Contra la suegritud
A m¨ª me parece claro que el celibato ha contribuido a hacer de la Iglesia uno de los m¨¢s feroces reductos del machismo | Columna de Rosa Montero
Resulta que el Papa se ha puesto a hablar de suegras. En una audiencia, hace un par de semanas, pidi¨® que super¨¢ramos ¡°los prejuicios m¨¢s comunes¡± sobre ellas, y a continuaci¨®n solt¨® la ristra habitual de topicazos. ¡°Son tambi¨¦n madres (¡) Es cierto que a veces son un poco especiales, pero han dado todo¡±. ?A veces son un poco especiales las suegras? Ya te digo. Y los carpinteros, los sexadores de pollos, los almirantes de la Armada, los bailarines de ballet, incluso los pont¨ªfices. Me refiero a que no hay colectivo humano del que no se pueda decir que a veces son un poco especiales. Como remate, el Papa a?adi¨®: ¡°A vosotras, suegras, os digo: tened cuidado con vuestras lenguas. Es uno de los pecados de las suegras, la lengua¡±. Toma ya.
No creo que haya un tema de conversaci¨®n m¨¢s rancio y obsoleto que hablar gen¨¦ricamente de las suegras. Bueno, quiz¨¢ los chistes de mariquitas le anden a la zaga, pero yo dir¨ªa que la casposa obsesi¨®n suegril sigue llev¨¢ndose la palma. Resulta fastidioso que alguien que, como el Pont¨ªfice, posee una voz p¨²blica siga cosificando a la mujer as¨ª. Y es que ser suegro o suegra no es m¨¢s que una circunstancia biogr¨¢fica familiar, es decir, no es algo que defina la vida de nadie. Pero la suegritud femenina consiste justamente en eso, en despojar a la mujer de todos sus otros atributos y clasificarla individual y socialmente por el ¨²nico hecho de haber sido madre y ahora ya madre vieja, cosa que, por cierto, la condena a la mofa, el chiste y el desd¨¦n. Y al paternalismo pontificio. Cuando el Papa dice que deben tener cuidado con sus lenguas, no s¨¦ si se estar¨¢ refiriendo a suegras como Angela Merkel, Christine Lagarde o Hillary Clinton, que seguro que han tenido que medir sus palabras muchas veces, pero creo que por razones distintas a las que el Papa sugiere. Por no hablar de todas esas mujeres extraordinarias que trabajan duramente y comparten sus magros salarios o sus pensiones con sus hijos y por a?adidura cuidan de los nietos. A ver si quien tiene que vigilar su lengua es el Pont¨ªfice.
Y, por otra parte, ?qu¨¦ diantres sabe el Papa de suegras para decir nada? Cierto, a veces no necesitas tener una experiencia directa de las cosas y puedes aprender de la observaci¨®n, como hizo, por ejemplo, la gran Jane Austen, que, aunque muri¨® a los 41 a?os soltera y probablemente virgen, fue capaz de describir en sus novelas los entresijos del amor. Pero es que ella viv¨ªa inmersa en la sociedad, acud¨ªa a reuniones, ten¨ªa amigos, mientras que el Papa est¨¢ incrustado dentro de ese mundo de c¨¦libes tan rarito. Recordemos que el celibato no es un dogma de fe, sino un reglamento de la Iglesia. De hecho, los sacerdotes cat¨®licos han vivido m¨¢s siglos casados que sin casarse, porque el celibato fue instituido en los dos concilios de Letr¨¢n, en 1123 y 1139. Los defensores de la medida dicen que es una prueba para demostrar la verdadera vocaci¨®n del sacerdote y que permite la plena dedicaci¨®n al trabajo religioso. A m¨ª me parece un sinsentido; creo que fomenta los abusos ped¨®filos, el enrarecimiento mental, la falta de contacto con la vida real. Y hay muchas voces desde dentro del catolicismo que opinan lo mismo. Algunos sostienen que el celibato fue un modo de enriquecer a la Iglesia, ya que no tuvieron que compartir los feudos con los hijos de los sacerdotes. A m¨ª lo que me parece claro es que ha contribuido a hacer de esta instituci¨®n uno de los m¨¢s feroces reductos del machismo. Por ejemplo, para que esos sacerdotes c¨¦libes puedan dedicarse c¨®modamente a sus trabajos se ha estado sometiendo a muchas monjas a una penosa explotaci¨®n, haci¨¦ndolas servir de criadas del clero masculino, sin sueldo ni reconocimiento a sus aptitudes (en 2018 sali¨® un valiente art¨ªculo denunciando esto en L¡¯Osservatore Romano, el diario oficial del Vaticano: ya digo que hay voces cr¨ªticas). No me extra?a que, disfrutando de semejante apa?o, se nieguen a darle un lugar paritario a la mujer en el catolicismo. A la larga, todo es cuesti¨®n de poder. Por cierto, ?saben cu¨¢l es el ¨²nico pa¨ªs del mundo (fallido Afganist¨¢n aparte) en donde la mujer no tiene voto? Pues el Vaticano, precisamente. Bien mirado, no me extra?a que el Papa hable de las suegras. ?Y eso que Francisco es tachado de extremista revolucionario por algunos de sus correligionarios! Madre m¨ªa.
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