C¨®mo salir de la ciudad a pie o en bicicleta sorteando autopistas y v¨ªas de tren
Un camino sobre un nudo de carreteras en la Diagonal o la recuperaci¨®n de la ribera del Llobregat abren la puerta a otra movilidad en Barcelona
En traje o en ch¨¢ndal. Andando, en bici o en patinete. El tr¨¢nsito entre la avenida Diagonal de Barcelona y el municipio de Esplugues de Llobregat es incesante gracias a un tramo de 890 metros de carril para bicicletas y peatones que salva un nudo de carreteras que fue infranqueable durante seis d¨¦cadas. Rub¨¦n P¨¦rez, vecino del pueblo de Sant Just Desvern, es uno de los habituales por la ruta. Cuando comprob¨® las posibilidades que ofrec¨ªa, aparc¨® su moto y compr¨® una bicicleta el¨¦ctrica de tres plazas con la que acude a su trabajo en la plaza de las Glorias Catalanas y acerca a sus hijos, de ocho y cinco a?os, al colegio. La obra le ha solucionado ¡°much¨ªsimo la vida¡±, comenta antes de continuar su periplo diario de 11 kil¨®metros de ida y otros tantos de vuelta. En la entrada a este tramo, en el que antes se cortaba el carril bicicleta de la Diagonal, un contador se?ala que desde que se abri¨®, en marzo de 2018, han circulado 1,8 millones de bicicletas por ese punto, casi 2.000 diarias. La tecnolog¨ªa instalada no permite captar a los peatones. El proyecto facilita adem¨¢s la comunicaci¨®n con el parque natural de Collserola, pulm¨®n verde de Barcelona de 8.295 hect¨¢reas, por otro camino creado en Finestrelles y con el Baix Llobregat. La carretera no ha desaparecido, discurre paralela, pero el coche ya no es la ¨²nica opci¨®n.
La soluci¨®n adoptada en la Diagonal por el estudio Batlle i Roig Arquitectura ilustra c¨®mo se pueden salvar los muros que han levantado autopistas, carreteras, v¨ªas de ferrocarril convencionales o de alta velocidad alrededor de los n¨²cleos urbanos. Son infraestructuras creadas para comunicar, pero que, de forma parad¨®jica, a¨ªslan al ciudadano de sus parques, r¨ªos, bosques y de otros municipios lim¨ªtrofes a los que es imposible llegar andando o en un veloc¨ªpedo. Tantas son las barreras que ¡°uno de los retos del urbanismo actual es entretejer en esa mara?a de obst¨¢culos recorridos que conecten al ciudadano con el entorno natural y permitan otra movilidad m¨¢s sostenible¡±, mantiene Enric Batlle, socio fundador del estudio de arquitectura.
El ?rea Metropolitana de Barcelona (AMB) es el organismo responsable de coordinar este tipo de actuaciones junto a los ayuntamientos de los 36 municipios que engloba y que rodean la capital, en los que residen 3,2 millones de habitantes. La poblaci¨®n de la ciudad de Barcelona asciende a 1,7 millones. Entre las iniciativas que el AMB est¨¢ ejecutando destaca la gesti¨®n forestal y la recuperaci¨®n de los caminos del r¨ªo Llobregat, que discurren por un trazado circular de m¨¢s de 60 kil¨®metros entre El Prat de Llobregat y Martorell. Cada a?o usan estas rutas tres millones de usuarios, estima el AMB con datos de los contadores y de encuestas.
La gesti¨®n de los bosques urbanos realizada por este organismo ha merecido por segunda vez el galard¨®n Tree Cities of the World, que otorga Naciones Unidas y Arbor Day Foundation, una importante ONG dedicada a la plantaci¨®n de ¨¢rboles. Otras 11 ciudades espa?olas han recibido el mismo reconocimiento. El AMB mantiene 300 hect¨¢reas repartidas en 52 parques urbanos en las que crecen 35.000 ¨¢rboles. Jaume Forn¨¦s, responsable de la Oficina de Vegetaci¨®n del AMB, explica que potencian los espacios verdes e intentan evitar el aislamiento con el ciudadano. Su ¨¢mbito de actuaci¨®n son parques urbanos como el de la Costeta de Begues, a una media hora de la ciudad, donde han construido caminos accesibles que conducen a un espacio de juegos infantiles con tres grandes toboganes para disfrutar en familia.
?lvaro Sainz, ingeniero de infraestructuras del AMB, encargado de la rehabilitaci¨®n de la ribera del Llobregat, comenta: ¡°El ciudadano ha vivido a espaldas del r¨ªo hasta que comenz¨® su recuperaci¨®n. La gente iba al Pirineo y no disfrutaba de lo que ten¨ªa al lado¡±. Tampoco era misi¨®n f¨¢cil. Manuel Leiva, concejal de Medio Ambiente de Sant Feliu de Llobregat, capital de la comarca del Baix Llobregat, rememora ¡°lo complicado que era antes el acceso, porque la zona estaba muy degradada¡±. Desde un altillo del camino que conduce al r¨ªo se?ala las cicatrices del desarrollo urban¨ªstico: en el margen derecho, las v¨ªas de los trenes de mercanc¨ªas, las del AVE y la A-2, que une Madrid con Barcelona; y en el izquierdo, la A-7/B-23 (que conecta con Alicante), el tren de cercan¨ªas y la antigua carretera nacional. Parece imposible que entre semejante proliferaci¨®n de infraestructuras se haya conseguido recuperar el espacio natural por donde fluye el Llobregat y pasean los vecinos. ¡°Esto era una antigua riera, la gente tiraba basura, hac¨ªa botell¨®n, y ahora hay comunicaci¨®n con el r¨ªo desde la que se puede entrar a Collserola¡±, describe las ventajas Leiva. Cristian Oliver, de 18 a?os, es uno de los usuarios diarios de la ruta. Sale de su casa en Sant Feliu de Llobregat direcci¨®n a El Prat, donde trabaja de mozo de almac¨¦n. Tarda unos 50 minutos en el trayecto, pero le compensa no coger transporte p¨²blico.
La aceptaci¨®n del ciudadano es l¨®gica, seg¨²n Batlle. ¡°En la percepci¨®n de la distancia hay mucho de psicolog¨ªa y varios kil¨®metros pueden parecer pocos o una eternidad¡±, reflexiona. ¡°Las distancias se acortan cuando el recorrido atraviesa una zona verde, pero se alargan si la opci¨®n es ir por una acera, y m¨¢s si es peque?a o no la hay, y si a eso a?ades una calle llena de coches, ni consideras ir por ah¨ª¡±, argumenta. El problema se debe a que las urbes han crecido seg¨²n sus reglas internas estableciendo una barrera con el exterior. Las grandes infraestructuras consolidaron m¨¢s ese efecto muralla, de forma que ¡°est¨¢s dentro o fuera de la ciudad y cuando quieres ir andando o en bici no puedes, tienes la opci¨®n de ir en metro, en autob¨²s, en AVE¡¡±, concreta.
El arquitecto y paisajista a?ade que en las ciudades se han despreciado muchos espacios. ¡°Hay estad¨ªsticas que dicen que en Barcelona hay pocas zonas verdes, y quiz¨¢ sea verdad en el c¨®mputo global, pero para m¨ª es una de las urbes que m¨¢s verde tienen en el mundo, porque el parque de Collserola es unas 25 veces m¨¢s grande que el Central Park, en Nueva York. Si no las vemos es porque nos hemos relacionado mal con ellas¡±, aclara.
La recuperaci¨®n del camino y m¨¢rgenes del Llobregat afecta a 10 municipios. Los dise?os, que coordina el AMB, pretenden respetar al m¨¢ximo la naturaleza. Por ejemplo, no hay riego artificial ni iluminaci¨®n, se abren cunetas para recoger el agua de lluvia y algunos de los vados que se han instalado sobre el r¨ªo se inundan cuando sube el caudal para evitar que nada obstaculice su comportamiento. ¡°Evitamos construir un parque urbano al uso, con c¨¦sped regado¡±, se?ala Sainz.
En otro punto de esta actuaci¨®n, en la pasarela de uni¨®n de la ribera del Llobregat con el pueblo de Cornell¨¤ de Llobregat que sobrevuela la A-2 y la v¨ªa del ferrocarril, Ana Bel¨¦n Calder¨®n, de 28 a?os, aparece a toda velocidad con su patinete. Utiliza el camino desde hace un a?o para trasladarse a su trabajo. ¡°De otra forma ser¨ªa imposible porque son todo autopistas¡±, explica. A pesar de las mejoras, transita un rato por una carretera: ¡°Pero es de velocidad limitada a 30 y vas seguro¡±. En transporte p¨²blico ten¨ªa que hacer tres trasbordos y tardaba hora y media; ahora el trayecto le lleva algo m¨¢s de media hora, asegura. Al final de la pasarela, tres apasionados de los ferrocarriles han encontrado otro uso al puente. Esperan, c¨¢mara en ristre, a que pasen los trenes para fotografiarlos. Uno de ellos, C¨¦sar Gin¨¦s, ha llegado andando desde Sant Boi porque el camino ¡°es muy agradable¡±, aclara.
¡°Hacemos una cirug¨ªa de muchas actuaciones, no muy grandes, pero con resultados importantes¡±, apunta Sainz en cuanto a la forma de actuar del AMB. Otro de los ejemplos se encuentra en Barber¨¤ del Vall¨¨s, al norte del ¨¢rea metropolitana: una pasarela colgante permite desde 2019 cruzar el r¨ªo Ripoll a los viandantes. ¡°Es un espacio de un kil¨®metro y medio aproximadamente, pero antes, si se quer¨ªa ir andando o en bicicleta, se compart¨ªa espacio con camiones, furgonetas y otros veh¨ªculos, as¨ª que se cog¨ªa el coche para ir a la otra orilla¡±, explica Xavier Garc¨¦s, alcalde del municipio.
Quien puede salir perjudicada es la fauna, porque ¡°cuanto m¨¢s f¨¢cil sea el acceso a la naturaleza, peor para la conservaci¨®n¡±, advierte Jordi Prieto, bi¨®logo y t¨¦cnico de la ONG de ornitolog¨ªa SEO/BirdLife. Para evitar las molestias a los animales, los proyectos deber¨ªan incorporar campa?as de sensibilizaci¨®n ¡°de forma que la gente sepa cu¨¢l es el comportamiento adecuado, como no llevar a los perros sueltos¡±, explica. Al mismo tiempo, Prieto considera que supone una gran ocasi¨®n para conocer la naturaleza cercana y observar garzas, al mart¨ªn pescador o a la gaviota de Audouin, adem¨¢s de musara?as, topos, conejos, zorros, jabal¨ªes, peces, reptiles y anfibios. ¡°Pero a distancia, con unos prism¨¢ticos¡±, aconseja.
El AMB es consciente de este problema asociado a la llegada de m¨¢s personas a zonas antes casi desiertas. En Santa Coloma de Gramenet, en el r¨ªo Bes¨°s, donde se crearon parques en los a?os noventa, se va a prohibir el paso de bicicletas y personas en un sector que servir¨¢ de refugio de biodiversidad. Solo se permitir¨¢ la entrada en campa?as educativas hasta un determinado punto, para evitar hostigar a las aves que decidan anidar en los humedales artificiales que van a crear.
La aceptaci¨®n del ciudadano es l¨®gica, seg¨²n Batlle. ¡°En la percepci¨®n de la distancia hay mucho de psicolog¨ªa y varios kil¨®metros pueden parecer pocos o una eternidad¡±, reflexiona. ¡°Las distancias se acortan cuando el recorrido atraviesa una zona verde, pero se alargan si la opci¨®n es ir por una acera, y m¨¢s si es peque?a o no la hay, y si a eso a?ades una calle llena de coches, ni consideras ir por ah¨ª¡±, argumenta. El problema se debe a que las urbes han crecido seg¨²n sus reglas internas estableciendo una barrera con el exterior. Las grandes infraestructuras consolidaron m¨¢s ese efecto muralla, de forma que ¡°est¨¢s dentro o fuera de la ciudad y cuando quieres ir andando o en bici no puedes, tienes la opci¨®n de ir en metro, en autob¨²s, en AVE¡¡±, concreta.
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