Un gran miniaturista
Es capaz de contar con pocas palabras cosas que la mayor¨ªa de los escritores s¨®lo acertamos a contar con muchas
Soy muy malo dando respuestas, pero no tanto formulando preguntas. Sin embargo, una vez me preguntaron qu¨¦ escritores espa?oles estaban sobrevalorados y por una vez me pareci¨® dar una respuesta correct¨ªsima: ¡°Salvo Cervantes, que est¨¢ infravalorado, todos¡±. Pero con el tiempo he comprendido que, adem¨¢s de Cervantes, hay otros escritores espa?oles infravalorados; un ejemplo: Sergi P¨¤mies.
He le¨ªdo todos los libros de P¨¤mies, desde el primero, publicado hace casi 40 a?os (Deber¨ªa ca¨¦rsete la cara de verg¨¹enza), hasta el ¨²ltimo, reci¨¦n publicado (A las dos ser¨¢n las tres), y creo que este hombre no es inferior a ning¨²n escritor de su generaci¨®n, que es la m¨ªa. P¨¤mies escribe en catal¨¢n y goza de muchos lectores en Catalu?a, donde es un personaje conocido gracias a sus art¨ªculos de La Vanguardia y sus intervenciones en radio y televisi¨®n; pero fuera de Catalu?a merece muchos m¨¢s lectores de los que tiene. Es verdad que P¨¤mies no mueve un dedo para corregir esta falta: no s¨®lo es un escritor al¨¦rgico a la solemnidad, a la pomposidad y al m¨¢s m¨ªnimo atisbo de pretensi¨®n, autosuficiencia o autobombo (no digamos a la cursiler¨ªa o el sentimentalismo); sobre todo es un tipo que detesta darse importancia: de hecho, cualquier ocasi¨®n le parece buena para quit¨¢rsela, dejando un margen generoso para que los papanatas lo consideren un escritor inocuo, prescindible. Para colmo, y aunque ha publicado novelas, desde hace a?os ya s¨®lo publica cuentos, a menudo brev¨ªsimos, que se publican en libros brev¨ªsimos. P¨¤mies es un miniaturista; o, si se prefiere un t¨¦rmino m¨¢s distinguido, un minimalista. Esto significa que es capaz de contar con pocas palabras cosas que la mayor¨ªa de los escritores s¨®lo acertamos a contar con muchas, y que algunos de sus cuentos contienen material suficiente para llenar novelas r¨ªo. P¨¤mies ha escrito sobre muchas cosas y de muchas formas, pero de un tiempo a esta parte viene practicando un funambulismo consumado consistente en caminar por el borde del abismo que separa la autobiograf¨ªa de la ficci¨®n, de tal modo que el lector nunca sabe si lo que se cuenta en sus cuentos ocurri¨® o no ocurri¨®, si ocurri¨® pero no ocurri¨® como se cuenta, o si no ocurri¨® pero se cuenta de manera que creamos que ocurri¨®. Esta incertidumbre, que ser¨ªa inaceptable en el periodismo o la historia, es absolutamente leg¨ªtima en la literatura, donde la verdad es una cuesti¨®n de estilo. Es el gran hallazgo de P¨¤mies: el estilo; una prosa tensa, hiperconcentrada, aparentemente natural y en realidad extraordinariamente sofisticada, porque, fiel a un precepto cl¨¢sico ¡ªvera ars velat artem: el arte verdadero oculta el artificio¡ª, P¨¤mies obra como los mejores: trabaja a muerte para que no se note todo lo que ha trabajado. El resultado es que estos relatos pueden leerse como la autobiograf¨ªa de un tipo m¨¢s parecido a Sergi P¨¤mies que el mism¨ªsimo Sergi P¨¤mies, como un destilado literario del individuo de carne y hueso que los escribi¨®: un sesent¨®n separado, fatalista, con dos hijos y problemas de autoestima, v¨¢stago orgulloso (pero no acr¨ªtico) de dos leyendas del comunismo espa?ol (Gregorio L¨®pez Raimundo y Teresa P¨¤mies), que observa el mundo con la integridad feroz de los viejos comunistas y el escepticismo autoir¨®nico de quien sabe de primer¨ªsima mano, como un Ob¨¦lix ca¨ªdo en la marmita de la Revoluci¨®n, que los sue?os de la raz¨®n producen monstruos. Por lo dem¨¢s, P¨¤mies es cualquier cosa menos un escritor ingenuo: sus relatos se cuestionan obsesivamente a s¨ª mismos, reflexionando sobre su propia naturaleza, sus propios designios y engranajes; no es extra?o, as¨ª, que la ¨²ltima l¨ªnea del ¨²ltimo cuento del ¨²ltimo libro de P¨¤mies cifre toda su obra: ¡°Historias inconexas que, precisamente porque sospecha que pertenecen a una dimensi¨®n inaccesible (una amalgama de pasado, presente y futuro, como cuando las autoridades cambian la hora y decretan que a las dos ser¨¢n las tres), necesita escribir, confiando en que los recursos de la narrativa breve le ayudar¨¢n a entender (¡) lo que todav¨ªa es una inc¨®gnita¡±.
En definitiva, no pierdan m¨¢s tiempo y lean a P¨¤mies: no se arrepentir¨¢n.
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