Olena Zelenska: ¡°No parimos hijos para esconderlos en los s¨®tanos de los misiles rusos¡±
Guionista, productora y primera dama de Ucrania, la guerra la pill¨® tan de sorpresa como al resto de los ucranios. Despu¨¦s de pasar los primeros meses lejos de su marido, Volod¨ªmir Zelenski, ha vuelto a Kiev, donde recibe a EL PA?S en las Oficinas Presidenciales convertidas en b¨²nker.
Llegar hasta la sala contigua al despacho de Olena Zelenska supone un recordatorio constante de que estos no son tiempos normales para Ucrania. Tras un paisaje de bloques de hormig¨®n, erizos antitanque, alambres de espino y tres controles militares, hay que encender la l¨¢mpara del m¨®vil para no tropezarse por las estancias de las Oficinas Presidenciales, en el centro de Kiev. Los sacos terreros que cubren las ventanas pr¨¢cticamente no dejan entrar la luz. Los paseos constantes de uniformados armados muestran a las claras, por si cupiera alguna duda, que estamos en un pa¨ªs en guerra. Los tel¨¦fonos est¨¢n prohibidos en la sala y la grabadora que registrar¨¢ la conversaci¨®n tiene que pasar el preceptivo control de los militares.
Nada hac¨ªa sospechar que Zelenska (Krivii Rih, 44 a?os) llegar¨ªa un d¨ªa a representar a su pa¨ªs como primera dama. Tras estudiar Arquitectura, en 2003 se cas¨® con Volod¨ªmir Zelenski y empez¨® a trabajar como guionista en su productora de televisi¨®n Kvartal 95. Nunca le gust¨® la exposici¨®n p¨²blica. Se enter¨® por las noticias del salto a la pol¨ªtica de su marido. ?l simplemente le respondi¨® que se le hab¨ªa olvidado mencionarlo. En su primer a?o en el cargo fue muy criticada por su escasa presencia p¨²blica. Pero la brutal invasi¨®n rusa la ha empujado a narrar al mundo los desastres de una guerra que comenz¨® el 24 de febrero y que no tiene visos de terminar.
Zelenska recibe a EL PA?S en la primera entrevista presencial que concede a un medio en espa?ol. Tras pasar los dos primeros meses del conflicto en lugar secreto lejos de Kiev, busca ahora ganar protagonismo. En la conversaci¨®n de casi una hora y media, recuerda los peores momentos, cuando parec¨ªa que las tropas rusas estaban a punto de hacerse con la capital, y la alt¨ªsima factura que est¨¢ pagando tanto el pa¨ªs como su familia. Sus hijos y ella, asegura, han visto en contadas ocasiones a Zelenski desde que Vlad¨ªmir Putin decidiera invadir el pa¨ªs.
Tras unas palabras de cortes¨ªa en ingl¨¦s, responde en ucranio y sonr¨ªe al o¨ªr las preguntas en castellano: ¡°Me encanta c¨®mo suena porque me sorprende cada vez. Es un placer escucharlo¡±.
En su vida ha habido dos cambios radicales. El primero, en 2019, cuando se convierte en primera dama. Y el segundo, el 24 de febrero, cuando Rusia invade Ucrania.
Mi vida cambi¨® totalmente cuando mi marido fue elegido presidente. Ninguna escuela te ense?a a ser primera dama. Desgraciadamente, una tiene que aprenderlo por su cuenta. He tenido que cambiar muchas cosas, ir aprendiendo, sobre todo c¨®mo comunicar. En febrero cambi¨® no solo la vida de la primera dama, de la madre y de la mujer, sino de todo el pueblo ucranio. Vivimos en un eterno d¨ªa de la marmota. Solo esperamos que ese d¨ªa acabe.
Los dos primeros meses de guerra se desplaz¨® con sus dos hijos a un lugar que prefiere no detallar y el presidente se qued¨® en Kiev al frente de la defensa del pa¨ªs. ?C¨®mo fueron esos d¨ªas? ?Tem¨ªa no volver a ver a su marido o tener que huir de Ucrania para siempre?
No eleg¨ª abandonar Kiev. Las circunstancias me obligaron. S¨ª, ten¨ªa miedo de no volver a verlo nunca m¨¢s, pero igual que cualquier mujer ucrania que ha tenido que separarse de su marido porque ¨¦l ten¨ªa que defender el pa¨ªs. Esta guerra nos ha hecho vivir momentos horribles. Como cuando el Ej¨¦rcito ruso estaba muy cerca de Kiev. Est¨¢bamos rodeados y hab¨ªa mucho riesgo de que entraran. Ten¨ªa miedo de no volver a ver a mis amigos y a mis seres queridos. Vivimos con esa esperanza continua de superarlo todo y vencer la guerra. Pero el miedo no se va, persiste. Esta misma noche han vuelto a sonar las alarmas antia¨¦reas. Siempre puedes despertarte en medio de la noche y pensar: ¡°Ahora podr¨ªas ser t¨²¡±, como ha ocurrido en los ataques rusos a ciudades como Kremenchuk, Odesa o Mikolaiv.
?Qu¨¦ recuerdo tiene grabados de esos d¨ªas?
Algunas veces me despertaba por la ma?ana y pensaba: ¡°Qu¨¦ pesadilla he tenido esta noche¡±. Pero luego me daba cuenta de que no era una pesadilla, sino la realidad. Es nuestra vida. No parimos a nuestros hijos para tener que esconderlos en los s¨®tanos de los misiles rusos. Queremos que vivan. Asumir esa realidad, entender que tenemos que vivir a pesar de todo, desespera a¨²n m¨¢s. Pero tenemos que hacer algo. No hacerlo ser¨ªa mucho peor.
?C¨®mo ha afectado a la vida familiar, a usted y a sus hijos, de 17 y 9 a?os?
Mucho. Todav¨ªa estamos separados, porque mi marido vive donde trabaja y nos vemos muy poco. Mis hijos quieren ver a su padre, abrazarlo. Ayer, mi hijo me pregunt¨® cu¨¢ndo terminar¨¢ esa guerra para poder cenar o dormir juntos. Para ver una pel¨ªcula o leer un libro. Tenemos que superarlo para que no afecte a su salud mental. Mi hija es una adolescente en un periodo complicado. Va a entrar en la universidad, pero no puede ver a sus amigos ni moverse por la ciudad por seguridad. No sabe si podr¨¢ ir a estudiar. Claro que les afecta estar separados de sus amigos, no poder jugar. En sus juegos en el m¨®vil, en el Minecraft, tienen la alarma antia¨¦rea incorporada. Espero que lo superemos y les devolvamos su vida y su infancia.
Cuando se cas¨® con Zelenski, ¨¦l era un actor medianamente conocido y a usted ni se le pasaba por la cabeza que pudiera dedicarse a la pol¨ªtica. ?Qu¨¦ expectativas ten¨ªa entonces de la familia que iban a formar?
Por supuesto, no me cas¨¦ con el futuro presidente, ni siquiera con una estrella de televisi¨®n. No esperaba nada m¨¢s que encontrar un amigo, un compa?ero, un marido para toda la vida y el padre de mis hijos. ?l ha cumplido todas mis expectativas: ser el mejor padre para mis hijos. Es la persona que nunca me ha fallado, nunca he dudado de ¨¦l.
Zelenski entr¨® en pol¨ªtica como un outsider. Antes de la guerra su popularidad iba a la baja, pero desde febrero se ha convertido en un icono internacional de la resistencia. Con unas expectativas tan altas, ?teme defraudarlas?
No creo que mi marido sea un outsider ni que lo haya sido nunca. Simplemente, ha pasado por etapas diferentes. Al principio era muy popular, luego baj¨® un poco y ahora es tal vez el presidente ucranio m¨¢s popular de la historia. Pero su objetivo no es ser popular a este precio ni estar en las portadas de los peri¨®dicos mundiales. Le piden muchas entrevistas, s¨ª, pero las armas no se las dan. Y eso es por lo que ¨¦l lucha. Es un hombre que se ha propuesto ganar. Y si gana ¨¦l, ganar¨¢ todo el pa¨ªs. Y lo vamos a hacer.
En los d¨ªas anteriores al 24 de febrero, cuando Estados Unidos alertaba de que la invasi¨®n rusa era inminente, Zelenski trataba de rebajar la alarma. Dec¨ªa que los ucranios podr¨ªan pasar este verano apaciblemente en las playas. Desde su casa, en familia, ?qu¨¦ percepci¨®n de peligro real ten¨ªa usted esos d¨ªas?
Sent¨ªamos bastante tensi¨®n meses antes de la guerra. Cada ucranio la present¨ªa de una u otra forma. Pero nadie, ni yo misma, pod¨ªa imaginarse que en el siglo XXI pudiera suceder algo de tama?a crueldad, de una destrucci¨®n tan il¨®gica y sin ning¨²n pretexto. Es normal que el presidente de un pa¨ªs intente tranquilizar a su pueblo ante una situaci¨®n de peligro. No suelo comentar los mensajes pol¨ªticos de mi marido. Pero s¨ª puedo decirle que el 24 de febrero para nosotros fue una prueba horrible. Algo tan terrible que ya ni siquiera nos acordamos de lo que pasaba antes.
?C¨®mo y cu¨¢ndo cree que puede acabar esta ?guerra?
Todos sabemos c¨®mo va a terminar. Pero no sabemos cu¨¢ndo.
?Y c¨®mo va a terminar?
Por supuesto, solo cabe la victoria de Ucrania.
Hemos asistido a ataques rusos indiscriminados a civiles, como el del centro comercial de Kremenchuk, en el que murieron decenas de personas que simplemente iban a hacer la compra un lunes por la tarde. ?Qu¨¦ explicaci¨®n encuentra a estos actos?
Esta no es una guerra con un argumento pol¨ªtico. Todas esas declaraciones sobre los nazis en Ucrania no tienen ning¨²n sentido. Nos quieren exterminar como pueblo, quieren luchar contra lo que somos, contra nuestra forma de ser, resistiendo y amando la libertad. Preferir¨ªan que fu¨¦ramos sus s¨²bditos. Queremos un futuro en el que podamos ejercer ese derecho a existir y a ser libres. Es puro terror que quieren difundir para que nadie nunca pueda sentirse seguro. Con ese miedo, no quieren que levantemos la cabeza. Pero consiguen lo contrario. Nos estamos uniendo y, a pesar de todo, estamos resistiendo y luchando por nuestra vida.
Como primera dama, ha sido objeto de muchas cr¨ªticas. ?C¨®mo las ha sobrellevado?
Al principio fue bastante doloroso porque hubo muchos comentarios desagradables. Necesit¨¦ tiempo hasta comprender que no puedo reaccionar cuando alguien critica mi conducta, mi apariencia o mi estilo. No me dejar¨ªa avanzar. No uso redes sociales para mi comunicaci¨®n personal, solo para comunicar mi actividad. Siempre habr¨¢ cr¨ªticas. Hay que usarlas de forma constructiva, para mejorar y superar errores. Pero, si le digo la verdad, me duele m¨¢s cuando critican a mi marido.
En la reciente cumbre de la OTAN en Madrid se ha debatido sobre el papel en el siglo XXI de las esposas y maridos de los l¨ªderes de los pa¨ªses. ?Cu¨¢l cree que debe ser?
Es un papel muy importante. El a?o pasado organic¨¦ en Ucrania la primera cumbre de primeras damas y primeros caballeros para estar unidos y salir de la sombra. No me siento c¨®moda como decoraci¨®n del presidente. Ser primera dama supone realizar muchas actividades en el ¨¢mbito de lo social, y podemos hacerlas juntos. Cuando empez¨® la guerra, todas me apoyaron mucho. Brigitte Macron [mujer del presidente franc¨¦s] se ha centrado en los ni?os enfermos de c¨¢ncer para ofrecer tratamiento en Francia. Agata Duda [primera dama polaca] tambi¨¦n apoya a nuestros refugiados creando espacios donde puedan leer libros en ucranio o estudiar historia del pa¨ªs. Tambi¨¦n les ped¨ª apoyo para organizar campamentos para ni?os en verano. Hay que cambiar nuestro papel, el llamado poder blando, para mejorar la humanidad.
?C¨®mo puede contribuir usted en la lucha que vive su pa¨ªs?
Antes de la guerra, impulsaba proyectos de desarrollo. Ahora se trata de salvar y ayudar; y hacerlo r¨¢pidamente. Tenemos proyectos como el Convoy de la Vida, que sirvi¨® para evacuar a 550 ni?os enfermos de c¨¢ncer al principio de la guerra. Se les traslad¨® primero a Polonia y de ah¨ª a otros pa¨ªses. Con Libros para Ni?os se han distribuido 100.000 libros en pa¨ªses con refugiados ucranios que solo pudieron sacar una peque?a maleta con lo indispensable. E impulsamos un programa nacional muy importante a largo plazo de salud mental. El 60% de los ucranios sienten tensi¨®n psicol¨®gica como consecuencia de la guerra.
Viajando por Ucrania impresiona el enorme sufrimiento que est¨¢ dejando la guerra. Casi cualquier persona narra duras historias de desgarro familiar, de muertes, de separaciones. Cuando llegue la paz, ?qu¨¦ medidas habr¨¢ que tomar para curar estas heridas psicol¨®gicas?
Todo esto va a dejar muchas huellas. El gran proyecto que mencionaba analizar¨¢ los especialistas que tenemos, los que vamos a necesitar y c¨®mo vamos a formarlos. Estoy colaborando con las primeras damas de Estados Unidos e Israel, que tienen experiencia en el tratamiento postraum¨¢tico de familias que han sufrido guerras. Ya hemos impulsado con Israel un curso online para 100 psic¨®logos y otros 25 recibir¨¢n formaci¨®n all¨ª para formar luego a otros en Ucrania. Necesitamos ayuda financiera para este proyecto. Algunos superar¨¢n los traumas y otros sufrir¨¢n consecuencias durante mucho tiempo. Ser¨¢ complicado impulsar el programa, porque estamos en plena guerra, pero tenemos que empezar ya.
La UE acaba de aceptar a Ucrania como pa¨ªs candidato a la adhesi¨®n. ?Cu¨¢les son las reformas sociales m¨¢s urgentes que debe emprender Ucrania?
No soy una pol¨ªtica. En mi puesto no debo opinar sobre ciertas cosas. Mi trabajo se centra en el ¨¢mbito de lo social, al margen del Gobierno. Pero Ucrania ya lleva tiempo acerc¨¢ndose a la Uni¨®n Europea. Estamos a las puertas desde hace bastante tiempo. Y en eso somos diferentes de Rusia, donde hace unos a?os fue despenalizada la violencia familiar. Rusia est¨¢ totalmente fuera del mundo civilizado. En Ucrania, el ser humano est¨¢ en el centro de las pol¨ªticas sociales. Estoy luchando por impulsar programas de igualdad de g¨¦nero, contra la violencia familiar, los derechos de la mujer. Todo eso est¨¢ en proceso.
Hay j¨®venes ucranios LGTBI luchando en esta guerra contra un r¨¦gimen hom¨®fobo como el de Putin. Pero en este pa¨ªs no hay ni matrimonio homosexual ni uniones civiles y aumentan las agresiones a miembros del colectivo. ?Qu¨¦ medidas son necesarias para avanzar en sus derechos?
En Ucrania hay bastante tolerancia y libertad de expresi¨®n, un nivel much¨ªsimo m¨¢s alto que en nuestros pa¨ªses vecinos. Pero tal vez los cambios pol¨ªticos llegar¨¢n cuando la sociedad est¨¦ m¨¢s preparada a aceptarlos. Estamos en proceso de desarrollo, y todos esos derechos humanos tambi¨¦n est¨¢n desarroll¨¢ndose.
La guerra tambi¨¦n ha impactado en el debate ling¨¹¨ªstico. Muchos ucranios de habla rusa han reaccionado a las bombas de Putin cambiando al ucranio. Usted misma y su marido proceden de una ciudad de habla mayoritaria rusa. Pero algunas personas alertan de la p¨¦rdida cultural que supone el paulatino abandono del ruso. ?Hacia qu¨¦ modelo debe ir Ucrania?
En la ciudad donde nos educamos se hablaba ruso, pero en los pueblos de alrededor se usaba el ucranio. Termin¨¦ la escuela en ruso, pero al entrar en la universidad en 1995 ya recib¨ª las clases en ucranio. No vivimos una transformaci¨®n abrupta, porque somos un pa¨ªs independiente desde 1991. Son m¨¢s de 30 a?os de transformaci¨®n. Un pa¨ªs, un Estado, tiene su escudo y tambi¨¦n su lengua. Y aqu¨ª es el ucranio. Puedes hablar cualquier idioma en la familia, pero todos los ucranios entienden y pueden hablar ucranio. Ahora algunos lo hacen como forma de protesta. Como siempre, Rusia ha conseguido el resultado opuesto al que buscaba: intentando rusificarnos, nos ha ucranizado. A veces la gente dice que cambiar es muy dif¨ªcil para las personas mayores. Pero mi madre, que tiene 70 a?os y siempre ha hablado en ruso, empieza a usar en casa el ucranio.
?El objetivo entonces es caminar hacia un pa¨ªs monoling¨¹e?
En un Estado como Ucrania hay una lengua, que es el ucranio. Todos los dem¨¢s idiomas tienen derecho a ser usados. Es tu opci¨®n. Tambi¨¦n hay millones de ucranios viviendo en Rusia, y jam¨¢s ha habido un colegio ucranio all¨ª. Cuando un colegio ruso en Ucrania se pasaba al ucranio, en Rusia protestaban diciendo que era una discriminaci¨®n. Pero si luchas por algo, tienes que ser sim¨¦trico. Un ruso vale tanto en Ucrania como un ucranio en Rusia.
La comunidad internacional ha reaccionado a la guerra abriendo sus puertas a los refugiados y con ayudas econ¨®micas. Pero en Ucrania se quejan de la lentitud en la llegada de armas.
No voy a pedir armas, no es mi campo de batalla [risas]. Esperamos esa ayuda y esa asistencia, y agradecemos todo lo que recibimos. Nos agrada saber que el mundo ve que nuestra lucha es justa. Quiero agradecer todo el acompa?amiento de estos meses tan horribles. Ninguna guerra es de los otros. Te puede pasar a ti.
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