Mam¨¢, quiero ser Sadio Man¨¦: Senegal, cantera futbol¨ªstica
El jugador del Bayern de M¨²nich inspira a miles de ni?os africanos. El bum de academias y los ojeadores internacionales han convertido Senegal en el epicentro de este sue?o. El negocio mueve millones y no faltan ni el enga?o ni la estafa
Con solo 15 a?os, Jean Chrisologue Bonang ya se ha marcado un objetivo en la vida. ¡°Quiero ser como Sadio Man¨¦, ¨¦l ten¨ªa mi edad cuando se fue del pueblo y ahora ha salvado a su familia de todas las dificultades¡±, asegura con una sonrisa. Nacido en Bignona, en el sur de Senegal, comparte apartamento con otros 13 j¨®venes futbolistas en Guediawaye, en el extrarradio de Dakar, todos ellos fichados por el club de esta ciudad con la esperanza de que un d¨ªa puedan triunfar en Europa. Entrenan, ven partidos, juegan un rato, vuelven a entrenar. Su vida gira en torno al f¨²tbol. Es el sue?o compartido por miles de ni?os africanos y es, a la vez, un floreciente negocio. Es la historia de unos pocos ¨¦xitos y de miles de fracasos.
El sol empieza a caer. La marea baja deja al descubierto kil¨®metros de arena mojada en la enorme playa que une Guediawaye con la capital. En un santiam¨¦n, una legi¨®n de j¨®venes ocupa todo el espacio disponible en improvisadas pachangas futboleras. El f¨²tbol, en ?frica, es omnipresente. Y los jugadores que triunfan en los clubes europeos, aut¨¦nticos h¨¦roes de carne y hueso, habitan en los anhelos de la chavaler¨ªa.
Para entender esta pasi¨®n hay que viajar a Bambali, un pueblo de unos 15.000 habitantes de la regi¨®n de ?Sedhiou, en el sur del pa¨ªs. En esta peque?a aglomeraci¨®n de casas situada junto al r¨ªo Casamance naci¨® hace 31 a?os un ni?o llamado Sadio Man¨¦ que aprovechaba cualquier distracci¨®n de sus padres para ir a dar patadas a un bal¨®n. Su ascenso a la gloria fue mete¨®rico. Tras triunfar en el Liverpool y conducir a su selecci¨®n a ser campeona de ?frica, hoy es una de las estrellas del Bayern de M¨²nich. Es el mejor jugador africano de los ¨²ltimos a?os.
En Bambali, su huella est¨¢ por todas partes. Financi¨® las nuevas aulas del instituto de secundaria, donde beca a los mejores estudiantes; construy¨® un centro de salud para evitar a sus vecinos largos y costosos desplazamientos; reform¨® la principal mezquita del pueblo, donde su t¨ªo ejerce como imam, y pag¨® la instalaci¨®n de una antena de telefon¨ªa y de una gasolinera. Cada a?o, durante el Ramad¨¢n, regala un saco de arroz y unos 75 euros a cada familia. Omar Diatta, funcionario municipal, fue su compa?ero de juegos. ¡°Nos ha hecho comprender que el f¨²tbol no es solo diversi¨®n¡±, asegura. ¡°Estamos tan orgullosos de ¨¦l. Lo que ha hecho por Bambali es enorme¡±, a?ade Mamadou Man¨¦, presidente de la asociaci¨®n de j¨®venes, ¡°es una referencia no solo por su talento, sino por su generosidad¡±. Cada vez que Sadio Man¨¦ juega un partido, los vecinos se concentran en torno a una pantalla gigante. ¡°Viene gente de todos lados, en las ocasiones importantes organizamos lecturas del Cor¨¢n para apoyarlo¡±, a?ade Man¨¦. En el frescor del porche con columnas de su casa reci¨¦n construida gracias a su sobrino, el imam Talib¨® Man¨¦, t¨ªo del futbolista, recuerda sus a?os de infancia. ¡°Era un ni?o amable, respetuoso con sus mayores. No ha cambiado desde entonces. Para nosotros es mucho m¨¢s que f¨²tbol, se empe?a en dar ejemplo moral¡±, comenta.
Pero aquel ni?o que jugaba bien al f¨²tbol podr¨ªa ser cualquiera de los cientos de miles de chavales que deambulan hoy por toda ?frica. Ten¨ªa talento, eso nadie lo duda, pero necesitaba una oportunidad. En lo alto de una des¨¦rtica colina pr¨®xima al lago Rosa, a una hora en coche de Dakar, hay un recinto de 18 hect¨¢reas que cuenta con dos campos de c¨¦sped natural, zona residencial, comedor, vestuarios, instituto de secundaria, oficinas y sala de musculaci¨®n. Es Generation Foot, la m¨¢s famosa academia de f¨²tbol de Senegal, de la que han salido los mejores jugadores del pa¨ªs en la ¨²ltima d¨¦cada, entre ellos un tal Sadio Man¨¦ cuya foto preside el sal¨®n de trofeos. Fue aqu¨ª donde tuvo su oportunidad.
El bum de las academias
Febrero de 2022. En un ambiente de euforia desatada, cientos de miles de personas se agolpan en las aceras de las calles de Dakar para ver pasar un autob¨²s. En su interior viajan los integrantes de la selecci¨®n nacional, que acaban de ganar la Copa de ?frica de Naciones por primera vez en su historia. Este fue solo el comienzo de un a?o hist¨®rico. En los siguientes 14 meses, Senegal se proclam¨® campe¨®n continental sub 23, sub 20 y sub 17, un ¨¦xito nunca alcanzado por otro pa¨ªs y que se explica en buena medida por el bum de academias privadas como Aspire, Diambars, Dakar Sacr¨¦-Coeur, Oslo FA, Darou Salam y, por supuesto, Generation Foot, que nutre a los equipos nacionales en todos sus niveles. En apenas una d¨¦cada se ha pasado de precarios campos de tierra, entrenadores con escasa formaci¨®n y j¨®venes mal alimentados a escuelas con profesionales al frente que cuentan con nutricionistas, preparadores e instalaciones de calidad.
Alpha Amadou Tour¨¦ es un adolescente de 16 a?os, espigado pero robusto. En 2019, un ojeador de Generation Foot lo vio jugar en Kaolack y le ofreci¨® venir a vivir a la academia. ¡°No me lo pens¨¦ demasiado, muy pocos tenemos esta oportunidad¡±, asegura el chico, que sue?a con llegar a la Premier League, el objetivo de muchos. El centro de formaci¨®n naci¨® en el a?o 2000 y cuenta en la actualidad con 120 j¨®venes, la mayor¨ªa de entre 12 y 18 a?os, que tienen todos los gastos cubiertos. Al frente de todo est¨¢ Mady Tour¨¦, un exjugador que inici¨® el proyecto con una mesa y dos balones. Hoy tiene un acuerdo con el FC Metz, un club franc¨¦s que financia la academia a cambio de tener derecho preferencial para fichar dos j¨®venes cada a?o.
¡°Formamos jugadores, pero tambi¨¦n personas. No es solo f¨²tbol, tambi¨¦n es disciplina y educaci¨®n. Nueve de cada 10 no llegan a Europa y hay que prepararlos para ese momento¡±, asegura Tour¨¦. En el instituto de secundaria que est¨¢ dentro de la academia, 80 ni?os aparcan las botas por unas horas para estudiar espa?ol, matem¨¢ticas, inform¨¢tica o literatura. Muchos chicos llegan a Generation Foot despu¨¦s de haber abandonado los estudios, para ellos se introdujeron clases de alfabetizaci¨®n. En los pr¨®ximos meses est¨¢ previsto abrir tambi¨¦n aulas de formaci¨®n profesional.
En paralelo al bum de las academias y a los ¨¦xitos de sus selecciones, Senegal ha visto la llegada de cientos de ojeadores y agentes internacionales. No es un fen¨®meno nuevo en el continente. Decenas de jugadores africanos han triunfado en Europa a lo largo de la historia, como el liberiano George Weah, el ¨²nico en ganar el prestigioso Bal¨®n de Oro; el camerun¨¦s Samuel Eto¡¯o, el maliense Yaya Tour¨¦ o el marfile?o Didier Drogba. Pero Senegal est¨¢ de moda. ¡°De Francia y B¨¦lgica siempre hubo, pero ahora todos los d¨ªas aparecen de Espa?a, Italia, Noruega, Suecia o Alemania. El inter¨¦s es creciente. Antes los chicos solo ten¨ªan f¨ªsico, pero ahora ha subido su nivel t¨¦cnico gracias a las mejores instalaciones y a los sistemas de entrenamiento, que han evolucionado¡±, asegura Ra¨²l Mart¨ªnez, un ojeador espa?ol que tras recorrer varios pa¨ªses africanos se estableci¨® en 2022 en Dakar.
Son las siete de la ma?ana. Los jugadores del juvenil Espoirs de Guediawaye comienzan un partido de entrenamiento. Hay que aprovechar que el sol no aprieta todav¨ªa y que el campo municipal, de c¨¦sped artificial, est¨¢ libre a esta hora. Ra¨²l Mart¨ªnez observa todo y sigue con especial atenci¨®n al espigado Yoro Diop, de 18 a?os, quien ha firmado un contrato por tres temporadas con el Rayo Majadahonda. ¡°Lo sigo desde hace meses, ha mejorado mucho este a?o. El gran desaf¨ªo ser¨¢ su adaptaci¨®n, todo ser¨¢ nuevo para ¨¦l, la ciudad, las comidas, los horarios, la disciplina. Los chicos tienen unas expectativas enormes, pero deben aprender a ser pacientes¡±, asegura Mart¨ªnez.
Familias humildes
La inmensa mayor¨ªa de los jugadores proceden de familias humildes y la firma de un contrato con un club europeo no solo les puede cambiar la vida a ellos, sino a todo su entorno. Las cantidades que va a percibir el chico oscilan desde el salario m¨ªnimo estipulado en cada pa¨ªs hasta decenas de miles de euros al a?o, m¨¢s el traspaso. ¡°Depende de muchos aspectos, de qu¨¦ equipo sea, de la duraci¨®n del contrato, del talento mostrado por el jugador¡±, asegura Mart¨ªnez. De la venta del joven, un m¨¢ximo del 10% va al agente o representante, seg¨²n las nuevas normas de la FIFA, quien a su vez paga al ojeador. Despu¨¦s est¨¢n los derechos o indemnizaci¨®n por formaci¨®n que se abona a los clubes o academias donde el jugador haya estado inscrito desde los 12 a?os. En el caso de Europa, oscilan entre 10.000 y 90.000 euros. En global, el negocio mueve millones.
Fran Casta?o, un enamorado del f¨²tbol que fue analista t¨¢ctico del CD Legan¨¦s, escogi¨® Ghana en lugar de Senegal. All¨ª abri¨® su propia academia en 2017. ¡°Una gran diferencia entre ?frica y otros lugares como Europa o Am¨¦rica Latina es que, salvo excepciones, los grandes clubes no suelen tener categor¨ªas inferiores. Entonces, los chicos juegan en equipos de barrio con muy pocos medios y sin estructuras profesionales que les ayuden a mejorar. Ah¨ª es donde surgen estas academias privadas¡±, asegura. En su centro hay unos 30 ni?os internos, de entre 12 y 18 a?os, y un equipo de 15 profesionales. ¡°Viven, duermen, comen y entrenan aqu¨ª. Les obligamos a continuar sus estudios¡±, explica Casta?o¡±.
Los contornos m¨¢s oscuros de este negocio los conoce bien Jean Claude Mbvoumin. ¡°Hay miles de ni?os africanos que llegan a Europa enga?ados por gente sin escr¨²pulos o por los propios clubes, que, cuando las pruebas no salen bien, los desechan y quedan abandonados a su suerte¡±, asegura este exjugador camerun¨¦s creador de la ONG Foot Solidaire. Hay estafadores que se presentan como intermediarios y cobran a las familias por los tr¨¢mites para llevarlos a Europa. Desde 2001, la FIFA prohibi¨® el fichaje de menores de edad.
Algunos est¨¢n incluso dispuestos a jugarse la vida. El 4 de diciembre de 2019, un cayuco rumbo a Canarias naufragaba frente a las costas de Mauritania. Murieron unas 100 personas, casi todos gambianos de un peque?o pueblo llamado Barra. Entre ellos estaban Yunusa Ciss¨¦, Dauda Fall y Pa Ousmane Diop, tres jugadores menores de edad de la Rising Stars Football Academy que ten¨ªan Europa grabada en la mirada. En octubre de 2020, Doudou Faye, de 14 a?os, mor¨ªa en una patera tratando de alcanzar su sue?o futbol¨ªstico. Su padre, que le dio el dinero, declar¨® despu¨¦s: ¡°Era mi primog¨¦nito, quer¨ªa abrirle las puertas del ¨¦xito, no hacerle ning¨²n mal¡±.
¡°Estamos hablando de ni?os, no de mercanc¨ªa. Necesitan protecci¨®n¡±, a?ade Mbvoumin. El ¨²ltimo censo realizado por Foot Solidaire data de 2014 y habla de unos 15.000 j¨®venes jugadores que salieron ese a?o de ?frica. ¡°Es un fen¨®meno incontrolable. Los Estados tienen que estar m¨¢s atentos. En Marruecos y Argelia hay miles de j¨®venes futbolistas atrapados¡±, a?ade el activista. En los ¨²ltimos a?os, la lista de pa¨ªses de destino se ha ampliado e incluye Europa del Este, Asia o Brasil, donde los mecanismos de vigilancia son m¨¢s laxos.
Ousmane Man¨¦, director del instituto de Bambali, desliza otra queja. ¡°Toda la inversi¨®n que ha recibido este pueblo est¨¢ muy bien, estamos muy agradecidos. Pero hay que cambiar las mentalidades. Este curso empezamos con 846 alumnos y solo quedan 796. La tasa de abandono es muy alta, los chicos solo quieren coger el cayuco e irse porque saben que nadie va a conseguir un trabajo por ir al instituto¡±, se lamenta. Jean Chrisologue Bonang, el ni?o de Bignona que fich¨® por el Espoirs de Guediawaye, compagina el f¨²tbol con las clases. ¡°Hay que tener un plan A y un plan B¡±, dice. A la legua se nota que es listo.
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