Bob Chapman: ¡°Tenemos alt¨ªsimos niveles de depresi¨®n aunque hayan mejorado las condiciones de vida¡±
La cruzada de un veterano ejecutivo por un capitalismo consciente, no salvaje
¡°La empresa puede ser la fuerza m¨¢s poderosa para hacer el bien en el mundo, pero, para ello, necesita trabajar en la prosperidad humana¡±. Este es el lema que mueve a Bob Chapman, presidente y director general de Barry-Wehmiller Group, una compa?¨ªa centenaria de origen manufacturero que el pasado ejercicio factur¨® 3.000 millones de d¨®lares y que emplea a 12.000 trabajadores. En tiempos recientes, Chapman se ha erigido como uno de los m¨¢s relevantes empresarios con un enfoque humanista. Es habitual leer su experiencia en superventas sobre liderazgo. Su ¨¦xito reside en una cruzada personal: intentar mejorar el mundo a trav¨¦s de la empresa y de sus l¨ªderes. Chapman aspira a pasar del capitalismo salvaje al capitalismo consciente.
¡°Como sociedad nos enfrentamos a una pobreza en la dignidad. Aunque hayan mejorado las condiciones de vida y la prosperidad econ¨®mica, todav¨ªa tenemos alt¨ªsimos niveles de depresi¨®n y de infelicidad. Necesitamos cuidar a las personas y, para ello, el mejor sitio para comenzar es en el trabajo¡±, afirma el autor de Todo el mundo es importante (Ediciones Obelisco), un volumen firmado junto a Raj Sisodia, l¨ªder intelectual del movimiento Capitalismo Consciente.
¡°No siempre he tenido una mirada humanista¡±, interviene el empresario. ¡°Cuando comenc¨¦, en 1975, me centraba solo en la b¨²squeda de los resultados econ¨®micos¡±. Pero a ra¨ªz de una serie de experiencias ¡ªo revelaciones, como le gusta denominarlas¡ª cambi¨® la lente con la que ve¨ªa la realidad. ¡°Comprend¨ª que la forma en c¨®mo tratamos en la empresa a cada trabajador afecta a su salud, a su matrimonio, a la relaci¨®n con sus hijos o amigos y al sentido de su vida¡±. Desde el momento en que fue consciente de algo tan aparentemente b¨¢sico, se propuso un cambio radical en la manera de dirigir: ¡°No medimos el ¨¦xito por la rentabilidad, sino por c¨®mo influimos positivamente en la vida de las personas a las que tenemos el privilegio de liderar. Cuando aprendemos a escuchar con empat¨ªa, a mejorar en el reconocimiento o a ser m¨¢s confiables, nuestras relaciones personales se vuelven m¨¢s s¨®lidas. Bastar¨ªa con que tuvi¨¦ramos las habilidades y el coraje para preocuparnos por las personas¡±, afirma. Chapman sostiene estas afirmaciones con datos que buscan confirmar que dicha cultura puede resultar beneficiosa tambi¨¦n en el plano econ¨®mico. Desde 1987 han ¡°adoptado¡± (traducci¨®n humanista de ¡°adquirido¡±) m¨¢s de 130 empresas y su crecimiento anual es del 14%. Adem¨¢s, tiene a gala contar con los menores ¨ªndices de rotaci¨®n del mercado.
¡°Las universidades est¨¢n centradas en fomentar habilidades que ayudan a crear riqueza, pero necesitamos otras actitudes para cuidar los corazones y las mentes de las personas¡±, comenta con respecto a un sistema educativo que, seg¨²n ¨¦l, a¨²n est¨¢ algo anclado en los principios de la revoluci¨®n industrial. Por dicho motivo, Bob Chapman se dedica a inspirar a los l¨ªderes de todo el mundo en este cambio que propone a trav¨¦s de las charlas que imparte y del impulso a la Humanistic Leadership Academy, cuyo objetivo es formar a profesores universitarios en liderazgo humanista. Todo ello, con un prop¨®sito claro: hacer del mundo un lugar m¨¢s humano.
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