El parque flotante que un billonario quiere construir frente a los muelles de Manhattan
El multimillonario Barry Diller ve cumplido su sue?o de erigir un inmenso parque flotante frente a los muelles de Manhattan
A finales de 2018, tras siete a?os de trabas administrativas y disputas legales, se puso en marcha una de las propuestas urban¨ªsticas m¨¢s audaces jam¨¢s vistas en Manhattan, donde nunca han escaseado los proyectos visionarios. Aun as¨ª, lo cierto es que no hay nada con lo que se pueda comparar la Isla de Diller, un parque flotante situado a la altura del Pier 55, frente a la High Line, en pleno Meatpacking District. Su inau?guraci¨®n est¨¢ prevista para la primavera de 2021. Concebida como jard¨ªn urbano a la vez que enclave cultural, en ella se erigir¨¢n tres estructuras arquitect¨®nicas, una de ellas un anfiteatro con capacidad para 700 espectadores en el que se celebrar¨¢n actuaciones musicales, espect¨¢culos de danza y representaciones teatrales. Adem¨¢s, la isla acoger¨¢ exposiciones de artes pl¨¢sticas.
La idea originaria es de 2011, cuando el billonario Barry Diller, magnate de la industria del entretenimiento, y su esposa, Diane von Furstenberg, la c¨¦lebre dise?adora de moda, anunciaron su futurista proyecto como un regalo a la ciudad de Nueva York. El presupuesto inicial era de 35 millones de d¨®lares (30,7 millones de euros), pero con las complicaciones burocr¨¢ticas, junto a circunstancias como la extraordinaria complejidad del dise?o, la oposici¨®n de las inmobiliarias involucradas en la planificaci¨®n del lim¨ªtrofe parque del Hudson y las protestas de grupos ecologistas que consideraban que la isla artificial supon¨ªa una amenaza para el ecosistema del r¨ªo, la cifra ascendi¨® a 250 millones (219,5 millones de euros). Ante la cerrada hostilidad que despertaba su proyecto, Diller acab¨® por tirar la toalla. Comprendiendo la inmensidad de la p¨¦rdida, el gobernador del Estado, Mario Cuomo?(ya fallecido), decidi¨® intervenir, ofreciendo garant¨ªas tanto a los ecologistas como a las inmobiliarias. Ac¨¦rrimo rival suyo, el alcalde Bill de Blasio se sum¨® por separado a la iniciativa. En diciembre, por fin, se dio comienzo a la visionaria construcci¨®n. Diller le encarg¨® el proyecto al prestigioso dise?ador brit¨¢nico Thomas Heatherwick.
La Isla de Diller tendr¨¢ como base una plataforma ondulada de 10.000 metros cuadrados y se sustentar¨¢ sobre un total de 132 soportes en forma de copas de champ¨¢n a modo de jardineras que parecen brotar del Hudson. Dos puentes peatonales unir¨¢n la isla con el paseo que recorre la orilla del r¨ªo. La sensaci¨®n es la de un paraje m¨¢gicamente surgido de las aguas que se sostiene en equilibrio inestable sobre un lecho irregular de tulipanes. Cada uno de los pilares es dise?ado individualmente en su propio molde de espuma de cemento. Una vez acabado, es trasladado por carretera desde la localidad de Eaton, al norte de Albany, la capital del Estado, hasta la terminal marina del puerto de Coeymans, a orillas del Hudson, donde los tallos se ensamblan a seis p¨¦talos de cemento de menos densidad. Los gigantescos tulipanes son luego transportados en barcaza hasta Manhattan. Su altura media ronda los 10 metros, y su peso, las 90 toneladas.
Si hay algo que resulta imposible conseguir es que el alcalde y el gobernador de Nueva York se pongan de acuerdo, y aunque lo hicieron sin intercambiar una palabra, en una rueda de prensa, Barry Diller, que ha contribuido a financiar las campa?as de ambos, manifest¨® con satisfacci¨®n que su proyecto es lo ¨²nico que parece haberlo logrado.
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