12 peque?as e id¨ªlicas lagunas costeras en Espa?a (imprescindible prism¨¢ticos)
De Galicia a Lanzarote, pasando por Almer¨ªa y Girona, celebramos el D¨ªa Mundial de los Humedales con una selecci¨®n de excursiones perfectas para amantes de las aves y la naturaleza
A Nina, uno de los personajes de La gaviota de Ch¨¦jov, le atra¨ªa el lago del drama teatral cual si ella encarnase un ave marina. No hace falta dominar la ornitolog¨ªa para que ejerzan tan arrebatada atracci¨®n numerosas lagunas de peque?as dimensiones que por su cercan¨ªa al mar pasan a menudo inadvertidas, ocultas entre carrizales, generalmente separadas del oleaje por barreras dunares; hoy convertidas en ecosistemas pululantes de vida y donde, precisamente por sus reducidas l¨¢minas de agua, es m¨¢s f¨¢cil fotografiar un sinf¨ªn de aves acu¨¢ticas. Unas pajareras que influyen positivamente en nuestro bienestar mental.
Hoy, 2 de febrero, es el D¨ªa Mundial de los Humedales. Y lo celebramos de Galicia a Lanzarote con un recorrido por 12 peque?as lagunas costeras que son rincones id¨ªlicos dignos de la mayor protecci¨®n.
Generosa biodiversidad en la laguna de Vix¨¢n, Corrubedo, en Ribeira (A Coru?a)
¡°La peque?a Do?ana¡±, aplicado al parque natural del Complejo Dunar de Corrubedo y lagunas de Carregal y Vix¨¢n, no es un apodo arbitrario. Aparte de la cicl¨®pea duna, la importancia de Corrubedo radica en la laguna de Vix¨¢n, alimentada por varios regatos y de una riqueza faun¨ªstica inmensa ¡ªa los ornit¨®logos les sorprende la diversidad biol¨®gica en tan limitado espacio¡ª. Tras recoger la gu¨ªa ornitol¨®gica gratuita en el centro de recepci¨®n de visitantes del parque natural, nos dirigiremos por la carretera DP-7306 a la entrada del camino a la laguna, junto a un monolito se?alizador y donde hay espacio para un pu?ado de coches. Caminando 300 metros metros se encuentra el Miradorio de Aves, para cuya identificaci¨®n se agradece el animalario dibujado en la pared.
Hasta no hace muchas d¨¦cadas, un pescador con su gamela capturaba m¨²joles y anguilas en un escenario que anta?o estaba rodeado de notable riqueza agr¨ªcola y ganadera. Vix¨¢n alcanza hasta dos metros y medio de profundidad en invierno, y ¨²nicamente se conecta con el mar durante los temporales. Son sus inquilinos ¨¢nades frisos y azulones, gaviotas sombr¨ªas, zampullines, gaviones y gallinas de agua, a los que se suman en sus rutas migratorias un tr¨ªo sin igual: moritos, cig¨¹e?as negras y esp¨¢tulas. Con suerte veremos nadar a una nutria o qui¨¦n sabe si a un cormor¨¢n grande devorando una anguila, animal bioindicador de la pureza del agua. Los jabal¨ªes acuden a rebozarse en el barro para luego restregarse en los troncos de los ¨¢rboles y as¨ª desparasitarse. Al lado de Vix¨¢n, en la antigua laguna de La Gra?a, ya colmatada, cr¨ªa el aguilucho lagunero.
No nos podemos ir de Corrubedo sin acercarnos a la laguna de Carregal, que combina el agua dulce con la salina al encontrase en un espacio intermareal. Justo antes del aparcamiento del mirador de las Dunas parte a la izquierda la antigua pista agr¨ªcola que conduce a la lagoa marisme?a de Carregal, para¨ªso de lim¨ªcolas tal que zarapitos, correlimos, chorlitejos patinegros o vuelvepiedras. Rige la prohibici¨®n del marisqueo.
¡®Cloterizados¡¯ en Elche (Alicante)
El ilicitano parque natural municipal Clot de Galvany es todo un ejemplo de superaci¨®n en el mundo de las charcas naturales. Destruida por el urbanismo feroz en 1978, gracias al movimiento ciudadano fue recuperada y este 2025 se cumplen 20 a?os de su declaraci¨®n como espacio protegido: integrado en la Red Natura 2000 y declarado Lugar de Inter¨¦s Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protecci¨®n para las Aves (ZEPA), lo que le encumbr¨® al mapa europeo de humedales. Por tener, tiene hasta un club de fans.
En pocos parajes se combina seis kil¨®metros de costa ¡ªcon importantes cordones dunares¡ª con 30 hect¨¢reas de humedal, ademas de saladares y montes con b¨²nkeres que sirvieron de frente durante la Guerra Civil.
Una vez documentados en el Aula de la Naturaleza, tomamos la Ruta 1, la de los Humedales, de 3,5 kil¨®metros de extensi¨®n. Primero nos deriva a dos charcas artificiales alimentadas con agua depurada, la de las an¨¢tidas, representadas por las cig¨¹e?uelas, y al lado, la de las lim¨ªcolas, cuya profundidad cae en distintas cotas y en las que pasean andarr¨ªos y archibebes. En ambas lagunas se contemplan a simple vista las aves sin necesidad de prism¨¢ticos.
El gran tesoro del Clot de Galvany es el encuentro con cuatro especies en estado cr¨ªtico de conservaci¨®n: el pato malvas¨ªa cabeciblanca ¡ªhay censados unos 70 ejemplares¡ª, el porr¨®n pardo, la cerceta pardilla y la focha moruna, con su particular cornamenta. Dos observatorios esperan en la charca Central, circundada de juncos y carrizos, y donde el agua depurada se mezcla con la natural. All¨ª se dejan ver garcillas cangrejeras junto a martinetes (una suerte de garza rechoncha) y avetorillos. Durante los atardeceres invernales se puede ser testigo del regreso a sus dormideros de miles de garcillas bueyeras.
Todos los domingos en que no se programan actividades especiales arranca a las 10.00 una visita guiada y gratuita por el Clot para la que no se precisa reserva y en la que se facilitan prism¨¢ticos y gu¨ªa de aves.
Dejamos para el final las magnifias dunas de la playa del Carabass¨ª, integradas tambi¨¦n en este espacio natural y donde se reproduce la tortuga boba. A partir del mes de abril, aqu¨ª tomar el sol se puede combinar con una copa en las hamacas del Conviction Beach Club.
Festival crom¨¢tico en el charco de los Clicos, en Yaiza (Lanzarote)
Esta laguna de agua salobre ocupa el centro del cono de un antiguo volc¨¢n cuyo frente costero se vino abajo por la fuerza de los elementos. La riqueza de colores costeros alcanza el culmen en el charco de los Clicos, popularmente conocido como ¡°Lago Verde¡±. Los tonos negros del parque natural de los Volcanes se funden con los rojos y ocres de los piroclastos erosionados, dejando paso a una laguna cuya tonalidad verde clorofila es producto de la presencia del alga Enteromorpha intestinalis, conocida como lechuga de mar. S¨²mese el azul oscuro del Atl¨¢ntico para que la inmersi¨®n crom¨¢tica atraiga a los amantes de la fotograf¨ªa de naturaleza.
El coche lo dejaremos en el aparcamiento situado a la entrada de El Golfo. Primero nos acercaremos a fotografiar este volc¨¢nico escenario lacustre desde las alturas. Luego tomaremos la pista que desciende a la playa de arena negra donde la fuerza del mar impide el ba?o. Cerca de donde dormitan barcas de pesca se extiende la valla que protege el humedal, puesto que el pisoteo de miles de visitantes hac¨ªa que cayeran bolos a la laguna, aboc¨¢ndola a la colmataci¨®n (fue dragada en 2016 para restituirle su dimensi¨®n original). El aleteo de gaviotas y cormoranes surca los cielos, no lejos de la pe?a El Guincho, en la que Raquel Welch ca¨ªa en las garras de un pterosaurio en Hace un mill¨®n de a?os (1966). Adem¨¢s, el Golfo es un centro gastron¨®mico que combina en el restaurante Costa Azul-Casa Tato parrilladas de pescado con atardeceres de postal.
Las mallorquinas S¡¯Albufereta (Alc¨²dia/Pollen?a) y La Gola (Pollen?a)
En la bah¨ªa de Pollen?a perviven dos hermanas menores del parque natural de S¡¯Albufera de Mallorca: una salvaje y otra en medio de un casco urbano. La reserva natural de S¡¯Albufereta, que se intent¨® desecar sin ¨¦xito en el siglo XIX, se puede empezar a conocer en su l¨ªmite oriental, en la curva de la calle Salvador Dal¨ª, en Alc¨²dia, donde una pantalla de madera esconde a los visitantes de las miradas de la avifauna de la laguna de Sa Barcassa, compuesta de lim¨ªcolas garzas y garcetas. En los islotes pone sus huevos el chorlitejo patinegro.
Siguiendo en coche por el Carrer Francisco de Goya se llega despu¨¦s a pie al observatorio-plataforma elevada sobre la laguna mayor de S¡¯Albufereta, eso s¨ª, a cierta distancia de la l¨¢mina de agua (mejor llevar prism¨¢ticos). Delante, en la marisma, transita la garceta grande y la com¨²n, el aguilucho lagunero, la gris¨¢cea garza real y, en verano, la rojiza garza imperial. ¡°Aqu¨ª, entre lib¨¦lulas y mariposas, se acredita la val¨ªa natural de S¡¯Albufereta, el tercer humedal en tama?o e importancia de Mallorca¡±, apunta Pere Tom¨¤s, bi¨®logo y responsable de Mallorca Nature Tours.
Seguimos luego a pie hasta el siguiente observatorio, desde donde se aprecia cerca, en los islotes de Sa Barcassa, las garcetas com¨²n y grande, flamencos, avocetas, cig¨¹e?uelas y alg¨²n alcarav¨¢n de atardecida. Resta por acceder a un tercer observatorio frente a la marisma.
Luego iremos a Port de Pollen?a para degustar cocina mallorquina en el Celler La Parra y para la tarde dejamos el humedal de La Gola, con cierto sabor a parque urbano, pero manteniendo su esencia medioambiental. El centro de informaci¨®n ornitol¨®gica, que abre en marzo, informa de las especies avistadas los ¨²ltimos d¨ªas, as¨ª como en el resto de enclaves naturales de Mallorca, para preparar sucesivas excursiones.
En el pinar uno se puede tropezar con piquituertos, colirrojos tizones, reyezuelos listados, aunque la jornada ser¨¢ redonda si en la zona h¨²meda se atisba en febrero el mart¨ªn pescador. Convertiremos el itinerario en circular si salimos por el Carrer Escandall, siguiendo por la Avinguda Par¨ªs y el Passeig de Londres, caminando por encima de la gola propiamente dicha.
La ferrolana Doni?os (A Coru?a), un diamante en bruto
Cu¨¢ntos regresan del playazo salvaje de Doni?os, en Ferrol, sin reparar en la existencia de su laguna ¡ª?con 11 metros de profundidad!¡ª quiz¨¢ por la rica cobertura de eucaliptos que la mantiene oculta. ¡°La visita a Doni?os es un galimat¨ªas por la falta de se?alizaci¨®n¡±, apunta Xan Silvar, eximio bi¨®logo de la ONG Sociedade Galega de Historia Natural. ¡°Para acceder al observatorio ornitol¨®gico, en estado calamitoso, hay que tomar una corredoira (camino de carros) que solo conocen los vecinos y un pu?ado de ornit¨®logos, por lo que la mejor manera de recrearse en la lagoa es tomar el camino que discurre en paralelo a su orilla meridional, entre vegetaci¨®n de ribera y palustre, incluyendo una de las escasas poblaciones gallegas de nen¨²fares blancos; y que desemboca en la brav¨ªa Punta Penencia de la playa de Doni?os¡±. El coche lo dejaremos a 80 metros de la fuente de la aldea de Font¨¢, para tomar la senda que sale a mano izquierda: primero de asfalto y luego de tierra.
Aunque no genere tanto alimento como otras lagunas litorales (Valdovi?o, sin ir m¨¢s lejos), aqu¨ª la bienvenida la dan somormujos, garzas, zampullines, gallinetas y, ocasionalmente, patos buceadores como el porr¨®n mo?udo. Todas las especies de lib¨¦lulas que hay en Galicia ¡ªun bioindicador de primer orden¡ª vuelan, al igual que el avi¨®n zapador, por esta preciosa laguna de agua dulce y origen tect¨®nico, aislada del Atl¨¢ntico no obstante su cercan¨ªa y, sin embargo, elevada sobre las olas. Abundando en las leyendas gallegas, se asegura que hay sumergida en la laguna una ciudad condenada por imp¨ªa.
Tras comer en el panor¨¢mico restaurante Boa-Onda, que est¨¢ previsto que abra rehabilitado en abril, regresamos al coche con la preciosa visi¨®n cenital de la laguna y la playa que otorga la carretera alta de Penencia a Ferrol.
Barcas, aves y arrocer¨ªas seducen en el Estany de Cullera (Valencia)
Este laguna de transici¨®n entre el marjal y el mar, enclavada en la ribera sur del r¨ªo J¨²car, rodeada de arrozales igualmente protegidos y rica en nutrientes (entran muchos peces del mar a comer), constituye una de las contadas lagunas intermareales de la Comunidad Valenciana, en la que la salinidad se impone claramente al agua dulce. La Senda del Estany genera peregrinajes; comienza casi en el canal de desag¨¹e en el Mediterr¨¢neo y se extiende dos kil¨®metros hasta la Acequiaza a trav¨¦s de arrozales, vegetaci¨®n palustre, peque?as barcas tradicionales sin motor (llamadas pesqueras), fondeadas en paralelo a la orilla o en pintorescos embarcaderos de madera entre ca?averales. A la vista, formaciones de carrizos de bastante espesor propicias para el anidamiento de fochas y gaviotas. Es f¨¢cil atisbar garzas blancas y reales, ¨¢nades reales y cormoranes, en tanto la presencia de anguilas y la ausencia de motor en las barcas garantiza aguas limpias. Durante la excursi¨®n es f¨¢cil cruzarse con el invasivo cangrejo azul.
Se puede finalizar la visita comiendo en toda una instituci¨®n arrocera como es Casa Salvador, que, junto a Casa Picanterra, proyecta la imagen arrocera de Cullera por el mundo. Aparte de sus imprescindibles calamares a la romana, de kil¨®metro cero son sus croquetas de lisa y el all i pebre de anguila. No hay que irse de aqu¨ª sin descubrir, cerca del faro de Cullera, la Bassa de Sant Lloren?.
Bosque mediterr¨¢neo en la onubense El Portil, de Punta Umbr¨ªa
Hay aguazales donde las aves buscan alimento y otros en los que pasan el tiempo descansando y acical¨¢ndose. La de El Portil, muy cercana al para¨ªso ornitol¨®gico de las marismas del Odiel, pertenece a esta ¨²ltima categor¨ªa. Nada m¨¢s entrar en la localidad de El Portil hay que coger la v¨ªa de servicio y aparcamos el coche a 200 metros. As¨ª tomamos contacto visual desde el mirador, entre enebros marinos, de esta laguna de agua dulce de origen endorreico (es decir, la cuenca no desemboca en el mar) declarada reserva natural, perteneciente a la Red Natura 2000 y catalogada como Lugar de Inter¨¦s Comunitario (LIC).
Acto seguido rodeamos la laguna a pie, siguiendo la valla perimetral en sentido contrario a las agujas del reloj, durante unos 45 minutos. Pese a estar cerca del casco urbano, la ruta permite atravesar, sobre base arenosa, un agradable bosquete mediterr¨¢neo de pinos, enebros y sabinas con un sotobosque asociado de plantas arom¨¢ticas, h¨¢bitat de camaleones. A partir del mediod¨ªa empieza a soplar la brisa marina, no en balde el Atl¨¢ntico se halla a poco m¨¢s de un kil¨®metro.
En el bosque encuentran refugio abubillas, currucas, herrerillos (com¨²n y capuchino) junto con pitos reales, pinzones, tarabillas. Sobre el agua, an¨¢tidas como el ¨¢nade rabudo, con su porte se?orial y estilizado, cercetas, zampullines cuellinegros, porrones comunes (los pardos son m¨¢s dif¨ªciles de apreciar), a veces patos colorados, y hasta flamencos al dolce far niente. Junto a las aves, toman el sol gal¨¢pagos leprosos y europeos, as¨ª como el lagarto ocelado. Recobraremos fuerzas en El Rompido (Cartaya), donde abre todo el a?o el restaurante La Casa El Palo.
La Pletera, la laguna desurbanizada de Torroella de Montgr¨ª (Girona)
Quienes consideran irreversible la cementaci¨®n de las costas espa?olas solo tienen que dirigirse al Paraje de Tudela, en Cadaqu¨¦s, y a la laguna de La Pletera, en Torroella de Montgr¨ª, para salir de su error. Merced al proyecto Life Pletera (2014-2018), pudo revertirse lo urbanizado entre l¡¯Estartit y la desembocadura del r¨ªo Ter, recuperando 11 lagunas en lo que fueron rotondas, viales e incluso una l¨ªnea el¨¦ctrica. Todo un reto conservacionista.
Dejamos el coche al sur de la Urbanizaci¨®n La Pletera para realizar un relajante recorrido de cuatro kil¨®metros por el parque natural del Montgr¨ª, islas Medes y Bajo Ter. Hasta llegar al mirador de La Pletera es f¨¢cil cruzarse con tarabillas y archibebes claros y comunes. Una vez dentro del mirador se dominan tres peque?as lagunas recuperadas y, al fondo, un sector de la laguna m¨¢s espaciosa. Por toda la zona cr¨ªa y corretea el chorlitejo patinegro, el ave playero por excelencia, que pas¨® de una pareja a las 12 censadas en la actualidad. Comparte arenales con la cogujada com¨²n, de caracter¨ªstica cresta, y con el colorido abejaruco. Entre los peces destaca el peque?o fartet, en peligro de extinci¨®n.
Una serie de puntos de informaci¨®n sensoriales nos acompa?ar¨¢n antes de llegar a la Bassa de Fra Ramon, antiguo brazo del r¨ªo Ter. El observatorio de esta charca natural adopta forma de cono de mimbre y permite fotografiar chorlitejos chicos y, en primavera, cig¨¹e?uelas y archibebes, quiz¨¢ alg¨²n flamenco. Un poco m¨¢s y tocamos el cauce del Ter, al que acompa?amos hasta su gola, a veces colmatada por la arena, donde el abanico de especies es abundante, desde gaviotas arg¨¦nteas y reidoras hasta el cormor¨¢n grande.
Al regreso por la orilla del mar disfrutaremos tanto de las dunas recuperadas ¡ªhan ganado de media un metro de altura¡ª, como de la visi¨®n permanente de las islas Medes.
Dos oasis en el desierto: la Rambla de Morales y las Salinas de Cabo de Gata, en Almer¨ªa capital
Son numerosos los aguazales de la costa almeriense, muchos m¨¢s de lo que pudiera pensarse en tan ¨¢rida regi¨®n. Es el caso de la popularmente conocida como Rambla de Morales, incluida en el parque natural Cabo de Gata-N¨ªjar; un precioso final de torrentera de la sierra Alhamilla que siempre presenta agua alimentada por los temporales marinos y entre cuya exuberante vegetaci¨®n de tarayes y carrizales hace acto de presencia la avifauna que luego se ver¨¢ multiplicada en las salinas, pero a una distancia m¨¢s corta. Que si las habituales lim¨ªcolas (correlimos, chorlitos, archibebes); que si alg¨²n pato malvas¨ªa, fochas, flamencos de paso; y, a partir del mes de abril, garzas y garcetas. Demasiado bien se ha adaptado el cangrejo azul, una especie invasora muy agresiva. Solo hay que ir a San Miguel de Cabo de Gata y costear 1,7 kil¨®metros. Despu¨¦s, podremos ir a comer, al restaurante Goleta Cabo de Gata, bien montado y con una carta cuidada.
Aunque las salinas son artificiales obtienen tambi¨¦n la consideraci¨®n de lagunas litorales, al igual que arrozales y estanques. No se puedew dejar de ver las de Cabo de Gata por su cercan¨ªa a la Rambla de Morales y por su gran riqueza faun¨ªstica. El acceso al mirador m¨¢s importante est¨¢ poco antes de llegar a la imponente iglesia salinera (reabierta al culto) de La Almadraba de Monteleva. El momento de alzar el vuelo de los flamencos es imborrable, aunque puestos a alardear de plumajes no hay ninguno como el chorlito dorado europeo.
Dejaremos para el final el mirador m¨¢s bien paisaj¨ªstico situado al pie de la carretera de salida de San Miguel de Cabo de Gata.
El Pozo Tremeo, un laguito como de cuento en Polanco (Cantabria)
Sorprende que esta laguna de la franja litoral cant¨¢brica, encuadrada dentro del futuro geoparque Costa Quebrada, se esconda en un entorno buc¨®lico a solo cuatro kil¨®metros del mar. El Pozo Tremeo aprovecha una depresi¨®n originada por la disoluci¨®n de la caliza ¡ªfen¨®meno conocido por dolina¡ª, y sus aguas alcanzan 11 metros de profundidad: son dulces en la superficie y cargadas de sales en el fondo.
Junto al aparcamiento est¨¢ el ¨¢rea de interpretaci¨®n, con bancos y paneles explicativos. Tras aproximarse al lago por la pasarela de madera, embocamos la ruta senderista n¨²mero 2 (apta para toda la familia), desde cuyo bosque aut¨®ctono se aprecia el manto de agua desde diferentes perspectivas. Regresaremos por la ruta senderista n¨²mero 1, dotada con dos miradores y zona de descanso. En el desag¨¹e del lago no es raro ver en primavera ranitas de San Antonio, lib¨¦lulas y orqu¨ªdeas end¨¦micas.
Aparte de la atenci¨®n personal que se recibe en el hotel rural Rumoroso, queda tambi¨¦n muy a mano la casa rural El Pozo Tremeo, a 200 metros del lago. Animamos la escapada con un verm¨² con croquetas o tortilla de patatas en el bar Pe?as Arriba, seguido de un hojaldre en la confiter¨ªa Gloria.