibilidades de ilustrarlas en uno de sus lados. Primero por medio de grabados a mano, despu¨¦s por la t¨¦cnica de la fototipia en monocolor, m¨¢s tarde con la cromolitograf¨ªa y el fotograbado en color, adem¨¢s de los tirajes en blanco y negro. El paso al color signific¨® un alcance mayor en la difusi¨®n de las mismas. Carmelo Vega de la Rosa es profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, tiene una colecci¨®n de unas 20.000 postales de la ¨¦poca del turismo en el franquismo y mont¨® una exposici¨®n, Di¨¢logos de postales (tiene previsto hacer otra en mayo en Lanzarote). Seg¨²n cuenta, el color en la postal tur¨ªstica atrae, embellece y vende.
Casa Planas
Marina Planas Antich (41 a?os) es artista visual, investigadora, productora cultural y responsable de Casa Planas, en Palma (Mallorca), y su archivo fotogr¨¢fico y de postales de las d¨¦cadas cincuenta, sesenta y setenta del siglo pasado. M¨¢s de tres millones de im¨¢genes que muestran la relaci¨®n entre la fotograf¨ªa y la historia del turismo. Este espacio cultural antes fue la oficina central y laboratorio de su abuelo, Josep Planas i Montany¨¤, impulsor de la imagen de la marca Espa?a en el exterior y quien introdujo el color y el concepto de fotograf¨ªa industrial en Baleares. Algo que empez¨® a hacer a partir de 1948, cuando abri¨® la primera de las 21 tiendas que lleg¨® a tener de material fotogr¨¢fico, postales y souvenirs en las islas.
La fotograf¨ªa era algo que iba de la mano del turismo, del mismo modo que no se entiende la evoluci¨®n de la postal tur¨ªstica sin la de la fotograf¨ªa. Cuando la fotograf¨ªa se democratiza coincide con el momento que crece el turismo de masas. Las postales se adaptan a ese tipo de turismo y en la Espa?a franquista las im¨¢genes de las postales tur¨ªsticas pasan de ser el acueducto de Segovia y la catedral de Burgos a ser las de plazas y corridas de toros, flamencas, paellas, playas, hoteles con piscina y mujeres en biquini y sin la parte de arriba del mismo. Im¨¢genes localizadas en la costa mediterr¨¢nea y en los archipi¨¦lagos balear y canario. No hizo falta que los editores de postales tur¨ªsticas tuvieran que sortear la censura, el r¨¦gimen antepuso la entrada de divisas extranjeras frente a su moral tradicional y cat¨®lica. Espa?a se moderniz¨® a trav¨¦s del turismo, con el contacto con el extranjero. En las postales tur¨ªsticas de entonces aparece el turista y el local.
¡°Una paella era una imagen comercial porque se identificaba con Espa?a y se vend¨ªa bien. La gente ven¨ªa de vacaciones a Mallorca y se quer¨ªa llevar una postal con la foto de una paella. Les daba igual que no fuera lo t¨ªpico balear¡±, recuerda Alel¨ª Mirelman Karger (37 a?os), directora de proyectos de Casa Planas. La construcci¨®n de las im¨¢genes de las postales se hace a demanda del turista, a quien muchas veces le es indiferente d¨®nde se encuentra de vacaciones.
Cuenta Marina que su abuelo probaba a hacer diferentes fotos y gracias a la contabilidad de las postales que vend¨ªa sab¨ªa cu¨¢les eran las im¨¢genes m¨¢s buscadas por los turistas: la Seu de Palma y el burro-taxi. Los burros pasaron de ser animales de carga en el campo a serlo en los destinos de playa de turistas. Algo parecido pas¨® con el camello, una especie desconocida en la Pen¨ªnsula, que se introdujo en Benidorm para pasear turistas, como si aquello fuera una costumbre local. A los extranjeros les hac¨ªa gracia y quien ofrec¨ªa ese servicio ganaba dinero. Hoy los burros o los camellos son los Tuk-tuk, que han hecho que cualquier ciudad del mundo en la que circulan parezca Bangkok.
La supervivencia
Desde Barcelona Aina Pla Planas cuenta por tel¨¦fono que en 1980 en Menorca su padre, Ricard Pla, y un amigo suyo, los dos fot¨®grafos, se asociaron con la intenci¨®n de renovar la concepci¨®n que hasta entonces se ten¨ªa sobre lo que era una postal y crearon Triangle Postals. Aunque buscaron otro tipo de fotograf¨ªa (un mosaico, una mariposa...), no dejaron de fotografiar la playa y la Sagrada Familia, que son los grandes reclamos que buscan los turistas. A d¨ªa de hoy, la empresa sigue en funcionamiento y no dejan de ampliar su fondo de postales, a base de mimo y un trabajo fino y de calidad. ¡°Es un producto que necesita mucho cari?o a la hora de exponerla¡±, asegura Aina.
Algo parecido les pas¨® a los fot¨®grafos barceloneses Joan Morej¨®n Balt¨¤ y Llu¨ªs Bernat Casanovas, de 48 y 52 a?os, respectivamente. En 2007 fundaron 4Photos y optaron por hacer una colecci¨®n de postales en blanco y negro, en formato Polaroid, con ilustraciones y otras realizadas con materiales reciclados, para desmarcarse de la competencia y pensando en una clientela joven y concienciada con el medio ambiente. De su colecci¨®n la m¨¢s vendida es la de la Sagrada Familia, algo que Joan entiende: ¡°Yo vivo en Barcelona y no reparo tanto en la Sagrada Familia, pero una persona que viene de Nueva York quiere verla¡±.
La postal tur¨ªstica sobrevive por su capacidad de adaptaci¨®n en los lugares tur¨ªsticos. Es un objeto impreso con un poder evocador y con una durabilidad mayor que lo virtual. Aunque se env¨ªen menos postales, la gente las compra porque se han convertido en un objeto de consumo m¨¢s. Marina reivindica su papel como herramienta de promoci¨®n tur¨ªstica y aboga por su conservaci¨®n. De ah¨ª su trabajo en el archivo de Casa Planas.
Decir ¡°es una imagen de postal¡± remite al escenario perfecto y estereotipado propio de las postales tur¨ªsticas que hemos visto en expositores giratorios, donde se muestra lo que merece ser visto de un destino.
Carmelo Vega de la Rosa explica lo que es la postal tur¨ªstica: una imagen cargada de ideolog¨ªa que recrea un mundo ficticio. Un artefacto que tiene que ver con la idea de belleza de lugares filtrados e idealizados. Una construcci¨®n premeditada, una lecci¨®n de geograf¨ªa b¨¢sica, una cartograf¨ªa de para¨ªsos ilusorios. El turismo sin la postal es como hablar de los muertos sin hacerlo de Pedro P¨¢ramo de Juan Rulfo.
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