Si te paras, te caes
?C¨®mo es posible que hoy pueda haber alguien, sea hombre o mujer, que no se considere feminista, es decir, antisexista?
Nunca me cansar¨¦ de repetir que el progreso no es algo inevitable, porque hay un rinc¨®n irracional y ni?o dentro de nosotros empe?ado en creer que la vida siempre mejora. Pero no. Los logros se pierden, los conocimientos se olvidan, las sociedades se equivocan. Si te quedas muy callado, quiz¨¢ consigas escuchar all¨¢ a lo lejos el fragor de las civilizaciones al derrumbarse. Te dar¨¦ un ejemplo: en el siglo VI antes de Cristo, los pitag¨®ricos ya sab¨ªan que la Tierra era un globo que giraba con otros planetas en torno a un fuego central; pero 1.300 a?os m¨¢s tarde, el sabio m¨¢s importante de su ¨¦poca, Isidoro de Sevilla, cre¨ªa en una Tierra plana dentro de un cielo esf¨¦rico. Quiero decir que podemos perderlo todo. Pero todo.
Pensaba en esto al calor de la emocionante gesta de la Roja, que ha hecho historia en la lucha por la igualdad de las mujeres. A veces se nos olvida que los derechos que hoy nos parecen obvios se obtuvieron hace muy poco. Por ejemplo, hemos ido conquistando el voto a lo largo de los ¨²ltimos 100 a?os (en Francia en 1944, en M¨¦xico en 1953, en Suiza en 1971, en Arabia Saud¨ª en 2015 y s¨®lo en elecciones locales¡). Pues bien, en lo deportivo se nos ha boicoteado y ninguneado hasta ayer mismo. Qu¨¦ digo, hasta hoy. El sexismo en el deporte sigue siendo terrible, como ha quedado demostrado, por si alguien ten¨ªa alguna duda, con el inaudito comportamiento de ese orgulloso masajeador de sus propios test¨ªculos que es el australopiteco Rubiales. Asombra que, pese a tantas dificultades, las chicas de la Roja hayan conseguido triunfar. O que la colosal Mar¨ªa P¨¦rez lograra dos oros. Nuestras deportistas est¨¢n impulsando heroicamente la causa de la mujer, y el esc¨¢ndalo casi un¨¢nime que ha originado la indignante actitud de Rubiales nos parece una prueba evidente de que el feminismo avanza.
Y es cierto, avanza, pero cuidado: el empuje retr¨®grado tambi¨¦n arrecia. Porque ante todo cambio social siempre surge una fuerza contraria que intenta pararlo. ?Gandhi dec¨ªa: ¡°Primero te ignoran, luego se r¨ªen de ti, luego te atacan, entonces ganas¡±. Pues bien, en la cuesti¨®n del sexismo ahora estamos en la tercera fase, la de la guerra.
Todo esto se ve en un reciente estudio hecho en Espa?a sobre igualdad y desigualdad. La investigadora Laura Sagnier utiliz¨® una muestra de 1.000 hombres y 1.000 mujeres de 18 a 64 a?os y obtuvo datos muy chocantes. Por ejemplo, no s¨®lo hay un 8% de varones que recurre a la prostituci¨®n, sino que un 3% de mujeres tambi¨¦n lo hace, lo cual me ha dejado bisoja. M¨¢s hallazgos preocupantes: al 42% de ellas y al 62% de ellos le genera rechazo la palabra feminismo, aunque, cuando les preguntas si hombres y mujeres tienen las mismas oportunidades, el 48% de ellos y el 70% de ellas dice que no. Otra contradicci¨®n semejante es que casi todos est¨¢n de acuerdo en que padres y madres pueden cuidar a los ni?os igual de bien (lo cree el 88% de ellos y el 86% de ellas), pero, pese a ello, la mayor¨ªa piensa que los hijos peque?os pueden sufrir si las madres trabajan fuera de casa: eso opina un 57% de los hombres y, horror, el 52% de las mujeres. Inmenso cacao mental, como se ve.
Reconozco que los resultados de este estudio han supuesto un jarro de agua fr¨ªa para m¨ª. ?C¨®mo es posible que a estas alturas del siglo XXI pueda haber alguien m¨ªnimamente sensato, sea hombre o mujer, que no se considere feminista, es decir, antisexista? Yo lo veo algo tan obvio como intentar ser antirracista. Pero lo m¨¢s inquietante es que creo que las contradicciones que muestra el estudio son una consecuencia del contraataque reac?cionario que estamos viviendo, de la desinformaci¨®n y la manipulaci¨®n. Yo cre¨ªa que una mayor¨ªa de los varones estaba llegando al reconocimiento de que el feminismo es cosa de todos, de que el machismo tambi¨¦n los mutila a ellos. Pero veo el efecto de la ofensiva reaccionaria, veo c¨®mo las nuevas mentiras avivan el rescoldo de los prejuicios viejos. Cuando repito que el progreso no es algo inevitable, me lo digo tambi¨¦n a m¨ª misma. Cuidado, mucho cuidado. El feroz atrincheramiento de Rubiales ha demostrado lo crecidos que est¨¢n. Entre todas (que incluye a todos) debemos seguir buscando el camino hacia un mundo mejor. No permitamos que nos enga?en, no dejemos de intentarlo. El progreso es como una bicicleta: si te paras, se cae.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.