Planes de fuga

Esta fotograf¨ªa ha dado la vuelta al mundo, de ah¨ª que llegara tambi¨¦n a mi escritorio. Siete elefantes sorprendidos en pleno sue?o: una familia dispuesta de tal modo que forman algo semejante a la primera letra de un alfabeto que desconocemos. Parece que hubiera una voluntad de significado en el conjunto. Est¨¢n en otra porque el sue?o es un pa¨ªs otro, pero han llegado a ¨¦l unidos. Dos de ellos imitan la postura de ¡°la cucharita¡±, tan humana. Descansan igual que nosotros, aunque sin viscoel¨¢stica. El mismo d¨ªa que EL PA?S public¨® la foto, yo hab¨ªa intentado dormir del lado izquierdo, en posici¨®n fetal, que es lo m¨ªo, pero el coraz¨®n no me dejaba. Golpeaba contra la viscoel¨¢stica produciendo un ruido semejante al del que cava un t¨²nel. El que cavaba el t¨²nel era yo. Avanzaba como un topo, huyendo de una prisi¨®n imaginaria. Hago planes de fuga de prisiones imaginarias porque no soy capaz de escapar de la real. El resultado es que cada minuto estaba m¨¢s despierto en medio del t¨²nel por cuyas paredes asomaban, como terminaciones nerviosas, las ra¨ªces de la vegetaci¨®n del suelo.

Me puse bocarriba para cambiar de postura, pero bocarriba es imposible adoptar la posici¨®n fetal, de modo que acab¨¦ cayendo sobre el costado derecho, en donde no se o¨ªan los golpes de la azada contra el fondo del t¨²nel. ?Significaba que hab¨ªa dejado de cavar? Para nada. Mi otro yo continuaba ejerciendo sus labores de preso mientras me despe?aba hacia el sue?o. Por la ma?ana, al ver la paz con la que dorm¨ªan estos animales sobre el costado izquierdo, me compar¨¦ con ellos y sal¨ª perdiendo.