En la era de las ¡®fake news¡¯, bocados de realidad
Si los espa?oles somos de los europeos que m¨¢s noticias falsas se creen, hay que esforzarse en que todo lo dem¨¢s que consumamos sea aut¨¦ntico, empezando por el jam¨®n.
Da tanto placer escuchar una noticia falsa que confirme las propias creencias como saborear una loncha de jam¨®n ib¨¦rico de ?bellota cortado a cuchillo. Que si la tierra es plana, que si Bill Gates tiene un proyecto de vacunas con microchips para controlar a la poblaci¨®n planetaria, que si en el pan la miga engorda m¨¢s que la corteza¡ Llegados a este punto, la opci¨®n m¨¢s juiciosa en un mundo disparatado es imitar al f¨ªsico estadounidense ?Bobby Henderson, que en 2005, ante la decisi¨®n del Consejo de Educaci¨®n del Estado de Kansas de permitir la ense?anza de teor¨ªas creacionistas, solicit¨® por carta al propio consejo que en las escuelas se impartieran los preceptos de la religi¨®n del Monstruo del Espagueti Volador. La singular cr¨ªtica alcanz¨® tanta popularidad que personas de todo el planeta se han ido sumando a las filas del pastafarismo ataviadas con un escurridor en la cabeza.
Con todo, porque nunca se sabe, soy de los que se suman a la opini¨®n del escritor Lin Yutang cuando afirmaba en los a?os treinta que esta tierra es el ¨²nico cielo. D¨¦cadas despu¨¦s, en el ensayo The Absurd, el fil¨®sofo estadounidense Thomas Nagel calibr¨® que de todos los posibles escapes al absurdo ¡ªel desaf¨ªo, la religi¨®n, el amor, el suicidio, las adicciones¡¡ª, el m¨¢s indicado es la iron¨ªa. La filosof¨ªa del absurdo sostiene que ante el conflicto existencial que surge frente al hecho objetivo de conocer que la existencia humana no vale m¨¢s que ninguna otra, ni que la de los berberechos del aperitivo del domingo, cada individuo es libre para moldear su vida, siempre y cuando no da?e a otros. Descubrir esto, lejos de angustiar ante la incapacidad de saciar esa necesidad de justificar un sentido a la vida, permite dejar de inmolarse y fluir haciendo propios los peque?os regalos del d¨ªa a d¨ªa, incluso ser virtuoso por capricho, como afirmaba el gran Albert Camus. ¡°Que la vida vale la pena ser vivida o puede hacerse digna de ser vivida¡±, alegaba el Nobel de Literatura. ¡°La experiencia del deber es tan leg¨ªtima como cualquier otra, y quiz¨¢ por eso toda generosidad hacia el futuro reside en darlo todo al presente¡±, sosten¨ªa en su ensayo El mito de S¨ªsifo.
En este duelo de reflexiones en torno a c¨®mo afrontar la existencia, incluso frente a una mesa, a?ado la que desliza el poeta venezolano Rafael Cadenas, el mismo que opinaba que la fuerza dominante en el mundo es la estupidez: ¡°Cuando alguien se da cuenta del misterio insondable que es el vivir, le da la espalda a todas las ideas y se queda con ese solo hecho, vivir. Es suficiente para colmar una vida¡±.
Stephens-Davidowitz, ex analista de datos de Google, en su libro Todo el mundo miente revela c¨®mo la gente teclea en los buscadores referencias que descubren su parte ¨ªntima, m¨¢s personal, esa que no se confiar¨ªa ni al mejor amigo. Ese rastro digital en palabras retrata qu¨¦ hacemos y qu¨¦ queremos, por encima de la pose p¨²blica, e incluso de lo que nos decimos a nosotros mismos, especialmente cuando se trata de pensamientos o actuaciones comprometedoras.
Ruboriza, al menos a m¨ª, conocer que los hombres buscan m¨¢s veces c¨®mo alargarse el pene que c¨®mo hacer una tortilla. Tambi¨¦n podr¨ªa suceder que el g¨¦nero masculino ya sepa hacer tortillas y el problema aqu¨ª sea de relaciones causales: saber hacer tortillas o comer muchos huevos desencadena un deseo de alargar las cosas.
En cualquier caso, la realidad es que la b¨²squeda m¨¢s reiterada de las embarazadas espa?olas es si pueden comer jam¨®n, lo que dice mucho del trabajo en marketing estrat¨¦gico y campa?as de promoci¨®n del sector del cerdo ib¨¦rico de bellota. Si en 2022, tal y como se?al¨® la consultora Gartner, la mitad de la informaci¨®n que se consume es falsa y los espa?oles son los europeos que m¨¢s se creen las noticias ficticias, seg¨²n un informe de Ipsos, deber¨ªamos esforzarnos en que todo lo otro que consumamos sea aut¨¦ntico, empezando por el jam¨®n. Y terminando por nosotros mismos.
RECETA: Pastel de merluza y su emulsi¨®n
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