No son tontos
Son gente que no se siente defendida por el sistema, que se considera maltratada y ninguneada, y que est¨¢ asustada y furiosa | Columna de Rosa Montero
La democracia, que, pese a sus fallos evidentes, sigue siendo para m¨ª no solo el mejor sistema pol¨ªtico, sino el ¨²nico posible, tiende a mitificar la opini¨®n de la mayor¨ªa. Y s¨ª, es verdad que tomar una decisi¨®n de forma mayoritaria tiene una legitimidad indudable. Pero esto no impide que los colectivos puedan equivocarse, que los pueblos la pifien al un¨ªsono, que las sociedades se suiciden de la mano, plenamente seducidas por el error. Aparte de ese viejo chiste de los d¨ªpteros (mil millones de moscas no pueden equivocarse: coma mierda), la historia ha demostrado repetidas veces la existencia de los disparates multitudinarios. El m¨¢s citado siempre es el de Hitler, que triunf¨® despu¨¦s de que su partido, el NSDAP, fuera el m¨¢s votado, aunque no lleg¨® al poder por los votos, sino tras varias carambolas pol¨ªticas. Hay otros ejemplos m¨¢s cercanos y por fortuna no tan tr¨¢gicos (?por ahora?) del posible desparrame mental de las mayor¨ªas, como es el caso Trump, a ratos hilarante, pero en realidad espeluznante.
Ahora bien, que en ocasiones las mayor¨ªas se equivoquen clamorosamente no indica que esos votantes sean unos necios. Estoy harta de escuchar ese viejo dicho de la izquierda: ¡°Hace falta ser imb¨¦cil para ser obrero y votar a un partido de derechas¡±. Vale, estupendo, muy bien, izquierda autocomplaciente y egoc¨¦ntrica, izquierda cimentada en ideolog¨ªas fosilizadas y no en las ideas, izquierda atomizada en la que cada grup¨²sculo se siente el no va m¨¢s de la pureza progresista, sigamos pensando que quienes no nos votan son simplemente est¨²pidos, ?para qu¨¦ molestarse en escuchar a un tonto? Sigamos regocij¨¢ndonos en lo estupendos que somos, que as¨ª nos va.
Ya escrib¨ª un art¨ªculo diciendo esto mismo cuando Trump gan¨® las elecciones, para pasmo y desaliento general. ¡°Estados Unidos es un pa¨ªs de descerebrados¡±, o¨ª comentar a mansalva por entonces. Y dale con lo de desautorizar de un plumazo al oponente convirti¨¦ndolo en un necio sin remisi¨®n. ?Es tambi¨¦n la Italia que ha votado a Meloni otro pa¨ªs de mostrencos? En la subida de estos populismos extremistas y neofascistas que se basan en el odio hay una demanda social, un grito que deber¨ªamos pararnos a escuchar.
Sucedi¨® lo mismo en la Rep¨²blica de Weimar. Cuando el NSDAP, el partido de Hitler, se present¨® a las elecciones en 1928, s¨®lo sac¨® un 2,6% de los votos, un resultado lastimoso, porque adem¨¢s en anteriores votaciones hab¨ªa llegado a obtener hasta un 6%. As¨ª que era un partido muy peque?o y cayendo. Sin embargo, en 1929, tan solo un a?o m¨¢s tarde, hubo nuevas elecciones, y ah¨ª lograron un 18% y se convirtieron en el segundo partido m¨¢s votado. En 1932 ser¨ªan el primero, con un 37% de papeletas que abrieron la puerta del infierno, pero lo crucial fue ese cambio de tendencia: ?qu¨¦ hab¨ªa pasado en esos pocos meses para saltar hasta el 18%? Pues el crash del 29, que empobreci¨® de manera atroz a la sociedad, como cuenta muy bien Arthur R. G. Solmssen en su novela Una princesa en Berl¨ªn: la inflaci¨®n en Alemania lleg¨® a ser tan brutal que los salarios se pagaban todos los d¨ªas para que la gente pudiera comprar la comida, y los bancos te comunicaban que los ahorros de toda tu vida se hab¨ªan volatilizado con cartas cuyos sellos val¨ªan m¨¢s que el dinero de tu cuenta. La clase media empobreci¨® y los obreros se hicieron paup¨¦rrimos, y mientras tanto los ricos que hab¨ªan causado la crisis segu¨ªan m¨¢s ricos que nunca.
?Les suena? Tambi¨¦n esta ola actual neopopulista y neofascista se origina en la crisis de 2008 y en su falso cierre, que ha empobrecido a un 25% de la poblaci¨®n mundial, mientras que los ricos se han enriquecido m¨¢s que antes. No, no eran tontos los que votaban a Hitler, ni los que votan a Trump o a Meloni. Eran y son gente que no se siente defendida por el sistema democr¨¢tico, que se considera maltratada y ninguneada, y que est¨¢ asustada y furiosa. Y son gente que, por desgracia (y eso forma parte de su leg¨ªtima demanda y de su furia), suele tener menos informaci¨®n y menos formaci¨®n, por eso es m¨¢s f¨¢cil confundirlos, por eso se dejan embelesar por la falsa pureza de los manipuladores neopopulistas. Por eso y porque la izquierda tampoco los escucha de verdad, tampoco les habla. Hay que refundar la democracia o acabaremos muy mal.
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