La zoolog¨ªa y la ruta de la seda
La gran autopista comercial que uni¨® Oriente y Occidente existi¨® antes que Marco Polo. La trazaron los caballos, asnos y camellos salvajes
La geograf¨ªa y la historia se estudiaban juntas porque la historia de una civilizaci¨®n viene condicionada en gran parte por el entorno geogr¨¢fico. Esto explica que Espa?a, Portugal, el Reino Unido o Noruega hayan tenido grandes navegantes a lo largo de su historia y Mongolia o Suiza tan pocos. Hace unos a?os se ha querido extender este concepto al de gran historia, en el que no solo se integrar¨ªa la geograf¨ªa con la historia, sino que se conjugar¨ªa la historia del universo, la de la Tierra, la de la vida y la de la humanidad. Pocos ejemplos mejores de c¨®mo la biolog¨ªa se integra con la historia como el estudio de la Ruta de la Seda.
Todos pensamos que en los tiempos de la Grecia cl¨¢sica o del Imperio Romano los contactos con otras civilizaciones eran muy limitados o inexistentes y que Europa descubre el Extremo Oriente en la Edad Media gracias a Marco Polo. Esto no es del todo cierto, ya que la arqueolog¨ªa lleva siglos descubriendo pruebas de que los intercambios comerciales Oriente-Occidente eran m¨¢s frecuentes de lo que pensamos por la Ruta de la Seda casi desde el Neol¨ªtico. El nombre de Ruta de la Seda se atribuye al ge¨®grafo alem¨¢n Ferdinand Freiherr von Richthofen, que lo utiliz¨® como t¨ªtulo del libro Viejas y nuevas aproximaciones a la Ruta de la Seda, publicado en 1877, aunque hay referencias m¨¢s antiguas que utilizan este nombre. Esta ruta un¨ªa China y Mongolia con la India, Persia, Europa y ?frica en la Antig¨¹edad. ?Y cu¨¢l es su origen? Pues mucho m¨¢s antiguo que el descubrimiento de la seda¡
Hace 13.000 a?os en las estepas del Asia Central hab¨ªa grandes manadas de caballos, asnos y camellos salvajes. Estos animales migraban de forma estacional entre oasis y oasis buscando las mejores fuentes de pasto y de agua. Durante estas migraciones dejaban trazados en la hierba de la pradera caminos despejados que indicaban las rutas entre diferentes puntos donde exist¨ªa agua. Todo parece indicar que en el Paleol¨ªtico ya se utilizaban estos trazados dejados por los animales para desplazamientos humanos. La domesticaci¨®n de los caballos y de los camellos y un periodo de clima h¨²medo que sucedi¨® hace unos 3.000 a?os marcar¨ªan el inicio de diferentes tramos de esta ruta para realizar intercambios comerciales. No en balde, en China a esta ruta se la conoce como Ruta de los Caballos. La v¨ªa principal ten¨ªa unos 10.000 kil¨®metros y enlazaba la antigua capital de la China imperial, Xi¡¯an, por el f¨¦rtil corredor del r¨ªo Gansu, atravesaba el desierto del Gobi y cruzaba la cordillera de Tian Shan (literalmente, monta?as celestiales) por varios puertos. Fuera de China se bifurcaba en varias subrutas que atravesaban Asia Central para llegar al Mediterr¨¢neo oriental. Tuvo su m¨¢ximo apogeo hace 2.100 a?os, coincidiendo con la expansi¨®n de la dinast¨ªa Han y se mantuvo durante los siguientes 500 a?os, coexistiendo con el esplendor del Imperio Romano en Occidente.
Gracias a la Ruta de la Seda llegaron a Europa las herraduras y los estribos de los caballos, las manzanas (de China interior) y muchos minerales, y en Oriente sirvi¨® para que llegaran los avances en medicina y en ciencia. Lo de Ruta de la Seda es un nombre poco afortunado ya que la seda se transportaba por trayectos m¨¢s cortos y esencialmente por v¨ªa mar¨ªtima, ya que no aguantaba viajes tan largos en buen estado. Existen indicios de que el precedente fue la Ruta del Lapisl¨¢zuli. La principal fuente de este mineral en el mundo antiguo se encontraba en las afueras de Kabul, en Afganist¨¢n, pero sabemos que hubo un extenso comercio, entre otras cosas porque se utiliz¨® en la m¨¢scara mortuoria de Tutankam¨®n. Durante los tiempos de m¨¢ximo esplendor, con lo que m¨¢s se comerciaba era cer¨¢mica y porcelana, utilizando un sistema en el que se almacenaban con arena, tierra, trigo y soja que se dejaba humedecer hasta que la matriz adquir¨ªa la dureza de una roca. Una vez en el destino, la mezcla se disolv¨ªa y se extra¨ªa la porcelana.
?Y por qu¨¦ decay¨® esta autopista comercial de la Antig¨¹edad? Aqu¨ª tambi¨¦n tenemos que recurrir a la gran historia. Parece que un periodo de aridez y sequ¨ªas durante la dinast¨ªa Ming, coincidiendo con el auge de la navegaci¨®n y la llegada de los portugueses, espa?oles y holandeses al Extremo Oriente, marcaron el final. Muchas agencias de viajes ofrecen recorridos por esta ruta que incluyen visitar ciudades de Asia Central como Almaty y Shymkent, en Kazajist¨¢n; Tashkent, en Uzbekist¨¢n, o Biskek, en Kirguist¨¢n, pero no es m¨¢s que un reclamo para fomentar el turismo. La ruta nunca pas¨® por ah¨ª. Al estar basada en oasis y peque?as postas construidas con adobe y techo de paja, al desaparecer la ruta, se marcharon los asentamientos sin dejar rastro. Las actuales ciudades de Jot¨¢n, Yarkand y Kasgar, situadas m¨¢s al sur, en la actual China, ser¨ªan las ¨²nicas supervivientes.
El viaje de los tomates
Las rutas comerciales en la Antig¨¹edad no son solamente patrimonio del Viejo Mundo o de
Eurasia. El tomate es originario de los Andes, pero uno de los sitios donde empez¨® a cultivarse fue en el M¨¦xico prehispano, indicando que ya en el Neol¨ªtico hab¨ªa frecuentes intercambios comerciales entre las culturas que ocupaban el actual Per¨², Ecuador y M¨¦xico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.