Susan Mailer: ¡°Ya no siento la sombra de mi padre persigui¨¦ndome¡±
La ajetreada forma de vida del escritor Norman Mailer marc¨® la biograf¨ªa de su familia. La mayor de sus nueve hijos relata en un libro c¨®mo fue la relaci¨®n con el gran escritor neoyorkino
¡°No puedo ser el padre que quieres que sea. Mi mente est¨¢ capturada por mis ideas y por la necesidad de escribirlas¡±. El escritor neoyorquino Norman Mailer, una de las voces literarias imprescindibles del siglo XX, se lo dijo muchas veces a Susan, la mayor de los nueve hijos que tuvo con sus seis esposas. La primog¨¦nita, psicoanalista radicada en Chile desde los ochenta, comenz¨® a comprender el trasfondo de estas palabras en 2014, cuando su padre llevaba siete a?os muerto, y decidi¨® escribir un libro sobre su relaci¨®n: En otro lugar (Lumen). Fue un viaje liberador. No se trata de un ejercicio predecible de saldar deudas con el padre, sino de un viaje complejo de luces y sombras, del retrato ¨ªntimo de un hombre p¨²blico a cuyos lanzamientos de libros llegaban John Lennon con Yoko Ono, Woody Allen o los Kennedy (era ¨ªntimo amigo de Jackie). De una hija que trata de estar a la altura. Incluso de un testimonio del amor profundo, de reconciliaci¨®n. De falta de sentido de pertenencia y de una mujer entre dos fuerzas ¡ªla de la madre y la del padre¡ª que termina de encontrar su identidad solo cuando el progenitor ha muerto.
¡°Nunca habr¨ªa escrito este libro estando ¨¦l vivo. Hubiera sido como ser hija de Charles Chaplin y querer ser comediante¡±, dice Susan Mailer Silverman, de 73 a?os, en el comedor de su departamento de Santiago de Chile una tarde calurosa de verano, poco antes de Navidad (fiesta que no celebra por su tradici¨®n jud¨ªa). Vive aqu¨ª junto a su esposo, Marco Colodro, economista y empresario chileno. Tienen tres hijos y cuatro nietos.
De profundos ojos claros, como el padre, Susan fue la ¨²nica hija de Norman Mailer y Beatrice Silverman, ¡°una mujer nacida en Boston, feminista antes del movimiento feminista, defensora del amor libre y del uso de los anticonceptivos, contraria absoluta a la discriminaci¨®n racial¡±, que de mayor estudi¨® Medicina. Era pianista y cursaba Psicolog¨ªa cuando conoci¨® a Norman, que combinaba los estudios de Ingenier¨ªa Aeron¨¢utica con la literatura. En 1943 se casaron en secreto y al poco tiempo ¨¦l, de 20 a?os, recibi¨® la orden de ingresar a las Fuerzas Armadas: ¡°El Ej¨¦rcito fue la peor experiencia de mi vida y tambi¨¦n la m¨¢s importante¡±, dec¨ªa Mailer, seg¨²n el libro de su hija. Destinado primero a Filipinas y luego a Jap¨®n, durante tres a?os escribi¨® a su esposa casi a diario y ella guardaba las cartas. Fue el material para la primera novela de Mailer, Los desnudos y los muertos, que public¨® en 1948. Considerado uno de los mejores libros sobre la II Guerra Mundial, signific¨® su salto a la primera l¨ªnea de la literatura. Ten¨ªa 25 a?os y debutaba su personaje m¨¢s controversial, ¨¦l mismo.
Susan naci¨® en 1949, aunque el matrimonio se rompi¨® pronto, y cuando a¨²n no hab¨ªa cumplido los dos a?os, Mailer ya ten¨ªa una nueva relaci¨®n con la que ser¨ªa su segunda esposa, Adele Morales. Fue cuando comenz¨® el destierro frecuente para la ni?a: entre el padre que resid¨ªa en Nueva York y la madre que se traslad¨® a Ciudad de M¨¦xico, el pa¨ªs de su nuevo esposo. Un padre y una madre que manten¨ªan una relaci¨®n amistosa ¡ªse visitaban con sus nuevas parejas¡ª, pero que pronto comenzaron a llevarse mal.
¡°Es la raz¨®n del t¨ªtulo de mi libro. Cuando era ni?a y estaba con mi padre, me olvidaba del espa?ol, de mi mam¨¢ y de M¨¦xico, y cuando estaba en M¨¦xico, era el ingl¨¦s y mi padre al que borraba. Ya mayor, esto se transform¨® en un estar emocional y geogr¨¢ficamente en otro lugar, un lugar diferente al que habitaba¡±, relata Susan Mailer en Santiago de Chile, donde ha hecho carrera como psicoanalista especializada en la relaci¨®n de la mente con el cuerpo. Habla en perfecto castellano con acento mexicano, aunque no pasa inadvertido su tono anglosaj¨®n.
Mailer era un gozador de la vida y de sus excesos, lo que combin¨® con una trayectoria profesional prol¨ªfica, con textos alabados en todo el mundo como El combate, la magistral cr¨®nica sobre la pelea Ali-Foreman en Zaire en 1975. No hab¨ªa noche en que no tuviera fiesta, con mucho alcohol y, por ¨¦pocas, mucha droga. Convertido en un cl¨¢sico del periodismo y la literatura siendo muy joven, era uno de los infaltables de la vida social de Nueva York. ¡°Mejor morir como un demonio en el fuego que como un ¨¢ngel en las alas¡±, lleg¨® a escribir Mailer, que pod¨ªa terminar una juega a golpes o morderle la oreja a un actor en medio de un rodaje, como sucedi¨® en la filmaci¨®n de la pel¨ªcula que escribi¨® y dirigi¨® en 1968, Maidstone. Como muchos de los escritores de su generaci¨®n, su referente en lo profesional y humano era Ernest Hemingway ¡ª¡±las ballenas blancas macho alfa, se les dice en Estados Unidos¡±, explica su hija¡ª, que mostraba hombr¨ªa con la rudeza, el alcohol, las peleas y las mujeres.
Mailer pasaba cada a?o temporadas largas en M¨¦xico por su primog¨¦nita, que en su libro En otro lugar detalla con una prosa realista y angustiante las visitas de ambos a las plazas de toros. La sangre, el dolor del animal, el miedo, las escenas violentas. En su libro, Susan describe en paralelo episodios luminosos, como los viajes por tierra desde M¨¦xico a Nueva York, los moteles con piscina. Luego, en Estados Unidos, el dolor de las separaciones: a Susan la dejaba en la casa de la abuela paterna, Fanny, porque Mailer ten¨ªa una vida poco compatible con una ni?a peque?a.
De adulta conoci¨® episodios de esta ¨¦poca en el piso del Lower East Side, al principio de la Primera Avenida. La ni?a no cumpl¨ªa los cinco a?os cuando Norman y Adele sal¨ªan a una fiesta y Susi ¡ªcomo la llamaba ¨¦l¡ª no se dorm¨ªa. Para solucionarlo, el padre cort¨® la punta de una pastilla, se la hizo tomar y la dejaron sola en casa. Al otro d¨ªa, la criatura no despertaba. Parec¨ªa una mu?eca de trapo.
Cuando Susan ten¨ªa 11 a?os ocurri¨® lo que marc¨® definitivamente a la familia: el escritor apu?al¨® a Adele, madre de su segunda y tercera hijas. No la mat¨®, ella no lo denunci¨® y Mailer fue procesado por cargos de agresi¨®n grave, pero recibi¨® la libertad condicional. ¡°Cuando alguien mencionaba su nombre, la reflexi¨®n siempre era: ?es el que acuchill¨® a su esposa? Y la segunda pregunta: ?ella era tu madre?¡±, rememora Susan. ¡°Para escribir el libro tuve que explorar lo que hab¨ªa significado este hecho. Fue un terremoto para la familia y estuvimos recogiendo los pedacitos del se¨ªsmo hasta su muerte¡±. Fueron las p¨¢ginas que le dieron mayor trabajo escribir.
En su adolescencia y juventud, Susan tuvo que hacer malabarismos. Siempre entre M¨¦xico y Estados Unidos. El argumento se repiti¨® varias veces: aparec¨ªa una nueva mujer con la que reemplazaba a la anterior y con la que ten¨ªa hijos. La familia completa deb¨ªa acostumbrarse otra vez a los llantos de beb¨¦s y a las madres con depresi¨®n.
Pod¨ªa ser duro con sus hijos: ¡°La violencia estaba a flor de piel. Nunca me peg¨® ni era de decirnos groser¨ªas. Pero siempre nos estaba marcando el paso. Era autoritario y nos desafiaba en todos los sentidos¡±, describe Susan. Un padre ausente y, a la vez, presente por momentos, relata su hija. Pese a su dedicaci¨®n al trabajo ¡ª¡±siempre estaba escribiendo¡±¡ª, procuraba tomarse un mes de descanso junto a su extensa familia. Pod¨ªa convertirse en un padre comprensivo, como sucedi¨® cuando Susan tuvo un embarazo adolescente a los 17 a?os, que no lleg¨® a t¨¦rmino. Exigente en lo intelectual y en la buena presencia f¨ªsica, nunca se estaba verdaderamente a la altura para participar de las glamurosas cenas de Nueva York, aunque Susan s¨ª lo acompa?¨® en la segunda de sus dos campa?as fallidas a alcalde de Nueva York. Las noches con Truman Capote, Dorothy Parker¡ ¡°Era tan brillante que todo alrededor palidec¨ªa. Entrabas a un lugar con ¨¦l y la gente te hac¨ªa a un lado para saludarlo¡±, relata la hija mayor de Mailer, cuya ¨²ltima madrastra, Norris Church, ten¨ªa su misma edad.
¡°Necesitaba al padre y toleraba al escritor¡±, pero ¡°apenas soportaba al personaje provocador¡±, escribe. Lo cuenta a prop¨®sito de lo que ocurri¨® en 1971, en plena segunda ola del feminismo, cuando su padre fue invitado como moderador en el evento Di¨¢logo sobre la liberaci¨®n femenina. Las panelistas eran cuatro feministas radicales y en el p¨²blico hab¨ªa gente como Susan Sontag. Mailer era el s¨ªmbolo del machismo. Dec¨ªa frases como ¡°no odio a las mujeres, pero creo que deber¨ªan ser guardadas en una jaula¡±. Esa noche provoc¨® tanto que recibi¨® como respuesta una masacre p¨²blica, con insultos y groser¨ªas. ¡°Fue espectacularmente violenta¡±, recuerda Susan, joven feminista sentada en primera fila.
¡°Disfrutaba de la pelea y la confrontaci¨®n, y le gustaba ser el centro de atenci¨®n¡±, entendi¨® con el tiempo Susan Mailer, que con 26 a?os conoci¨® en M¨¦xico a Colodro, un exiliado chileno, opositor del r¨¦gimen de Pinochet. Fue el comienzo de un nuevo ciclo. Decidi¨® abandonar la fantas¨ªa de las vidas excepcionales y mudarse con su esposo a Chile, que en esos a?os era un pa¨ªs no solo lejano, sino atrasado, oscuro y bajo dictadura. ¡°Me di cuenta de que no era necesario ser famosa para ser vista¡±, relata en su libro sobre su dif¨ªcil inserci¨®n en el pa¨ªs, donde ha tenido una gran carrera, pero sin mayor exposici¨®n p¨²blica. ¡°?Eres hija de Norman Mailer y tienes una vida tan normal?¡±, suele preguntarle con asombro la gente. Su padre viaj¨® en dos ocasiones a Chile a verla, mientras ella todos los a?os lo visit¨® en Estados Unidos, hasta su muerte en 2007.
Susan participar¨¢ en Nueva York en algunas de las actividades que se realizar¨¢n para conmemorar los 100 a?os del nacimiento de su padre, el 31 de enero. Tiene una intensa agenda de promoci¨®n de sus memorias, que primero escribi¨® en ingl¨¦s y luego tradujo al espa?ol. ¡°Me liber¨¦ de mi pap¨¢ al escribir. Ya no siento la sombra de ¨¦l persigui¨¦ndome. No estoy pensando si aprobar¨ªa o no lo que hago. La sombra del padre se fue y apareci¨® el amor del padre, al que hoy echo mucho de menos¡±, reflexiona. En estos d¨ªas trabaja en su primera novela de ficci¨®n.
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