As¨ª es Casa Cruz, el restaurante m¨¢s caro de Nueva York: 475.000 euros para comer entre ¡®warhols¡¯ y ¡®boteros¡¯
Es el nuevo sitio de moda en Manhattan. Cuenta con un club privado cuyos socios han pagado una fortuna para poder almorzar o cenar entre obras de arte de David Hockney o Keith Haring. Conversamos con su fundador, Juan Santa Cruz.
Los precios de la carta de Casa Cruz son razonablemente econ¨®micos si se tiene en cuenta que se trata del nuevo sitio de moda en uno de los barrios m¨¢s elitistas de una de las ciudades m¨¢s caras del mundo. La pica?a de ternera wagyu a la parrilla acompa?ada con zanahorias asadas y batata al carb¨®n cuesta 82 d¨®lares (78 euros), mientras que la chuleta de ternera a la plancha con patatas ronda los 81 d¨®lares (77 euros). Pero la cuenta asciende estratosf¨¦ricamente si se quiere degustar los platos del chef Bill Brasile en uno de los comedores privados de Casa Cruz, a medio camino entre un restaurante y un club. Sus 99 socios han pagado entre 240.000 y 475.000 euros por una membres¨ªa que les da acceso a almorzar o cenar en los reservados, decorados con obras de Andy Warhol, David ?Hockney, ?Keith Haring y Fernando Botero.
Los millonarios neoyorquinos llevan 20 a?os fascinados con este tipo de clubes. Desde la apertura de Soho House, en 2003, no dejan de proliferar estos locales que prometen exclusividad e intimidad. Est¨¢n The Core Club y The Aman, en el Midtown; Neue House, en Greenwich Village; Zero Bond, en NoHo; Casa Cipriani, en el Lower Manhattan, y Fasano, en la Quinta Avenida. La mayor¨ªa de ellos cobra entre 3.800 y 4.800 euros en cuotas anuales, pero Casa Cruz es diferente. T¨¦cnicamente no es un club, sino un restaurante de cocina sudamericana y mediterr¨¢nea ¡ª¡±entre la Pampa argentina y Positano¡±, lo defini¨® The Wall Street Journal¡ª con un centenar de socios que han pagado entre un cuarto y medio mill¨®n de euros para sentirse amos y se?ores en una centenaria mansi¨®n de seis plantas en el Upper East Side. El comedor, el bar y las salas de reuni¨®n de las zonas vip son embriagadoramente glamurosos. Algunos salones est¨¢n recubiertos en paneles de cerezo brasile?o y detalles de cobre, otros est¨¢n tapizados en pana verde. Hay chimeneas de m¨¢rmol y cortinas estilo chinoiserie. Los camareros llevan uniformes creados por la dise?adora neozelandesa Emilia ?Wickstead, una de las favoritas de Kate Middleton.
Steve Cuozzo, columnista del New York Post, ha calificado estos locales reservados para unos pocos privilegiados como ¡°un c¨¢ncer en la ciudad¡±. ?Necesitan los ricos de Nueva York m¨¢s clubes? Seg¨²n Juan Santa Cruz (Santiago de Chile, 51 a?os), fundador de Casa Cruz, la respuesta es s¨ª. ¡°La pandemia ha tenido que ver en esto. Hay personas que se han dado cuenta de que quieren estar con otras como ellos¡±, dice en conversaci¨®n con El Pa¨ªs Semanal. ¡°Mi club es peque?o, solo para 99 miembros y sus familias. Pero todos ellos son muy interesantes¡±, a?ade, sin querer dar nombres (a la inauguraci¨®n asistieron integrantes de dinast¨ªas como Guinness, Santo Domingo y Niarchos). No hay dinero en el mundo para convertirse en el socio n¨²mero 100. ¡°No admitimos a nadie m¨¢s, ya no hay cupos¡±, apunta el hostelero, que insiste en que el restaurante principal, para 66 comensales, est¨¢ abierto al p¨²blico, suponiendo que se pueda conseguir una reserva (hay lista de espera).
Juan Santa Cruz parece entender perfectamente qu¨¦ quieren los ricos. Quiz¨¢ porque se ha criado entre ellos. Su padre era un terrateniente chileno, su bisabuelo y su t¨ªo abuelo fueron embajadores en el Reino Unido, y su t¨ªa Luc¨ªa Santa Cruz era amiga del actual rey Carlos III. ¡°Estudi¨¦ Finanzas y Econom¨ªa en Boston. En 1995, cuando me gradu¨¦, me mud¨¦ a Nueva York y trabaj¨¦ en Wall Street durante cinco a?os. Luego, en 2000, me mud¨¦ a Buenos Aires para trabajar en un fondo de inversi¨®n¡±, explica. En 2002, cuando estall¨® la crisis econ¨®mica en ese pa¨ªs, se tom¨® un a?o sab¨¢tico para pensar qu¨¦ quer¨ªa hacer con su vida. Ten¨ªa 29 a?os. ¡°Me dije a m¨ª mismo: ¡®?Por qu¨¦ no me invento un trabajo que no se sienta como un trabajo?¡¯. Me gustan los lugares bonitos, la gente interesante, la comida rica y los buenos vinos. Un restaurante tiene todo eso, as¨ª que decid¨ª dedicarme a la restauraci¨®n¡±, recuerda.
En 2004 abri¨® el primer Casa Cruz en Buenos Aires. Una d¨¦cada despu¨¦s, en 2015, inaugur¨® la versi¨®n inglesa en un edificio victoriano en Notting Hill, en Londres. Ahora es uno de los preferidos de estrellas como Elton John, Mick Jagger y el pr¨ªncipe Harry. ?Cu¨¢l es el secreto de su ¨¦xito? ¡°Ni idea. Supongo que la gente encuentra intimidad y se siente como en casa¡±, dice. En noviembre de 2020, en plena pandemia, la cantante brit¨¢nica Rita Ora se salt¨® las normas del confinamiento para celebrar su 30? cumplea?os en el restaurante.
Hace seis a?os, el empresario llev¨® su cocina al barrio neoyorquino de TriBeCa con un restaurante ef¨ªmero. El pop-up iba a estar abierto durante 16 noches, pero al final sirvi¨® cenas durante tres meses. ¡°Entonces todo el mundo me dijo que ten¨ªa que abrir un local en el Lower Manhattan. Pero me gusta llevar la contraria, as¨ª que empec¨¦ a mirar en el Uptown¡±, dice. Buscando propiedades en esa zona, se top¨® con una mansi¨®n en la calle 61, entre Park Avenue y Madison, un palacete de estilo Beaux Arts de comienzos del siglo XX dise?ado por el famoso arquitecto C. P. H. Gilbert.
Santa Cruz y su socia, Charlotte Santo Domingo, hija del duque de Wellington, se encargaron de elegir cada detalle del restaurante: el interiorismo, la iluminaci¨®n, las vajillas, la manteler¨ªa. ¡°Incluso elegimos la m¨²sica y los olores¡±, apunta. Tardaron cinco a?os en ver su sue?o hecho realidad. ¡°Nos pill¨® la pandemia y las obras se demoraron. Mientras trabaj¨¢bamos en el proyecto, yo ve¨ªa c¨®mo los neoyorquinos abandonaban la ciudad huyendo de la covid. Llegu¨¦ a pensar: ¡®No va a volver nadie¡¯. Pero los neoyorquinos de verdad han vuelto¡±. La inauguraci¨®n, en septiembre pasado, fue un ¨¦xito. Vogue nombr¨® a Casa Cruz como ¡°el nuevo restaurante m¨¢s glamuroso¡± de la ciudad.
¡°Nueva York est¨¢ en permanente cambio, pero siempre es la misma. Sigue siendo la ciudad m¨¢s importante en el pa¨ªs m¨¢s importante del mundo¡±, concluye Santa Cruz. ¡°Un empresario muy importante me lo advirti¨® hace poco: ¡®Nunca apuestes contra Nueva York porque Nueva York siempre gana¡±.
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