Alcaraz y la generaci¨®n sin miedo
El murciano lidera una camada de nuevos tenistas que aspira a dominar el circuito como lo hicieron Nadal, Federer y Djokovic
El tenis vive de la polarizaci¨®n: o sufres con un jugador o empatizas con el rival. Contemplas cada punto envuelto en la pasi¨®n de que la bola del tuyo supere al rival. Y si, adem¨¢s, ese jugador habla tu idioma, es de tu pa¨ªs, y cuenta tus mismos chistes (¡°?c¨®mo est¨¢n los m¨¢quinas?¡±), la complicidad se convierte en simbiosis. Todos nos hemos transmutado alguna vez en Rafa Nadal. Y ahora estamos empezando a convertirnos en Carlos Alcaraz.
Que un pa¨ªs como Espa?a est¨¦ enlazando dos jugadores de este tremendo potencial es algo ¨²nico, ins¨®lito, extraordinario. Es como si Maradona hubiese coincidido en sus ¨²ltimos partidos con un joven Messi. Para ponerlo en perspectiva, Estados Unidos, con todo su potencial, lleva 20 a?os (desde Roddick en el Open de EE UU de 2003) sin que uno de los suyos gane un Grand Slam masculino. ?A alguien se le ocurre mejor guion para este pr¨®ximo Roland Garros (territorio Nadal, 14 victorias desde 2005)?
Carlos Alcaraz es un fen¨®meno. No lo duden. ¡°Un jugador as¨ª s¨®lo aparece cada 10 a?os¡±, dice de ¨¦l John McEnroe. Es el n¨²mero uno m¨¢s joven de la historia, dato objetivo, pero es que su despliegue de virtudes en la pista es brutal: din¨¢mico, creativo, atl¨¦tico, explosivo, h¨¢bil con las manos, r¨¢pido con los pies, potente cuando hay que serlo, sutil cuando quiere, inteligente en la t¨¢ctica y con car¨¢cter. Y, adem¨¢s, sonr¨ªe, se divierte y conecta con j¨®venes y mayores. En un intercambio puede escoger cinco soluciones distintas (resto largo, bola cruzada, paralelo, dejadita y volea), y eso enloquece a rivales criados en un tenis machac¨®n donde se busca abrir huecos trabajando los espacios con bolas siempre iguales. Les rompe la cabeza.
Tiene raz¨®n su entrenador, Juan Carlos Ferrero, cuando dice que a Alcaraz no le favorece que le comparen con Nadal. Carlos es ¨²nico, y se parece m¨¢s a un compendio del Big Three: tiene la creatividad extraordinaria de Federer, el rev¨¦s y los desplazamientos de Djokovic, y el pundonor y la confianza de Nadal (aunque s¨®lo el tiempo dir¨¢ si cuenta con una mentalidad parecida). Tiene un potencial mayor que la versi¨®n de cada uno de ellos con 20 a?os.
Su alegr¨ªa y descaro en el juego a¨²n no han pasado la prueba de la exigencia continuada. Ah¨ª, el trabajo de su entorno (con Ferrero al frente, ganador en Roland Garros en 2003 y tambi¨¦n n¨²mero 1 en su d¨ªa; su padre, Carlos, y su familia, que saben muy bien lo que exige este deporte) va a tener un papel muy importante. Ser el n¨²mero uno te convierte en el objetivo a batir por todos los dem¨¢s. Y son muchos, y con talento. El desgaste de aspirar a llegar a la final cada semana es brutal. Hay que saber gestionar las fuerzas propias (y tambi¨¦n el calendario).
Ese es el reto inmediato al que se enfrenta. Ganar los partidos sin necesidad de sacar siempre a 220 kil¨®metros/hora. Preservar fuerzas, sabi¨¦ndose superior, para disponer de ellas cuando lleguen los partidos ag¨®nicos. Y vigilar el ¨²nico punto d¨¦bil que ha mostrado hasta ahora: demasiadas lesiones en un jugador tan joven. Un n¨²mero uno tiene que cuidar el cuerpo con descanso y buena nutrici¨®n (Carlos ya ha reconocido que no lo hizo bien despu¨¦s del Open de EE UU) y evitar jugar siempre en la cresta de la ola explosiva. Divertirse siempre que se pueda, pero apretar los pu?os cuando lleguen los d¨ªas torcidos o los rutinarios.
El Big Three se est¨¢ extinguiendo poco a poco y deja una huella descomunal en la historia del deporte. Ahora llega Alcaraz y la Generaci¨®n sin Miedo. La sombra de los gigantes ya no es tan poderosa. El italiano Jannik Sinner, el dan¨¦s Holger Rune, el canadiense Felix Auger-Aliassime, y alguno m¨¢s que anda escondido por ah¨ª, nos van a regalar horas y horas de espect¨¢culo electrizante, pasional y alegre. El tenis coge aire fresco para muchos a?os. Apri¨¦tense los cinturones, que vamos a disfrutar a lo grande.
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