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Los humanos somos animales sociales. Nuestras vidas est¨¢n incompletas si no las vivimos con los otros
Al principio cre¨ª que era un montaje, una m¨¢s de las mentiras de internet, pero era verdadera y fue publicada el 3 de junio en El Progreso de Lugo. Hablo de esa famosa esquela que se hizo viral; tras anunciar la muerte de do?a XXX, dec¨ªa: ¡°Siguiendo mis principios y mi particular manera de decir las cosas, dispongo que: ya que hace mucho que mi familia no es de sangre, impongo mi ¨²ltima voluntad para que s¨®lo se deje asistir a mi funeral, en el tanatorio, iglesia y cementerio, a las personas que menciono a continuaci¨®n¡±. Ah¨ª nombraba a 15 hombres y mujeres, y a?ad¨ªa: ¡°Al resto de gente que jam¨¢s se preocup¨® durante mi vida, les deseo que sigan tan lejos como estuvieron¡±. Quince amigos es un n¨²mero respetable. ?Cu¨¢ntos podr¨ªas citar t¨²? Si no doy el nombre de la mujer, que, por supuesto, ven¨ªa en la esquela, es porque no quiero participar en el linchamiento p¨²blico de los parientes de la finada sin saber lo que ha sucedido. En cualquier caso es una historia conmovedora y desde luego triste, porque ah¨ª ha habido mucho dolor; de XXX, si el abandono fue real; y tambi¨¦n de los familiares, si fue imaginario (a veces nos creamos nuestros propios infiernos). Yo prefiero pensar lo mejor de esa mujer brav¨ªa, capaz de saltarse todas las convenciones. Prefiero creer que muri¨® muy viva, arropada por el cari?o de sus amigos, sosegada por su decisi¨®n de no permitir la presencia de unos tipos que para ella s¨®lo vendr¨ªan a hacer el parip¨¦ como unos hip¨®critas. Qu¨¦ pedazo de personaje ha tenido que ser do?a XXX.
Pero lo que m¨¢s me interesa de la esquela es ese reconocimiento de la familia no de sangre. A veces tienes suerte (yo la tengo) y mantienes con tus parientes un amor perdurable y profundo; pero los amigos tambi¨¦n son tu familia, eso desde luego. Unos amigos que, por cierto, no nacen como setas en bosque propicio, sino que hay que invertir mucho tiempo en ellos: hay que cultivarlos y trabajarlos. No todas las personas est¨¢n dispuestas a hacerlo, o quiz¨¢ no puedan, o tal vez no sepan. En un reciente reportaje de Irene Sierra en EL PA?S leo que, seg¨²n un estudio de la firma internacional de an¨¢lisis de datos YouGov, el 30% de los mileniales (los nacidos entre 1981 y 1995) dicen sentirse solos siempre o a menudo. Algo estamos haciendo muy mal cuando hay tantas personas en la plenitud de la edad que se sienten aisladas.
Los humanos somos animales sociales. Nuestras vidas est¨¢n incompletas si no las vivimos con los otros, pero por lo general no somos conscientes de esa necesidad y de lo que implica. Confiamos a¨²n en el espejismo de una sociedad basada en la familia tradicional, un modelo que en realidad ya no existe. Quiero decir que hay gente que cree que basta con tener pareja e hijos para poseer tu propia manada, tu refugio. Pero hoy las parejas se rompen con m¨¢s facilidad, o nunca llegan a consolidarse; y cada vez se tienen menos ni?os (seg¨²n el proyecto estrat¨¦gico Espa?a 2050, el 25% de las mujeres espa?olas nacidas en 1975 podr¨ªan no tener descendencia). Y la mayor movilidad geogr¨¢fica contribuye a desgajarte de tu familia de sangre. Si has perdido el tiempo y no has ido construyendo tu grupo fraternal de amigos esenciales, puedes acabar en efecto muy solo. Es decir, muy pobre. Porque uno es rico en gente, sobre todo. Las 15 personas que apunt¨® XXX son un logro y un lujo.
Siempre supe valorar la importancia capital de los amigos. Tengo algunos desde hace 45 a?os, pero tambi¨¦n hay otros a los que conoc¨ª hace tan s¨®lo meses, lo que quiere decir que sigo apostando por esa aventura formidable que consiste en abrirte a una persona y darle un lugar en tu existencia. Los amigos son un proyecto en construcci¨®n que puede pasar a ser en destrucci¨®n si no cuidas bien de ellos. Envejecer dificulta tambi¨¦n eso, como tantas otras cosas: nos hace m¨¢s perezosos, m¨¢s mani¨¢ticos, menos curiosos. Es un ensimismamiento que debemos combatir, porque no s¨¦ c¨®mo se puede sobrevivir sin ese acuerdo de aceptaci¨®n y cobijo que es la amistad. Por mucho dinero que poseas, no hay miseria mayor que la de quien no tiene a nadie a quien llamar en una noche de miedo y de tristeza. En los momentos m¨¢s oscuros, mis amigos han encendido la luz y me han dado literalmente la vida. No quiero esperar a la esquela para darles las gracias.
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