En busca de mi abuelo: un viaje a trav¨¦s del tiempo para recuperar la memoria familiar

Desde bien peque?o sent¨ª su presencia, de ¨¦l se hablaba en pasado, en presente y, lo m¨¢s extra?o, en futuro. Se llamaba Manuel Burgos Monsalvez. Con estas palabras inicio mi libro Di¨¢logos con mi abuelo, un texto que es a la vez una investigaci¨®n hist¨®rica y familiar. Un retrato de ¨¦l, vestido de militar, presid¨ªa la pared de la peque?a sala en la que pas¨¦ mi infancia. Aquel retrato un d¨ªa se guard¨®, pero nunca se olvid¨®. Pas¨¦ 15 a?os de investigaci¨®n, donde cada descubrimiento en torno a su vida significaba un acercamiento m¨¢s a ¨¦l. Partida de nacimiento, diferentes empadronamientos, certificado de boda, hoja de servicio militar en la que se reflejan los 20 a?os que dedica a su labor y carrera militar como infante de marina y, c¨®mo no, la esperp¨¦ntica causa por la que se le juzga y se le acusa de ¡°adhesi¨®n a la rebeli¨®n¡±. Por esta raz¨®n se le condena a 30 a?os de prisi¨®n (cadena perpetua), a cumplir a 1.700 kil¨®metros de su casa y de su familia, y se le arrebata el derecho a su retiro y honorarios como oficial de la Armada. Dejan a su mujer y a sus dos hijas en el m¨¢s absoluto abandono.

En definitiva, una muerte anunciada, que le llega al mes y medio de ser trasladado a la prisi¨®n de Barranco Seco, en Las Palmas de Gran Canaria. Mi familia solo supo de su muerte por un telegrama de sus compa?eros de presidio. La localizaci¨®n de sus restos fue un misterio hasta 79 a?os despu¨¦s de muerto. Hasta que yo me reencontr¨¦ con ¨¦l en el cementerio de Vegueta, en la fosa com¨²n n¨²mero 2. Ya tan solo me quedaba un deseo: poder compartir juntos esos caminos que en vida transit¨®, como si de un d¨¦j¨¤ vu se tratara. Es el momento de vivir lo que un d¨ªa nos robaron. Es con este acto con el que me libero de todos esos fantasmas que durante a?os me han tenido atado. Una catarsis deseada y necesaria. Quedo en paz conmigo mismo y mi familia.